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ESO de los 1.000 euros: “Siempre tuve la sensación de que evitaban dar el dinero, y por eso ponían preguntas muy difíciles”

“Cuando salió el plan nos enteramos todos los profesores por la prensa, de hecho nos parecía una noticia como de broma, y no le dimos importancia. Eso era un sábado, el miércoles más o menos estábamos eligiendo destino”.

Esta es la reflexión de una profesora de Secundaria que ha impartido el programa de la ESO de los 1.000 euros, destinado a insertar en el sistema educativo a jóvenes de entre 18 y 25 años. Un programa de la Junta de Extremadura que les 'premia' con 1.000 euros en caso de que superen curso.

Esta profesora, que prefiere mantenerse en el anonimato, explica que las prisas han marcado todo el plan y de hecho el primer año de implantación, cuando llegaron al centro, no había alumnos y no se sabía cuándo empezaban las clases. “Iba viniendo gente con cuentagotas a apuntarse, no sabíamos quién evaluaba ni cómo (en principio solo éramos preparadores y solo contaba el examen externo, teóricamente para protegernos)”.

Hicieron una reunión, que en principio era un curso para darles las competencias con las que trabajar con adultos, “pero sirvió de reunión”. “Un mes más tarde ya estábamos todos organizados como nos había parecido. El primer cuatrimestre fue un auténtico caos porque no sabíamos cómo funcionaría nada”.

Muchos de sus alumnos tenían necesidades especiales en el instituto y no habían terminado la ESO. Ante este contexto una de las formadoras preguntó que, en caso de tener un alumno muy limitado sin posibilidad de aprobar, qué se debía hacer. “Y el inspector de turno contestó que, muy educadamente, le comentásemos que a lo mejor estaba en el plan equivocado y que había ramas más adaptadas a ellos como alfabetización. Vamos, que le dijésemos a una persona adulta que era un poco tonta”.

Los exámenes

Con los exámenes comenzaron los problemas: “hay una pregunta que no aparece en el temario (esto ha ocurrido durante todo el plan)”. “No te voy a mentir, yo no dije a mis alumnos lo que salía en el examen, pero rápidamente expliqué en clase ese tema que salía y no había explicado antes”. También apunta que el día en que se filtró un examen hace dos años, y la polémica saltó a nivel regional, a una hora del examen nadie sabía si había o no anulación: “creo que nos enteramos como 15 minutos antes”.

“A partir de ahí, el examen se recogía cada día a las 8 de la mañana. El examen de la polémica se realizó unos días después y desde entonces siempre tuve la sensación de que evitaban dar el dinero, ese examen era difícil hasta para mí, tuve que contrastar muchas preguntas con el temario que ni me sonaban”.

“Quiero destacar que ese curso tuve alumnos de lo mejor que he tenido en mi vida, gente muy válida que acabó estudiando ciclos a los 25 años o trabajando gracias al graduado, hubo incluso gente que no se presentó al examen del dinero porque estaba en contra. De que el examen solo valía para el dinero nos enteramos a principios del segundo cuatrimestre”.

Nuevo curso

Explica también esta profesora que el segundo año parecía más organizado (parecía). “Se suponía que había que tener un mínimo de 15 alumnos para tener un curso y que están matriculados desde junio. Cuando llego a mi aula de destino, tengo unos 5 alumnos entre dos cursos distintos”.

“Este año sí tuve problemas de disciplina, llegué incluso a plantearme haberme equivocado de profesión, en una de las asignaturas tenía un solo alumno que era muy violento en las formas y tenía miedo de quedarme sola con él, me iba a la clase de mi compañera a un rinconcito con él alegando que hacía frío en la otra clase”.

Desaparece el examen externo

Para este curso ha desaparecido el examen externo y solo cuenta la calificación del profesor, tanto para el título como para el dinero. Según explica esta profesora, el Sexpe “se ha desentendido casi de todo durante todo el plan”.

“Los profesores no teníamos que saber nada de dinero, era un plan que llevaban dos consejerías, pero en la práctica, cuando los alumnos iban a informarse de algo les decían que no sabían nada y que preguntasen a sus profesores”.

Lamenta que se han limitado a gestionar los papeles, y que “han dado información equivocada”. “Y lo último, ser coordinador se cobraba a unos casi 50€/mes, ser corrector de exámenes también (éramos los del Sexpe, pero yo nunca corregí), pero a una miseria por examen”.

“El primer año tuvimos hasta que hacer escritos a la junta. Nos pagaron todo eso en octubre del año siguiente a empezar a trabajar. Casi un año después”.