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El Ayuntamiento de Santiago detecta cuatro veces más pisos turísticos que el registro oficial de la Xunta

El Ayuntamiento de Santiago ha localizado un millar de apartamentos turísticos, cuatro veces más de los registrados por la Xunta

Marcos Pérez Pena

Santiago de Compostela recibió 2,6 millones de turistas el pasado año, superando ampliamente el anterior récord histórico de visitantes. Si bien la capital gallega lleva décadas siendo un destino turístico de primer nivel, su proyección internacional está creciendo mucho en los últimos años, por lo que se se espera que esta tendencia ascendente se mantenga en el futuro, con la vista puesta en la celebración del Año Xacobeo en 2021. Santiago ocupa en estos momentos los primeros lugares del continente en cuanto a la presión turística sobre la población residente, es decir, la relación entre visitantes y habitantes. En este ratio se sitúa por encima incluso de ciudades como Granada o Barcelona, y solo por detrás de París o Amsterdam o de ciudades de turismo de sol y playa, como Ibiza.

En 2017 también se superó el máximo histórico de pernoctaciones turísticas, que ronda el millón y medio (1.450.000) en hoteles, pensiones, albergues y otros establecimientos regulados. A esta cifra hay que sumar otras 450.000 noches contratadas en apartamentos turísticos, muchos de ellos ilegales. El fenómeno de los pisos turísticos tampoco es nuevo, pero sí lo es su popularización a través de portales web (como Airbnb) y su proliferación en muchas ciudades de gran afluencia turística. En los últimos años también se viene alertando de los efectos perjudiciales que una excesiva concentración de estos apartamentos puede tener para los centros de algunas localidades. Principalmente, se corre el riesgo de que el precio de las viviendas y de los alquileres se incrementen notablemente y de que calles enteras o determinados barrios se queden sin vecindario residente, poblados mayoritariamente por viajeros de ida y vuelta y con un tejido comercial dedicado sólo a esta comunidad de paso. Barrios de actividad intermitente y sin vida detrás de sus fachadas.

A comienzos de febrero la Xunta dio a conocer el número y distribución de las viviendas de uso turístico que están registradas legalmente en Galicia. Son un total de 4.360, la mayor parte concentradas en las zonas costeras (sólo Sanxenxo cuenta con 1.117) y también en Compostela. Sin embargo, en esta relación únicamente aparecían 246 apartamentos turísticos legales en Santiago. Una sencilla búsqueda en la base de datos de Airbnb muestra que la cifra en la capital gallega es muy superior, pues el número de pisos turísticos ofertados supera ampliamente los 500. No obstante, en realidad son muchos más.

En los últimos meses el Ayuntamiento de Santiago ha llevado a cabo un estudio para localizar la situación de este tipo de viviendas de uso turístico, sobre todo por la preocupación que genera su multiplicación en el casco histórico. Este estudio, cuyos detalles se darán a conocer en breve, revela que en los diez portales web más populares dedicados al alquiler de este tipo de apartamentos se ofrecen alrededor de mil viviendas turísticas en Compostela, y más de 500 se concentran en la ciudad histórica. La cifra total está muy lejos de los niveles que ya se han alcanzado en urbes como Barcelona, Madrid o Lisboa, pero teniendo en cuenta el reducido tamaño de Santiago, el nivel de concentración se acerca al registrado en algunos barrios céntricos de estas ciudades. Como referencia, Barcelona supera los 22 mil pisos turísticos, uno por cada 70 habitantes, una proporción que no está lejos de la registrada en Compostela (1 por cada 95 habitantes).

Además, el nivel de concentración en el casco histórico de Santiago (500 viviendas turísticas sobre un total de 3.800, el 13%) ronda los niveles del centro de Madrid o Barcelona. El informe Urbantur destaca que Santiago es la ciudad española con una mayor presión turística potencial en función del alojamiento, pues cuenta con 138 plazas por cada 1000 habitantes, por delante de Granada (124) Barcelona (116), San Sebastián (106), Palma de Mallorca (77) o Sevilla (76). En la ciudad hay alrededor de 8000 plazas en establecimientos regulados -hoteles, pensiones, albergues...-, a las que hay que sumar otras cuatro mil o cinco mil en viviendas turísticas.

“Hay que regular los conocidos como apartamentos turísticos o pisos turísticos”, destaca Marta Lois, concejala de Turismo, que señala que “la aparición de viviendas de uso turístico no reguladas puede provocar procesos de masificación, el encarecimiento de los servicios sociales públicos y de cercanías” y también contribuye “a la expulsión de la población residente en los cascos históricos”, a través del incremento de los precios de los alquileres. “Tiene como efecto el encarecimiento de las viviendas para los residentes habituales, la expulsión de los vecinos y vecinas de toda la vida y un relevo de los usos comerciales de proximidad y tradicionales por otros más centrados en el nicho de mercado de los turistas. Deriva en la conformación de espacios que dejan de tener vida propia, que pasan a tener un poblamiento irregular”, denuncia.

