Pieles de oveja, de zorra y de cabra, una máscara terrorífica de la que cuelgan pimientos secos, orejas o colmillos de animales, una rama de acebuche en la mano y las carantoñas estarán listas para poner los pelos de punta al más pintado. Es el singular atuendo con el que cada 20 y 21 de enero visten las Carantoñas de Acehúche, protagonistas que dan nombre a una fiesta declarada de Interés Turístico Regional celebrada en honor de San Sebastián.
Cuenta la tradición que estas fieras intentaron amedrentar al santo una vez asaeteado, pero lejos de atreverse a hincarle el diente acabaron reverenciándolo y precisamente ahí está el misterio que se recuerda cada invierno en un festejo repleto de personajes singulares.
La ‘vaca tora’ es uno de ellos, una representación de una carantoña con grandes cuernos que tiene el mérito de asustar a las propias carantoñas. El ‘gorrón blanco’ es otra de esas figuras, un tamborilero al que los niños y jóvenes del pueblo van a recibir la víspera a la entrada de la localidad. Las ‘regaoras’, mujeres que se encargan de sembrar de romero las calles y de lanzar confeti a San Sebastián y los ‘tiraores’, que descargan pólvora de fogueo a la salida de la misa y durante la procesión del santo, completan la puesta en escena de una de las tradiciones más antiguasdel imaginario regional.
Un disfraz de peso
Las carantoñas se dejan ver el 20 y el 21, dos días en los que en Acehúche se amanecerá bien temprano. En torno a las seis de la madrugada el tamborilero se encargará de avisar a quienes se vestirán de fieras de que es hora de saltar de la cama para ir a desayunar las migas con café a las que invitan los mayordomos. Con el estómago lleno se irán a disfrazar y necesitarán gente que les eche una mano porque el cúmulo de pieles que les transformará puede llegar a pesar hasta 14 kilos.
Su papel es el de reverenciar a San Sebastián durante la procesión que tendrá lugar en torno a las 12.00. Cuando esta termine habrá misa, vetada a las fieras, que aguardarán a la puerta de la iglesia, donde una vez que acabe la celebración religiosa las mujeres vestidas con traje regional harán el baile de las bayetas. Será el momento de la fiesta puramente popular, con expectación ante la impredecible aparición de la vaca tora que se encargará de embestir a las fieras.
Cada año son más los vecinos que se convierten en carantoñas. La previsión que la Cofradía de San Sebastián maneja para este año es que sean entre 40 y 50, pero es imposible conocer el número exacto porque hay quienes no lo anuncian y se suman directamente los días del festejo.