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Historias de galgos: juguetes rotos de usar y tirar en el mundo de la caza

Dos galgos abandonados tras la época de caza son atendidos por la Asociación Animales Maltratados de Extremadura

Jesús Conde

La historia de ‘Suerte’ es realmente dura. Esta galga fue encontrada en Don Benito (Badajoz) completamente desorientada, con fracturas en el cráneo causadas por varios mazazos, y con signos de ahorcamiento.

Era una perra de caza, pero había dejado de ser útil. Cojeaba como consecuencia de una fractura mal curada en una de sus patas, y todo parece indicar que su dueño se deshizo de ella. Sobrevivió, con graves secuelas, y ahora vive tranquila con una familia en Francia, que la cuida y la mima.

Se trata de una historia que por desgracia se repite cada temporada: la de galgos que dejan de ser útiles. Lo normal es que el galguero ceda a otros compañeros aquellos ejemplares que no quiere en su camada, aunque hay excepciones. La Federación de Protectoras de Animales afirma que hay otros cazadores sin escrúpulos a los que no les tiembla el pulso a la hora de abandonarlos o matarlos – eso sí, antes les abren el cuello para sacarles el microchip y no dejar huella--.

Olga Lama, secretaria de la Federación de Protectoras, comenta casos de galgueros que crían a grandes camadas, y que van seleccionando. Del resto se deshacen. En otros casos, tras 3 ó 4 temporadas dejan de serles útiles.

María Jesús Manzano, de la Asociación Animales Maltratados de Extremadura ANIMAEX, ha pasado en dos ocasiones por el mal trago de descolgar a un galgo ahorcado de un árbol, ambos en la comarca de Mérida.

“Me resulta complicado comprender la mentalidad de un hombre que, con tal de no gastar un cartucho, opta por colgar al perro que le sobra, porque el animal no hace lo que él quiere, o simplemente porque está herido y prefiere matarlo antes que curarlo”.

Es la época

Esta asociación deja claro que no todos los cazadores son unos maltratadores, “aunque por desgracia esto se repite cada año, y cuando llegan los meses de enero y febrero se registra un abandono masivo”. Sin embargo es a finales del verano y el comienzo de octubre cuando comienzan a entrenarlos para la caza, y en esta época ya se hacen los primeros descartes de galgos.

ANIMAEX dispone de un refugio de animales en la localidad pacense de Montijo, donde la inmensa mayoría de sus huéspedes son animales de caza. De hecho esta asociación cuenta cómo reciben con frecuencia llamadas de cazadores que les piden que vayan a su finca a recoger a los animales que no quieren. Así, sin más.

En otra ocasión detectaron una camada de 17 galgos que vivían en una finca de Talavera la Real atados a unas cadenas, sin apenas agua y alimentos. Algunos de ellos estaban subidos en remolques de los que se habían caído al intentar liberarse, y estaban literalmente colgados de las cuerdas.

“Intentamos negociar con el dueño, diciéndole que no le íbamos a denunciar. En realidad teníamos miedo de que se deshiciera de los animales en el trascurso de tiempo que tardara en llegar el Seprona”, comenta este activista. Finalmente los perros fueron recuperados y dados en adopción por familias que ahora los cuidan. El dueño no se libró de la denuncia y la sanción, que finalmente interpusieron los veterinarios que atendieron a los canes.

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