Nada ha sido más recurrente en la prensa nacional, casi al declinar el año. La foto ha recorrido el mundo, tal vez por significativa y determinante – acusadora sobre todo – de un tipo de comportamiento que enredaba lo público, lo de todos, con los intereses privados. Y Acedo, con Mérida detrás, estaba allí también.
¿Casualmente? Cuesta creerlo, cuando la mano derecha de Esperanza Aguirre, Granados, el hombre fuerte de la derecha madrileña, está en la cárcel por el asunto de la conocida trama. De aquellas aguas comisionistas, estos lodos como heraldos de un fin de ciclo. Es curioso pero, ahora, a toro pasado, los ciudadanos preguntan porque tuvo que levantarse una calle como Santa Eulalia, con pavimento luminoso, propio del sur, para poner costosos materiales, a pesar de más oscuros y sucios. O despreciando, en otras, adoquines para reponer dados de vulgar hormigón. Mal puestos por cierto, tanto que en muchos casos no alivian el agua de lluvia. Obras en calles, que estaban en perfecto uso, adjudicadas a una empresa desconocida en Mérida, donde abundan las profesionales del sector. O una actuación faraónica junto a la plaza de toros para paliar, apenas nada, un problema de comunicaciones que solo resolverá un nuevo puente, quinientos metros aguas arriba del “Fernandez Casado”, soportando la gran vía perimetral, que abrace la “Zona Sur”, desde detrás de Cepansa hasta “Las Lomas”.
La segunda pata de banco del “culebrón emeritense” / 2014 es el empecinamiento de Acedo con “su Estación Ferroviaria” de Esparragalejo. Se ha quedado tan solo en su empeño que le va a resultar imposible encontrar apoyos a su deriva. Tanto que ya empezó a mentir sobre la autoría de su desbarre, adjudicándoselo a los ingenieros de ADIF/RENFE. Que lo demuestre, porque nadie que conozca el tema, siendo Mérida un nudo ferroviario, daría crédito a su engaño.
Estas son las dos grandes cuestiones que Acedo tendrá que explicar a los ciudadanos. Habrá que exigirlo por todos los medios democráticos. Hay, no obstante, otras de calado menor pero referentes de una forma de gobernar despótica y errática, cuando no interesada. Por ejemplo, ¿ para qué ha servido la “costosísima” obra junto a las Josefinas que, no solo no ha solucionado el trafico sino que lo ha complicado? Dicen “las malas lenguas” que alguien pensaba en una gasolinera en el medio de la isleta del desmonte. Cualquiera sabe, visto lo visto. ¿Y el “aparcamiento” de Tierno Galvan, agrediendo el acueducto de San Lazaro y con menos coches que Suarez Somonte en las horas lectivas de la “zona azul”, el otro “regalito” de Acedo.
En fin, simples puntualizaciones, a vuela pluma, del año “triunfal” de Acedo. Aunque la traca final es Félix Valverde Lillo, un “ ensanche” a precio de oro con el dinero que no le ha dado la gana para el María Luisa, un símbolo para el prestigio de una Capital, obligado como en las Ciudades hermanas. Y como no hablar del desempleo, sobre el que no ha tenido la menor iniciativa, ni exigencias, en orden a las singularidades de Mérida. Todo privatizado, “externalizado”, concedido, adjudicado. Y más cosas que irán saliendo del tintero.
Acedo cierra el año con un recurso de boxeador asfixiado. Dice que se va si Monago vende la casa de la Presidencia de la Junta. Con lo que él ha vendido. O sea que si dos caras de la misma moneda se fajan para conservar el poder, que se les escapa a chorros, es que el fin de ciclo está cerca. En nuestro caso Mérida saldrá ganando. Y en el otro también. Pero, sobre todo, la Democracia y su ensamblaje imprescindible con la Sociedad Civil.
Antonio Vélez Sánchez. Portavoz SIEX / Ex-Alcalde de Mérida