Además del trabajo de localización de los apartamentos no registrados (y por lo tanto ilegales), el Ayuntamiento de Santiago prevé imponer sanciones a los y a las propietarias de las viviendas turísticas que no cuenten con licencia para esta actividad. “Es un negocio dañino, que mueve más de 8 millones de euros anuales en la ciudad de Compostela, exentos de impuestos, tasas y todo tipo de controles. Además, el 15% de los ingresos se quedan en los portales online, como intermediarios, dinero que va fuera de la ciudad y muchas veces fuera de España”, advierte Marta Lois. “Vamos a trabajar para restablecer una situación de garantía y combatir todos estos procesos. Es un trabajo muy transversal, que debe ser abordado desde Urbanismo, desde Comercio, desde Turismo... Es un problema de ciudad, en definitiva”, explica.

Finalmente, Compostela llevará a cabo una campaña de comunicación y sensibilización entre las personas que vengan a la ciudad para promover que se alojen en establecimientos regulados y legales y no en los apartamentos ilegales o alegales. “Si los apartamentos están regulados, pagan impuestos y están distribuidos por toda la ciudad, sin saturar zonas concretas, no tienen por qué ser un problema”, señala Marta Lois, que en cualquiera caso reitera la apuesta del Ayuntamiento por los establecimientos hoteleros tradicionales: “Hay que tener en cuenta que las viviendas turísticas no generan empleos, benefician sólo a las rentas privadas”, subraya.

Derecho a la vivienda, derecho a la ciudad

Además de las medidas que se pueden poner en práctica para regular el turismo y garantizar un mejor aprovechamiento de sus beneficios para los habitantes de la ciudad, otro aspecto de esta situación tiene que ver con la garantía de que una familia pueda residir en el casco histórico de Compostela pagando un alquiler razonable, permitiendo así que estos barrios mantengan su vitalidad. “Desde el Ayuntamiento tenemos claro desde el principio que la vitalidad de la ciudad histórica pasa por mantener o fomentar que haya población residente”, destaca Jorge Duarte, concejal de Espacios Ciudadanos y Derecho a la Vivienda.

Hace años uno de los grandes problemas de Santiago Compostela era el encarecimiento de la vivienda en determinadas calles del casco histórico, provocado por la venta de inmuebles para su conversión en hoteles. Las limitaciones establecidas a los cambios de uso -de residencial a hotelero- consiguieron regular ese proceso. Pero en los últimos tiempos, la amenaza es la proliferación de apartamentos turísticos, que está provocando una burbuja de los precios de alquiler, pues un alquiler turístico es mucho más rentable para el propietario que un alquiler residencial.

“Para combatir ese fenómeno, hay que controlar el uso turístico de los pisos, y para eso hay que aplicar la actual normativa urbanística. Cuando localizamos un piso que se está alquilando ilegalmente, porque figura con uso residencial, hay que poner en marcha un programa de control e inspección”, explica. Además de este proceso de control e inspección, el Ayuntamiento hace hincapié en otras medidas de fomento del asentamiento, que pasan por movilizar las viviendas que hoy en día están vacías. Para eso, se ha puesto en marcha una bolsa municipal de viviendas vacías para el alquiler, que abarca todos los inmuebles del casco histórico, a cuyos propietarios se les ofrecen ayudas para pagar el seguro de daños en la vivienda y el seguro de caución para garantizar el cobro del alquiler, siempre que el precio exigido a los inquilinos no supere los 600 euros mensuales.

“Con esto proporcionamos una alternativa a aquellas personas que le están dando un uso irregular a estas viviendas como piso turístico. Entendemos que un alquiler de 600 euros por un piso de tres dormitorios en el casco histórico es razonable”, dice Jorge Duarte, que subraya que “queremos facilitar el alquiler para aquellas personas que quieran hacer del casco histórico su lugar de residencia, porque para mantener la vitalidad del barrio es fundamental que haya residentes”.

¿La proliferación de apartamentos turísticos es un problema de futuro o está ya creando perjuicios a los y las residentes en la ciudad? “500 viviendas turísticas son un grave problema, porque hay una saturación. Esta saturación es más importante en la zona interior de las murallas, pero se extiende a otros barrios exteriores”, destaca Jorge Duarte, que recuerda que “el fenómeno turístico de Compostela está en expansión, está explotando ahora sobre todo a nivel internacional”. “Si no lo regulamos ahora, llegará un momento en el que ningún compostelano pueda residir en la ciudad histórica porque los precios de los alquileres serán imposibles de ser pagados por un vecino, compitiendo con un precio de alquiler turístico”, concluye. “Es el momento de conseguir que el barrio no se convierta en un decorado lleno de turistas. Debemos mantener su vitalidad. Debemos mantener un barrio de residentes, para que la ciudad histórica no se limite a ser un escenario o un alojamiento para visitantes”, resume.

