El lehendakari, Iñigo Urkullu, ha realizado este domingo desde Hiroshima, en el marco de su viaje oficial a Japón, un llamamiento a la paz y contra “la inhumanidad”, cuando Israel y Hamás se encuentran en plena guerra en la franja de Gaza y prosigue el conflicto bélico en Ucrania tras la invasión rusa, entre otros escenarios. En todo caso, ha querido transmitir un mensaje “de esperanza” porque “es posible vivir y convivir”, y preservar de la guerra a futuras generaciones.
Urkullu, que se encuentra de viaje oficial a Japón, ha realizado este emplazamiento después de visitar el Museo Contemporáneo de la Paz y el Parque memorial dedicado a las víctimas de la primera bomba atómica lanzada contra la población civil de la ciudad japonesa el 6 de agosto de 1945, ataque nuclear que provocó su devastación y la muerte a más de 140.000 personas, informa Europa Press.
En declaraciones a los medios de comunicación en el Parque Memorial de la Paz de la ciudad, junto al domo de la bomba atómica -el único edificio que sobrevivió al ataque nuclear-, el lehendakari ha destacado que Hiroshima, “que sufrió los efectos de la barbarie”, al igual que la localidad vizcaína de Gernika -bombardeada por la aviación nazi el 26 de abril de 1937 durante la Guerra Civil- “quedaron marcadas como ciudades mártires”. “Es un día que no podemos olvidar, que no puede quedar en un olvido fatídico, como fue el propio ataque”, ha asegurado.
A su juicio, ahora también hay que hacer un llamamiento a la paz en un momento en el que se asiste “a guerras y conflictos dramáticos que producen miles de víctimas y destrozan hogares marcando así el destino de las futuras generaciones”. Se trata, según ha precisado, de un emplazamiento en el que también Euskadi, Hiroshima y Japón “están comprometidos desde la educación en valores y el compromiso, que redunden en un mundo más justo y basado en la paz y el respeto a los derechos humanos”. “Compartimos un llamamiento contra la violencia y la guerra que sale del corazón y la conciencia de la humanidad que anhela la paz”, ha asegurado.
En este sentido, ha resaltado que apuestan “por la esperanza, por la vida, por el futuro de generaciones para que no tengan que conocer nunca más la barbarie”. “Trasladamos desde aquí al mundo un mensaje de esperanza. Es posible vivir y convivir en paz. Que así sea”, ha afirmado.
Para el lehendakari, es “una necesidad seguir reivindicando la paz”, y ha asegurado que el Museo Hiroshima refleja “la inhumanidad que también subyace en las personas” y que les hace “ser salvajes” cuando “no toman en consideración la dignidad humana” por primar “los intereses que nunca van en beneficio de la sociedad, sino en su perjuicio”.
Tras recorrer el centro museístico, ha reconocido que ha sentido “un profundo dolor, horror y tristeza”, porque “remueve los sentimientos más primarios, humanos, que deben ser los del respeto a la otra persona”. Iñigo Urkullu, que se encuentra de visita oficial a Tokio al frente de una delegación vasca, se desplazó ayer por la tarde a Hiroshima para visitar, a primera hora de este domingo, el Museo Conmemorativo de la Paz.
Posteriormente, se ha reunido con el alcalde de Hiroshima, Kazumi Matsui, con el que ha acordado reforzar la colaboración entre el centro para la Paz y Cultura de la ciudad japonesa y Gogora, el Instituto vasco de la Memoria, la Convivencia y los Derechos Humanos. El convenio se materializará en los próximos meses y, entre otras iniciativas, favorecerá el intercambio entre jóvenes de Euskadi y la ciudad nipona.
Precisamente, en abril de 2018 Urkullu presidió en Gernika el acto de plantación de un retoño del árbol “ginkgo biloba” de Hiroshima, un símbolo de esperanza en Japón, en el que estuvo presente el propio Matsui. El retoño se trasplantó en el Parque Europa, cerca del lugar en el que se encuentra el mítico árbol de Gernika, durante la celebración del 81 aniversario del bombardeo de la villa vizcaína. El árbol de Hiroshima plantado en el municipio vizcaíno procedía de un ejemplar que sobrevivió a la primera bomba atómica, pese a que se encontraba situado a escasos mil metros del epicentro de la explosión.
