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Las elecciones autonómicas en Extremadura: no es PSOE o PP, es izquierda o derecha

Candidatos que participaron en el debate electoral organizado por la TV autonómica el 17 de mayo

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Las elecciones autonómicas del 28M en Extremadura van a marcar, sin duda, un tiempo nuevo. No solo porque son las primeras tras la pandemia de la COVID ni por la sequía o la guerra en Ucrania y cómo se van a gestionar desde aquí sus consecuencias. Esta cita electoral va a suponer, a tenor de todas las encuestas que se han publicado, incluida la de elDiario.es Extremadura, la entrada en juego de la política de bloques, a la que la comunidad había permanecido ajena tras la inesperada mayoría absoluta de los socialistas en 2019.

Aunque los dos partidos mayoritarios se juegan la Presidencia de la Junta de Extremadura, estas elecciones no van solo de PSOE y PP. Unidas por Extremadura y Vox, que se estrenará en la Asamblea, se antojan clave para conformar Gobierno, una vez que los sondeos dan por desaparecido a Ciudadanos y con muy pocas opciones a la amalgama de partidos regionalistas, que en el algún caso se quedan a un puñado de votos de conseguir un asiento en la Asamblea.

Los socialistas de Guillermo Fernández Vara, que busca su cuarto mandato, confían en ser la fuerza más votada este domingo e incluso en volver a conseguir una mayoría absoluta, lo que supondrá alcanzar el umbral de los 33 diputados (ahora tienen 34). En el PSOE hay quien se muestra tranquilo porque las encuestas “siempre nos dan menos escaños de los que sacamos, ya pasó hace cuatro años”, y quien opta por la prudencia: “Sabemos que vamos a ganar, pero ahora hay que sumar”.

Y es aquí donde Unidas por Extremadura puede tener mucho que decir porque podría igualar sus cuatro escaños o incluso superarlos. Su candidata, Irene de Miguel, asegura que es el momento de entrar en la Junta de Extremadura para protagonizar el primer Gobierno de coalición en esta región, y, además, de izquierdas. De hecho, pone en valor no solo los logros sociales auspiciados por su formación en el Ejecutivo de Pedro Sánchez, sino la experiencia de Illes Balears o la Comunitat Valenciana, donde estas coaliciones han resistido toda la legislatura, al contrario de los gobiernos de PP con Ciudadanos.

En el PSOE no se atreven a negar esta opción con rotundidad pero esperan que, en una hipotética negociación, no sea necesario “tirar” de todos los representantes de UPE, “solo uno o dos”. Y no es de extrañar porque a ambas formaciones de izquierda les separa un abismo en algunas cuestiones decisivas. Por ejemplo: cómo llevar a cabo la transición energética, la gestión de la sequía y sus consecuencias para el campo extremeño, la soberanía de los recursos naturales (sol, agua, litio, minerales...), la mina de Cáceres, la revisión de los espacios naturales, el resort de lujo Isla de Valdecañas...

A pesar de ello, desde la confluencias de izquierdas ven posible un pacto porque, incluso con estas diferencias, “compartimos mucho en nuestros programas electorales”. Como afirmó De Miguel en la entrevista concedida a este periódico: “Obligaremos al PSOE a cumplir con sus promesas”.

A por la Junta aunque sean segundos

En las filas del PP admiten que es “muy complicado” conseguir la confianza mayoritaria de los extremeños con una candidata “nueva y casi sin experiencia aunque con un equipo detrás con mucho talento”. Pero la posibilidad de sumar con la extrema derecha “puede darse”, afirma un cargo de este partido que admite que la estrategia de su candidata, María Guardiola, de repudiar a Vox en un posible Gobierno “es arriesgada pero valiente”. “Coincidimos en muchos asuntos clave y con su apoyo puntual como Vara hizo con Unidas en 2015 sería suficiente”, explica. Incluso están dispuestos a pelear el acuerdo aunque no sean la lista más votada el domingo.

Sin embargo, PP y Vox también difieren en temas que durante la precampaña y la campaña han hecho saltar chispas, aunque quizá por marketing. Guardiola ha expresado su defensa de la inmigración, el aborto, los derechos de las personas LGTBI y ha reconocido la violencia machista: “Existe y es una lacra”, dijo en un programa de RTVE.

Son logros sociales sobre los que la extrema derecha puede tener influencia, como ha sucedido por ejemplo en la Comunidad de Madrid, y obligar al PP a derogar leyes o simplemente dejarlas sin desarrollar, como con la Ley de Igualdad LGTBI de Extremadura. Otro ejemplo, el candidato de extrema derecha a la Junta, Ángel Pelayo Gordillo, negó la existencia de la violencia de género en el debate de Canal Extremadura TV y ni siquiera respondió a la pregunta de cuáles son sus planes para el Instituto de la Mujer y las Casas de la Mujer, que acogen a las víctimas. Claro, que, a falta de un programa electoral con propuestas concretas para Extremadura, todo lo que reveló en ese debate fueron generalidades.

Con ambos bloques igualados y con diferencias ideológicas insalvables este domingo habrá que tener la calculadora en la mano para saber si gana la izquierda o lo hace la derecha.

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