Un turismo desestacionalizado, descentralizado y sostenible

El turismo es un activo económico muy importante para Santiago de Compostela, pero de la forma en que se gestione dependerá que sus retornos generen beneficios en la ciudad y en su población. Hace dos semanas la concejala de Turismo, Marta Lois, presentó las principales líneas de actuación del nuevo Plan Estratégico del Turismo, que define los grandes objetivos, retos y propuestas para transformar el actual modelo turístico de la ciudad desde este año y hasta el 2022. “El turismo tiene retornos de tipo económico, muy importantes, y también en el empleo, e igualmente ayuda a conformar una ciudad más abierta y cosmopolita. Pero los impactos positivos también van acompañados de posibles impactos negativos y de retos que hay que afrontar”, dice.

Además de la ya comentada lucha contra la gentrificación y la pérdida de población del casco histórico, una de las grandes medidas de este Plan es la apuesta por la desestacionalización, para que los turistas que llegan a Compostela no se concentren solo en temporada alta. “Seguimos creciendo en verano, lo que es muy buena noticia, pero cada vez hay más turistas que escogen septiembre, octubre o noviembre para visitar la ciudad”, señala. Otra es la descentralización, buscando que las grandes masas de visitantes recorran distintos lugares de la ciudad y no queden solo en la llamada zona cero, la Catedral y las calles que la rodean. “Santiago tiene un patrimonio cultural indudable, pero también un gran patrimonio natural”, comenta.

Tasa turística: “No todo va a salir de los bolsillos de los vecinos y vecinas de Compostela”

También está sobre la mesa desde hace unos años el debate sobre la aplicación de la tasa turística a los y a las viajeras que pernocten en Compostela. En la actualidad Cataluña y Baleares ya cuentan con una tasa que en Barcelona, por ejemplo, se sitúa en los 0,65 euros por persona y noche (que llega a 2,25 en los establecimientos de 5 estrellas). En Lisboa la tasa es de 1 euro por persona y noche independientemente de la categoría del hotel. En otras ciudades europeas (Viena, París, Amsterdam, Berlín) la tasa es un porcentaje -del 3% al 5%- del precio pagado por la habitación. En Italia más de un centenar de localidades aplican este impuesto, que se sitúa en 3 euros por persona y noche en Roma. Otras ciudades próximas, como Porto, Sevilla o San Sebastián están considerando su aplicación inmediata, que en el caso de España depende de una autorización del Gobierno central.

Un estudio elaborado por el catedrático de Economía Aplicada de la Universidad de Santiago, Luis Caramés, presentado el pasado mes de octubre, avalaba la viabilidad de una tasa turística en Compostela, destacando que no tendría efectos negativos sobre el turismo y que, en cambio, lo recaudado permitiría hacer frente a los gastos generados por los visitantes -limpieza, seguridad...- y posibilitaría mejorar la propia promoción turística de la ciudad, la conservación de la zona histórica y avanzar en un modelo turístico más sostenible y mejor gestionado.

En aquel momento la propuesta fue rechazada de inmediato por el Gobierno gallego. Sin embargo, el Ayuntamiento de Santiago de Compostela mantiene la demanda y acusa a la Xunta de “ponerse de lado” en este debate. “Esta herramienta tributaria permitiría con una pequeña aportación, simbólica, por parte de los visitantes, contar con unos recursos muy importantes para promocionar el turismo en temporada baja y para cuidar la ciudad, para invertir en la conservación, en la limpieza y recogida de basura, en la seguridad y vigilancia...”, explica Marta Lois. “Son pagos que hoy por hoy deben ser asumidos únicamente por el vecindario a través de sus impuestos”, añade la concejala, que adelanta que también se está estudiando un posible gravamen para las fórmulas de excursiones organizadas, “que pasan pocas horas en la ciudad y tienen un gasto medio muy inferior al de los turistas que pernoctan”.

“El PP intenta desacreditar una propuesta que lleva años demostrando su eficacia en docenas de ciudades de toda Europa. No hay ningún estudio que indique que la implementación de una tasa turística haya traído consigo un descenso en el número de visitantes. Esa posición no se sostiene”, destaca. “Hay que tener en cuenta que Compostela es un destino internacional muy potente y que tenemos un nuevo Xacobeo en dos años. Se necesitan medidas, porque no todo va a salir de los bolsillos de los vecinos y vecinas de Compostela”, advierte. Y concluye: “Es un debate que está en la agenda y que ha venido para quedarse. Santiago va a contar antes o después con una tasa turística”.

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