“Aquello era una isla de libertad, mientras que las calles estaban tomadas por los ‘grises’ montados en caballo, dentro hablábamos de democracia”.
Este es el recuerdo que tiene el socialista extremeño Francisco Fuentes de aquel congreso del PSOE, que se celebró del 5 al 8 de diciembre de 1976. Era un momento histórico para España, y así se podía respirar en aquellas salas del Hotel Meliá Castilla de Madrid.
Habían hecho falta que 40 años para que el PSOE volviera a celebrar un congreso en territorio nacional. Hacía el número XXVII. El partido no celebraba una asamblea general en España desde la II República y la Guerra Civil, y en las paredes de aquél hotel se vivían momentos intensos.
Francisco Fuentes, senador socialista por Extremadura hasta el pasado mes de julio, tenía tan solo 26 años. Formó parte de la organización y desde el control de las credenciales, en la puerta, vio pasar a muchos socialistas. A grandes personalidades de la socialdemocracia europea, como Olof Palme, Willy Brandt o François Miterrand.
La imagen que retiene en la retina es la de aquellos viejos socialistas que querían entrar. “Para nosotros, políticamente, era importante. Pero para los mayores socialistas era la emoción de sus vidas”.
Aparecían en el hotel con sus sentencias de muerte en mano. Con sus carnés despintados del PSOE. Con sus credenciales de las casas del pueblo de los años 30. Credenciales que certificaban sus convicciones socialistas. De corazón.
Recuerda cómo tuvieron que habilitar una sala para que todos los veteranos vivieran aquel momento. Viejos que se reencontraban 40 años más tarde con antiguos compañeros a los que daban por muertos. Gente a la que habían perdido la pista.
Difícil expresar con palabras los sentimientos que inundaban la mente de aquellos embajadores de la memoria de España. De la memoria de la República. Difícil explicar en una conversación cómo les había tratado la vida tras cuatro décadas de una dictadura militar.
Un proceso fundamental en la historia de España
Guillermo León, historiador, afirma que esel congreso es fundamental para la historia de España. León, que ha centrado su tesis doctoral en la trayectoria del PSOE en los años 70 y 80, así como los orígenes del PSOE de Extremadura, apunta que supone la puesta de largo en el país para un PSOE aún no legalizado, pero sí autorizado por el régimen para celebrar este congreso.
Importante porque acuden personalidades de la socialdemocracia europea. También porque el congreso supondrá el ‘espaldarazo’ para Felipe González, con un perfil más radical que la posición que desde el exilio había tenido el socialista Rodolfo Llopis.
“Socialismo es libertad”
“Recuerdo con emoción las resoluciones, que eran reconquistas de libertades y socialismo. Recuerdo el lema: Socialismo es libertad”. Así lo pone de manifiesto el extremeño Francisco Fuentes, que narra con cariño aquella nave gigante del Hotel Meliá. Toda llena de sillas. En sus paredes se hablaba de democracia en mayúsculas.
Cuenta cómo experimentaba sentimientos encontrados en su interior. Lo cierto es que el franquismo seguía presente, no había desaparecido a falta de la llegada de una democracia incipiente. “El franquismo se resistía a desaparecer, y solo hacía falta poner un pie en la misma calle donde se celebraba el congreso para comprobarlo”.
“Al día siguiente a cualquiera de la calle, por decir alguna de las consignas que repetíamos dentro, lo hubieran detenido. Te ibas a comisaría por gritar cualquiera de los eslóganes que retumbaron allí dentro”.
Recuerda también los momentos de emoción entre los jóvenes al escuchar hablar a gente “carismática”. Comenta que se quedaban boquiabiertos con un Felipe González que por aquellos entonces tenía poco más de 30 años.
El radicalismo del PSOE extremeño
El historiador Guillermo León explica que fue un congreso radical en cuanto a las resoluciones que se adoptan. Un PSOE que se declara como un partido masas, marxista y democrático. Más tarde, en el 79, se despoja de parte de esas etiquetas.
Rechazan una ‘acomodación’ hacia el capitalismo, dentro de una sociedad socialista autogestionaria, internacionalista, antiimperialista. Se habla de un Estado federal, de una república federal.
