Huerta Montero estrena festival del solsticio de verano
El yacimiento histórico de Huerta Montero estrena propuesta para dar la bienvenida al verano el 25 de junio, con visita teatralizada, cata comentada de vino y remate con observación del cosmos, utilizando telescopios robóticos. Todo, a partir de las 21.30 horas, en una noche para disfrutar en familia de este festival del solsticio de verano, una cita para la que hay que hacer reserva previa en la Oficina de Turismo de Almendralejo.
Es la primera vez que Huerta Montero organiza un evento al hilo del solsticio de verano, de ahí la novedad, porque lo que se lleva organizando en este sepulcro histórico en los últimos años es una cita con el solsticio de invierno. Un evento que en apenas tres años ha conseguido convocar a decenas de visitantes con ganas de vivir en directo un magnífico espectáculo natural en este rincón de Extremadura.
La magia de Huerta Montero
La orientación noreste del sepulcro de Huerta Montero de Almendralejo lo convierte junto al malagueño de Antequera en uno de los dos destinos privilegiados de España para disfrutar del solsticio de invierno, un fenómeno que tiene lugar apenas 15 días en diciembre marcando el inicio del invierno astronómico con días más cortos y noches más largas. El sol brilla en esas jornadas con una intensidad especial y lo que se puede observar en este enclave es algo así como una imagen de película a cámara lenta en la que los rayos van entrando en escena por el sepulcro y el corredor del yacimiento, iluminándolos lentamente, un espectáculo que se ve favorecido por esa orientación tan precisa.
Son tres años los que se lleva celebrando esta fiesta del solsticio de invierno en el sepulcro de Huerta Montero que cada vez gana más adeptos tanto entre viajeros como entre profesionales especializados (astrónomos, arqueólogos, geólogos…) que se desplazan desde todos los rincones de España a conocerlo en vivo y en directo en Extremadura.
La nueva cita con el solsticio de verano es una ocasión más para descubrir este sepulcro de la Edad del Cobre que sirvió como enterramiento colectivo durante al menos mil años. Es una de las sepultruas más singulares de Extremadura, tiene un estado de conservación excepcional y más de cien tumbas en un espacio de 15 metros.
