Este domingo estamos llamados de nuevo a las urnas, en este caso para elegir nuestros representantes al Parlamento Europeo, y aunque pueda parecer que son unas elecciones alejadas, y que no van con nosotros, nos jugamos mucho en esta cita electoral. Diría que son las elecciones más importantes desde que nos incorporamos a la Unión Europea. Y es que muchas de las decisiones que se toman en Europa nos afectan directamente.
En esta ocasión votar porque Europa sea una tierra que apueste por la paz y no por la guerra es de vital importancia. Una Europa donde los derechos de las personas, la transición energética justa y la emergencia climática sean las prioridades políticas. No nos merecemos una Europa que, como consecuencia del conflicto bélico, vuelva a abrazar a la austeridad y donde vuelvan los hombres de negro con recortes en los servicios públicos, en el estado de bienestar, pero también en la Política Agraria Común.
Y es que precisamente el campo extremeño es uno de los sectores más afectados por las políticas que vienen desde Europa. A la derecha y a la extrema derecha se les llena la boca diciendo que son los que realmente defienden el campo, y que es necesario votarles a ellos para que todo cambie pero la realidad es que hasta ahora quien ha tenido mayoría en el Parlamento Europeo han sido ellos, quienes han impulsado políticas en contra de la agricultura familiar y profesional han sido ellos y quienes han aprobado tratados comerciales con terceros países que tratan a la agricultura como moneda de cambio han sido ellos (en esto último el PSOE también ha ayudado). Acuerdos totalmente lesivos con nuestro campo como el Tratado con Vietnam, que, por cierto, tuvo el respaldo del señor Hermann Tertsch de Vox. El mismo Hermann Tertsch que ahora, como candidato en estas elecciones, aboga por revisar los acuerdos comerciales que él mismo ha impulsado y aprobado, para salvaguardar, dice, los intereses del campo. Así se defiende el campo, ¡claro que sí!
Por cierto, las políticas agrarias que tanto cuestiona la extrema derecha en nuestro país tienen también un sello ultraconservador, ya que han sido impulsadas por el actual comisario europeo de Agricultura, el polaco Janusz Wojciechowski, miembro del Partido de los Conservadores y Reformistas Europeos, donde se integra Vox. Unas políticas que no benefician a la agricultura y ganadería social y familiar, sino al agronegocio y a los fondos de inversión, y que siempre han perjudicado al sector primario mientras beneficiaban a otros sectores.
Extremadura también se juega este domingo en estas elecciones infraestructuras importantísimas, como el tren Ruta de la Plata, que nos permitan conectarnos y vertebrarnos. Infraestructuras importantísimas para el desarrollo social y económico de una región que lleva décadas siendo considerada como la más pobre de España, según Eurostat. Sin embargo, somos un territorio rico en energía y minerales, y eso hace que Europa nos vea como una tierra de sacrificio para impulsar una transición energética de la que solo se van a beneficiar unos pocos.
Pero el próximo domingo no solo nos la jugamos en el campo o en sectores estratégicos como la energía. También nos jugamos los derechos y libertades que tanto han costado conseguir. Y es que el avance de la extrema derecha en algunos países de la Unión Europea puede hacer que se repliquen políticas que ya se están desarrollando en algunos lugares, como por ejemplo, en la Italia de la señora Meloni, a la que el señor Feijóo y el señor Sánchez quieren hacer pasar como moderada, donde se ha impedido que las madres lesbianas puedan filiar a sus hijos e hijas. También hemos visto lo que está pasando en Polonia, donde han establecidos lugares libres de personas LGTBI, o en la Hungría de Orbán donde una ley prohíbe mostrar o promocionar la homosexualidad.
Estos pasos hacia atrás en derechos y libertades en el colectivo LGTBI nos deberían preocupar, y mucho. Como también nos debería preocupar el desmantelamiento que está realizando el señor Milei en Argentina, referente de la extrema derecha española y europea, del estado de bienestar. En tan solo dos meses ha conseguido empobrecer a pensionistas y trabajadores, que tienen que elegir qué comida hacer al día porque no les llega para hacer tres.
Hay que parar todo esto. Hay que impedir que la derecha y la extrema derecha tengan tanto poder en Europa que se atrevan a retroceder décadas, que se atrevan a acabar con avances sociales y con derechos fundamentales, y que se atrevan a convertir a Extremadura en tierra saqueada. Y para ello, hay que ir a votar este próximo domingo. En estas elecciones, al regirse a través de la circunscripción única, todos los votos valen lo mismo, ninguno voto se pierde. Así que, a votar, que nos lo jugamos todo. PODEMOS cambiar las cosas. ¡Sí se puede!