Con Alfonso González Bermejo al frente de la delegación de Badajoz, y también con Juan Carlos Rodríguez Ibarra, los discursos de la delegación extremeña fueron recordados por su radicalismo. Puede que a los ojos de la prensa regional del momento desentonaran, pero no dentro del congreso. Sus propuestas venían a coincidir con las resoluciones que iban a ser aprobadas según apunta el experto historiador.
La delegación de Badajoz propone la salida del PSOE de la Internacional socialista, parta acercarse a un ideario más a la izquierda. También plantea la posibilidad de abrir la libertad de filiación sindical. Lo que suponía un ‘torpedo’ para la línea de flotación socialista, porque no se entendía hasta entonces al PSOE sin la afiliación a la UGT.
Cuenta el Diario HOY en su edición del 7 de diciembre de 1976 cómo la federación del PSOE de Badajoz efectivamente intervenía con un estudio de urgencia sobre la salida del Partido Socialista de la Segunda Internacional, donde se engloban distintas tendencias del socialismo.
El enviado especial a Madrid, el periodista José Carlos Duque, preguntaba al socialista Manuel Rojas si tenía la percepción de que la delegación de Badajoz era una de las “más radicalizadas”. “Nos afirma que en cualquier partido caben diferentes tendencias, pero que la única tendencia que puede vislumbrarse en Badajoz es que se pretende un PSOE marxista, social, obrero y sin desviación”.
Cuenta el periodista otro detalle interesante, referente a la presencia mayoritaria de jóvenes desde la delegación extremeña, excepto dos delegados de Cáceres Felipe Bastos y Ángel Pérez Neila, de la agrupación socialista de Hervás. Este último un viejo militante que había estado cuatro años en la cárcel entre el 36 y el 40 y luego otros tres en un batallón de trabajos forzados.
Alfonso González Bermejo, como delegado de la federación de Badajoz y como secretario provincial, no estaba alineado con González y Guerra. No mantenía una postura 'empática' con esta dirección y declina votar la lista de González.
En torno a qué votó González Bermejo como delegado existen dudas, ya que hay voces que apuntan que apoyó a Peces Barba. Una versión que el propio González Bermejo ha desmentido a este diario. Defiende que tenía el mandato de los socialistas de Badajoz de “votar la lista más a la izquierda”, y como pensó que ninguna de ellas era realmente así, “terminé por no votar a nadie”.
Otra de las cuestiones en las que incide el historiador es en que internamente, en el régimen, el PSOE fue una oposición tolerada, puede que porque veía al PSOE como un interlocutor menos amenazante que al Partido Comunista.
No obstante, y en atención a los discursos, era un PSOE radicalizado. El historiador Guillermo León identifica que era un partido que trataba de situarse en el tablero de la izquierda. Entiende el radicalismo del PSOE en un momento en que existían muchas fuerzas que competían por el mismo espacio, desde el Partido Socialista Popular de Tierno Galván a los planes de la izquierda revolucionaria, la presencia también de la liga comunista revolucionaria o el propio PC.
Allí, en ese espectro, piensa que el PSOE necesitaba identificarse con la izquierda, y no con unos planteamientos meramente socialdemócratas. Era el momento de copar los espacios de la izquierda “y allí competían grupos con cuadros cualificados y formados”.
No obstante, en ese congreso, les acompaña la representación de la internacional socialista europea, un gesto con el que avalaban a este partido como los verdaderos herederos legítimos de las siglas del PSOE de los años 30.
Supone estar avalados por los líderes europeos, no desde el punto de vista ideológico, aunque sí estratégicamente. Comenta que los visitantes por ejemplo se marchan del congreso el día de las resoluciones, lanzando el mensaje de que habían sido aprobadas unas resoluciones muy radicales.
En el 77, cuando todo se reorganiza y se ve quién tiene fuerza y representación en el tablero político, el discurso del PSOE se van adaptando. Se produce, según comenta el historiador, en un momento complejo, con presiones desde posiciones más conservadoras en un momento en que aquello de la democracia no estaba consolidado del todo, a lo que se unen las élites más retrógradas y ciertos sectores dentro de estamentos como el Ejército.
Apunta a más elementos, como al “padrinazgo” del SPD de Brandt, ante lo que el historiador que esto influyó en la reorientación de su discurso ideológico hacia la socialdemocracia porque recibió apoyo financiero, humano y material por parte de la Fundación Friedrich Ebert.