Querido Presidente Mariano Rajoy:
Me vas a permitir que te escriba, a sabiendas de la terrible soledad y abandono que sufres, y que tan bien conocemos. Después de haber ganado las elecciones generales del pasado veinte de diciembre, una victoria amarga por incompleta, y ante el generalizado rechazo de todas las formaciones políticas habidas y por haber en este país, te encuentras en tu atalaya defensiva viéndolas venir. También su majestad el Rey tiene poca fe en tu candidatura para la Presidencia del Gobierno, y parece ser que esa opinión no es ya anatema sino que incluso dentro del Partido Popular que presides comienza a tomar arraigo.
Como ser pasivo que eres, piensas que el tiempo está a tu favor, mueves tus piezas en el tablero, pero no sabes que ciertamente tu tiempo ya ha pasado. Otros han tomado la iniciativa por ti, que sí, incierta, arriesgada, insolente e impúdica, pero cabalgan ya a lomos del futuro sobre un nuevo corcel abandonando tus sombríos dominios. Así es la vida Mariano, unirán sus fuerzas pues ahora toca cambiar las manillas del reloj para adelantar los tiempos, esos que tú helaste, como carámbano en una fría mañana de invierno. Recuerda que aunque has obtenido el mayor número de escaños, nuestro parlamento se basa en la aritmética y en minoría debes tener apoyos de los demás. Y desafectos los que te has ganado durante estos cuatro años de prepotencia y de ausencia negociadora, ¿cómo quieres que te apoyen ahora? Nadie te llama, nadie te descuelga, nadie te escribe.
No sabemos si lo que vendrá será mejor o peor, solamente que será distinto a estos años de desaciertos sociales y morales, con una base de corrupción putrefacta, de los que tu partido conoce en profundidad, aunque también otros lo sufren. Mariano, tu candidatura será con total probabilidad rechazada; y no por pocos, sino por una legión entera. Tu gobierno en funciones se tornará por momentos en moribundos ministros, que verán palidecer sus rostros y sus carteras, ante una avalancha contraria a lo que representas: el pasado.
Ya de hecho se ven señales de la debilidad, esa que demuestra el que ve la certera muerte cercana; como por ejemplo el uso propagandístico, el pasado cuatro de enero, de la subida de las pensiones un 0,25%. Mediante una carta personal remitida a los pensionistas españoles, la ministra en funciones Fátima Báñez felicitaba el año nuevo por la subida de esa cantidad inmisericorde. Parece que quieren que se celebren nuevas elecciones, que fracasen todas las investiduras, y por eso continúan claramente en campaña electoral, por si acaso.
Día a día parece que la candidatura de Pedro Sánchez por el PSOE tendrá más opciones de salir victoriosa. Así lo reconoce ya Albert Rivera, líder de Ciudadanos, que al comienzo de esta película se echó en tus manos garantizándote su abstención. Pero negó a Pedro Sánchez tres veces, y ahora dice que se abstendrá con los dos, ¡vaya juego de tronos!. La cuestión es que nadie se venda al diablo por la Presidencia, a los independentistas y extremistas me refiero, y que no traspase las líneas que permitieron en 1978 cerrar una de las heridas más profundas de España y sentar las bases de un Estado moderno, eficaz y convergente con Europa. Con la unidad del Estado no se trafica, ojalá que cuando llegue el momento el PP se abstenga en la segura investidura de Pedro Sánchez, aunque antes los burros volarán, y no se tenga que recurrir al lado oscuro de la fuerza para alcanzar la dorada trona, sino darnos un abrazo que nos haga recuperar la esperanza en el futuro.