El lehendakari iba a devolver la visita en 2019, pero la pandemia le impidió viajar a la ciudad. Finalmente, hoy ha tenido la oportunidad de cumplir su compromiso. Las imágenes y objetos que recuerdan la masacre que sufrió Hiroshima han causado un fuerte impacto en los integrantes de la delegación vasca que han visitado el Museo Contemporáneo de la Paz. El lehendakari estaba visiblemente conmocionado, y su mujer, Lucía Arieta-Araunabeña, que le acompañaba en el recorrido, no ha podido contener las lágrimas.
Iñigo Urkullu ha sido recibido a las puertas del centro museístico por su director, Koichiro Maeda, que le ha ido explicando cada uno de los hitos del ataque nuclear y los momentos posteriores que han quedado plasmados en imágenes. El Museo, que se inauguró en 1955, diez años después del ataque, expone con detalle la catástrofe que supuso la bomba atómica con fotografías de heridos en el día del bombardeo, ropa que llevaban las víctimas, pinturas del momento realizadas por supervivientes, el triciclo que montaba un niño de tres años que falleció en el ataque, o pantallas que muestran la destrucción masiva causada por la bomba atómica que, mediante la proyección de imágenes generadas por ordenador, recrean el momento de la explosión.
La exposición recoge también diferentes momentos de la corta vida de Sadako Sasaki, que tenía dos años cuando se lanzó la bomba atómica y falleció a los doce años por la leucemia que le provocó la radiación a la que había sido expuesta por la 'lluvia negra' posterior al bombardeo. Sasaki ha quedado en la memoria colectiva con el nombre de 'la niña de la grulla', ya que realizó grullas de papel para pedir su curación.
Maeda ha enseñado al lehendakari dibujos de las áreas afectadas por las bombas atómicas de Hiroshima y Nagasaki, ciudad japonesa que también fue bombardeada posteriormente con 70.000 víctimas mortales. En Hiroshima, de sus 350.000 habitantes, fallecieron en el primer año del ataque nuclear 140.000. El director del Museo ha explicado las razones por las que EEUU eligió esta ciudad japonesa como lugar para lanzar su primera bomba atómica, por su especial orografía que hacía más eficaz el ataque y el destacamento militar que había allí.
Tras observar consternado las imágenes, Iñigo Urkullu ha preguntado a Koichiro Maeda por qué, tras ver la destrucción y muerte provocada por la bomba en Hiroshima, los estadounidenses decidieron lanzar un nuevo ataque nuclear sobre Nagasaki. La respuesta ha sido contundente: los americanos tenían prisa por acabar cuanto antes la Segunda Guerra Mundial. Japón se rindió posteriormente. Tras abandonar el museo, el lehendakari ha plasmado su firma y una dedicatoria en el libro de autoridades que han visitado la exposición, y ha entregado el director del centro museístico una pequeña reproducción del árbol de Gernika.
El texto escrito por Urkullu afirma en euskera: “En nombre de toda la ciudadanía vasca, mi reconocimiento a la Hiroshima. Tengo presente a todas las víctimas que sufrieron el ataque nuclear del 6 de agosto de 1945. Ellas son las que nos recuerdan la necesidad de construir un mundo mejor y en paz. Que así sea”.
Con la Embajada española
Antes, la delegación visitó la exposición 'Kids Guernica', que cuenta con obras de grandes dimensiones en favor de la paz pintadas por niños de distintos países. La muestra la integra un total de nueve obras grandes dimensiones elaboradas por niños de la propia Gernika, entre ellas una reproducción del cuadro de 'Guernica' de Picasso, así como de Hiroshima y Nagasaki. La exposición incluye murales realizados por niños de otros países, entre ellos ucranianos, concretamente de Bucha, que sufrió la masacre por parte de las tropas rusas que invadieron el país.
Han acompañado al lehendakari durante la visita a la exposición el embajador de España de Japón, Fidel Sendagorta, Minoru Wakanabe, encargado de recopilar las obras, y Jesús Sanz Escorihuela, consejero de cultura de la embajada, exembajador español en Nueva Zelanda y de la UE en Tailandia, que ha ofrecido las explicaciones sobre el significado y procedencia de cada obra.
Al finalizar el recorrido, la violinista japonesa Yasuzuka Kanon ha tocado unas piezas con un violín que se localizó en Hiroshima después del lanzamiento de la bomba atómica durante la II Guerra Mundial, y entre otras melodías, ha interpretado la canción 'Txoria txori' de Mikel Laboa. El instrumento musical pertenecía a un ruso, pero fue fabricado por un artesano ucraniano, por lo que tiene en su interior una inscripción en cirílico.