Extremadura, Aragón y Navarra son las comunidades que más grullas acogen tras producirse esta semana pasada la primera gran oleada migratoria de la temporada de ejemplares procedentes del norte de Europa, ha explicado el secretario general de Grus-Extremadura, José Antonio Román.
En total, unos 75.000 ejemplares han aterrizado en la Península Ibérica “en busca de zonas con climas templados para invernar”, ha explicado Román, quien ha señalado que el inicio de esta temporada “se ha retrasado por las altas temperaturas”.
Así, en la segunda semana de octubre de 2016 “ya había 20.000 grullas entrando por los Pirineos”, mientras que este año, “en esa fecha apenas contabilizábamos 2.000 ejemplares en la península”.
En cuanto a las zonas elegidas por estas aves “son las mismas que en años anteriores”, ha incidido Román, quien ha destacado la comunidad autónoma de Extremadura, que acoge 50.000 ejemplares -sobre todo en la provincia de Badajoz-, tras el paso de las bandadas por Aragón y Navarra.
Estas comunidades también encabezaron los censos del pasado mes de enero, cuando la Península Ibérica acogió 271.576 grullas, una cifra récord desde que existen registros.
En concreto, la especie que llega a España es la grulla común (grus grus), “la única que permanece en Europa tras la desaparición de la grulla damisela (grus virgo)”, presente hasta mediados de los años 50, según este experto, y sus rutas vienen marcadas “sobre todo por la facilidad de acceso al alimento en climas templados”.
Por el contrario, en las regiones del norte de la península “no hay tantos ejemplares por las bajas temperaturas, pues se producen más heladas que congelan los entornos en los que se alimentan”.
Bellotas, su manjar
En su dieta, “las bellotas son uno de sus manjares favoritos”, según ha señalado este experto, “sobre todo en la etapa previa a iniciar el recorrido de vuelta, por las proteínas que contiene este fruto”, además del maíz, el arroz, los bulbos, pequeños invertebrados e incluso anfibios, pues “son aves que se adaptan a lo que encuentran”.
Tanto que en la localidad extremeña de Navalvillar de Pela, en Badajoz, “un agricultor sembró cacahuetes hace unos años y tenemos constancia de que también los consumieron”, ha señalado este ornitólogo.
Sin embargo, la situación ha cambiado en muchas de estas regiones, como por ejemplo en Extremadura, “por la transformación de cultivos de secano a regadío”, ha lamentado Román, que ha hecho hincapié en que el impulso de la Política Agraria Común, la PAC, “ha favorecido la presencia de cultivos de arroz o trigo, lo que ha diseminado a los grupos de grullas”.
A pesar de ello, “esta especie consigue adaptarse al entorno en el que se encuentra” y cada año aumentan los registros de su presencia en la Península Ibérica.
En esta temporada “aún es pronto para hacer una previsión de la cantidad total que aterrizará buscando nuestras condiciones climáticas”, ha reconocido este ornitólogo, que espera que “el sonido de las bandadas de grullas continúe incluyendo en su trayectoria los campos españoles”.