Los tractores han tomado este sábado de nuevo las calles de Vitoria. Media docena de vehículos ha acompañado el recorrido de centenares de personas que, convocadas por sindicato UAGA y las plataformas Araba Bizirik y Bionekazaritza, ha exigido la paralización de todos los proyectos de centrales eólicas y fotovoltaicas que se están tramitando en Álava y que, según denuncian, “están arrasando el territorio”, “ponen en peligro la vida rural” y el futuro de la ganadería y la agricultura. “La transición energética no puede suponer la supresión de la vida en los entornos naturales y rurales”, han señalado.
Los manifestantes han denunciado el “acoso” de los promotores de energías renovables para “ocupar” tierras agrícolas, en un “saqueo” que se lleva a cabo “con la ayuda inestimable de nuestras actuales instituciones”, denuncian. “El territorio no puede convertirse en moneda de cambio de lo que las grandes empresas energéticas han llamado transición energética”.
La manifestación se ha convocado en defensa del sector agrícola y ganadero frente al “acoso sistemático” que denuncian sufrir por el “constante goteo de macroproyectos de energías renovables” y el “plan industrializador indiscriminado y masivo” al que se quiere someter Álava, pero los mensajes de los convocantes han tenido un destinatario principal: los macroparques proyectados por Solaria en el territorio. Esta empresa ha solicitado autorización para tres nuevas instalaciones que sumarán 373 hectáreas y 310.000 placas fotovoltaicas. Cada instalación -Solaria Zierbena Solar 2, 3, y 4- tendrá una potencia de 49,8 MW con 103.432 placas solares y ocupará unas 100 hectáreas distribuidas en los municipios alaveses de Vitoria, Ribera Baja, Zigoitia, e Iruña de Oca. Estas plantas precisarán de una línea de alta tensión para llevar la energía desde los parques fotovoltaicos proyectados en Álava hasta la subestación eléctrica de Zierbana en Bizkaia. Estos tres parques se unirán a otras dos que ya disponen de autorización y que podrían empezar a construir en breve: Vitoria 1 y Vitoria 2 de 100 MW de capacidad total, situadas en Arratzua-Ubarrundia, Elburgo y Vitoria, con 90.000 paneles cada una.
“Hoy, las personas labradoras y ganaderas que ven peligrar su vida rural, vecinas y vecinos de nuestros pueblos que sienten amenazada la vida que han proyectado en ellos, gente de Gasteiz que sienten cómo el entorno de la ciudad que la hace más vivible se desvanece, todas estas personas con recorridos vitales y actividades muy diversas salimos a la calle para oponernos a esta aberración”, han denunciado en un comunicado leído al término de la manifestación.
Consideran que se ha puesto en marcha una estrategia para convertir Álava en “un gran polígono industrial donde no se distinga el monte del asfalto”. “Todo esto, que tendrá un efecto irreversible contra nuestra forma de relacionarnos con la tierra y que irremediablemente degradará los montes, los arroyos, las cumbres, las laderas, los hayedos, los pastizales y toda esa vida que en ello habita y que es tan necesaria, es imprescindible detenerlo”, aseguran. También han cargado contra “invernaderos industriales y vías paralelas de tren innecesarias” en relación al tren de alta velocidad que, según aseguran, “sólo tienen un interés, que no es común. Es el interés egoísta de quienes especulando con la necesidad de una verdadera transición energética nos bombardean con infraestructuras falsamente renovables para incrementar ilimitadamente de sus ganancias”.
Un “saqueo” que se lleva a cabo con “la ayuda inestimable de nuestras actuales instituciones”, señalan. En este sentido, han criticado “la política errática” del diputado General de Álava, Ramiro González, “cuando una semana hace unas declaraciones y a la siguiente lo contrario”. O el “más absoluto desprecio por la vida rural” manifestado por la diputada de Medio Ambiente y Agricultura, Amaia Barredo, “cuando muestra interés exclusivamente por aquellos proyectos y operaciones en las que se pueden tener réditos económicos y al mismo tiempo despreciando sus afecciones”. También ha criticado que el Gobierno vasco plantee un Plan Territorial Sectorial (PTS) de Energías Renovables, “que no sólo convierte Álava en un territorio de sacrificio, sino toda la comunidad autónoma vasca”. Un plan que, por cierto, sigue sin aprobarse.
Además de exigir la “paralización de los proyectos” que se están tramitando en estos momentos, piden una participación real y activa de las entidades locales para impulsar proyectos comunitarios de energía renovable a escala local, que la actividad agrícola y ganadera se considere como estratégica y que las personas que viven en entornos rurales “no estén supeditadas a los intereses de la expansión industrial indiscriminada”.