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Trabajadores de otras tres residencias de mayores se encierran para proteger a los ancianos y a sus familias

Centro Residencial Servimayor, en Losar de la Vera

Efe

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Trabajadores de las residencias de mayores de Losar de la Vera, Almaraz, Torrequemada y Castuera han decidido dar un paso más en el confinamiento y encerrarse 15 días con los usuarios de estos centros para protegerles de los contagios por coronavirus, al mismo tiempo que preservan también a sus propias familias.

 Los primeros en adoptar esta medida fueron la mitad de los sesenta trabajadores que conforman la plantilla del Centro Residencia Servimayor, en la localidad cacereña de Losar de la Vera, que el pasado día 25 se confinaron ya con los 106 usuarios de este centro para intentar protegerles del COVID-19.

Servimayor es una cooperativa de consumidores y usuarios, fundada en 2006, que cuenta en la actualidad con 130 socios, 20 de los cuales viven en la residencia para personas mayores construida en Losar de la Vera.

El presidente de la cooperativa y residente en el centro, Martín González, de 83 años, ha explicado este miércoles que “de momento todo marcha muy bien, ya que seguimos sin ningún positivo y tanto los trabajadores como los residentes estamos asintomáticos, por lo que estamos muy contentos y satisfechos”.

González ha agradecido el gesto de los trabajadores, para los que, ha dicho, nunca tendrá suficientes palabras de elogio, y ha apuntado que durante esta semana se han sucedido “sensaciones de todo tipo, aunque han primado las positivas, tan necesarias en estos momentos para todos”.

Además, en la Residencia Geriátrica “Catalina Curiel” de Almaraz (Cáceres), gestionada por el Ayuntamiento, 9 de sus 22 trabajadores iniciaron un confinamiento el pasado sábado, 28 de marzo, que, en principio, van a mantener “hasta que demos por terminada la pandemia”, ha explicado Ana María Sierra, enfermera del centro.

En el centro, que dispone de un total de 44 plazas -están cubiertas 43- se han organizado dos equipos de cuatro auxiliares y una enfermera que no abandonan las instalaciones.

En estos momentos están a la espera de confirmar la existencia de un primer positivo por coronavirus en un residente.

La familia, y los mayores

Por su parte, cinco trabajadoras de la residencia de ancianos El Molino de Torrequemada, que cuenta con 20 plazas, también decidieron encerrarse con los ancianos y no salir de las instalaciones el pasado día 30 de marzo.

Este centro ha registrado un positivo por COVID-19, que actualmente se encuentra ingresado en un hospital de Cáceres, por lo que las trabajadoras decidieron confinarse con los abuelos para protegerles a ellos pero también para preservar de un hipotético contagio a sus propias familias, ya que, como ha reconocido una de ellas, no se sentían tranquilas regresando a sus casas después de trabajar.  

En la provincia de Badajoz, la residencia de mayores “Nuestra Señora del Buen Suceso” de Castuera también adoptó esta decisión el pasado sábado, por lo que desde el 31 de marzo 13 de sus 23 trabajadores están encerrados en el centro con los 48 ancianos que viven en él, ninguno de los cuales presenta síntomas ni ha dado positivo por coronavirus.

Según Raquel Caballero, la directora de esta residencia, gestionada por una asociación sin ánimo de lucro, ver en las noticias lo que estaba ocurriendo en algunas residencias de mayores les ponía “los pelos de punta”, por lo que decidieron confinarse con los abuelos para “bajar al máximo el riesgo de contagio”.

“Estamos muchísimo más tranquilas de cara a nuestra familia y, sobre todo, de cara a los abuelos”, ha dicho Raquel Caballero a Efe, quien reconoce que las residencias de mayores debían haber contado desde el principio con test rápidos para evitar la propagación de la enfermedad. 

Las tres religiosas que viven al lado de este centro y también que ejercen de voluntarias en él, les han acondicionado un salón para que puedan dormir y los trabajadores confinandos han hecho turnos para poder desconectar “un poco” de la situación,  a lo que ayuda  la “cerca con olivos y los enormes patios” que tiene el centro.

Aún así, Raquel reconoce que es “muy duro” no poder estar con la familia, pero se muestra convencida de que han adoptado la mejor de las decisiones y que “vamos a salir de esta cuanto antes”.

 

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