La culpa fue de Martin Sheen. “En realidad, sí”. Hace tres años y medio, Milagros del Rosario Miní Bailey y su marido, Douglas, vieron la película The Way, interpretada por el actor nacido como Ramón Estévez y dirigida por su hijo Emilio. La cinta, estrenada en el año 2010, es la principal responsable de que los norteamericanos sean ya, después de los españoles, la nacionalidad más abundante en las rutas hacia Santiago, algo más de 32.000 en 2023. Así que había una alta probabilidad estadística de que la peregrina número 100.000 de 2024 procediese de los Estados Unidos. Así fue. En pleno debate sobre el modelo turístico de la ciudad, y los problemas de convivencia con los vecinos, esa cifra simbólica se ha alcanzado antes que nunca.
Milagros nació hace 60 años en Lima, la capital de Perú, pero vive en Florida con su marido, Douglas -con el que el presidente de la Xunta, en una nueva ruptura con el legado de Feijóo, se atrevió a chapurrear en inglés- y sus dos hijos, de 30 y 26 años. Espoleados por el ejemplo de Sheen -y por la presión de la suegra, admite Milagros- se decidieron a emprender camino. No optaron por el más conocido, el Francés, sino por el Portugués de la Costa, que es “más plano, como Florida”. Eso sí, después de varias etapas, enlazaron con el Camino Central y entonces la cosa ya se puso -textualmente- más cuesta arriba. Sin embargo, los días de práctica habían hecho su trabajo. “Llegar de Florida y comenzar por ahí hubiese sido más difícil”.
Impulsados por motivos “espirituales” -es lo que respondieron en la ficha de la Oficina del Peregrino- salieron de Porto el 27 de abril, cumpleaños de Douglas, y llegaron a Santiago el lunes 13 de mayo tras recorrer 260 kilómetros. Fue entonces, al ir a recoger la compostela, la credencial que acredita que han realizado más de 100 kilómetros a pie, cuando informaron a Milagros de que era la peregrina número 100.000.
Como con los gemelos, es difícil saber cuál de los miembros de la pareja llegó el primero. Ella dice que fue su marido, pero como el código QR del registro estaba a su nombre, fue MIlagros la galardonada. “Ladies first”, zanja Douglas con una sonrisa. Les pidieron que regresasen a las dos de la tarde para la entrega oficial, y así lo hicieron. Pero no esperaban ese desfile de autoridades.
El camino une a los matrimonios, dice el deán de la Catedral
Después de una semana de tiempo veraniego, este lunes llovía con intensidad sobre Santiago. Tanto que incluso en una ciudad tan acostumbrada a la lluvia, las calles del casco viejo estaban casi desiertas a primera hora de la tarde. Excepto la rúa Carretas. Esta vía peatonal situada tras la Praza do Obradoiro era un hervidero de paraguas, chubasqueros e idiomas extranjeros. Allí está la Oficina de Acogida del Peregrino y de ella entraba y salía un flujo constante que dos guardias jurados trataban de hacer más fluido entre tanto visitante. Por eso no es de extrañar que la frase ritual “Chicos, ¿les importaría apartarse un poco hacia esta parte?”, tuviese en una ocasión como destinatarios al grupo en el que estaban el portavoz del PP en la ciudad y al deán de la Catedral.
El acto de entrega de las credenciales estaba previsto en los jardines, pero ante la lluvia, tuvo que hacerse bajo techo. Alfonso Rueda sólo llegó diez minutos tarde después de realizar su particular etapa del Camino. El lunes sólo tenía previsto la reunión del Consello de la Xunta, con su rueda de prensa posterior, y una recepción al Leyma Coruña, recién ascendido a ACB.A primera hora de la mañana añadía otra recepción, al Deportivo, por su retorno a la segunda división, y la peregrina cien mil. Adelantando incluso el inicio de su comparecencia semanal ante los medios, consiguió llegar sólo diez minutos tarde a la Oficina del Peregrino, donde no faltaba nadie. “No esperábamos que vinieran tantos”, admitía, algo abrumada, Milagros.
Primero intervino el deán, José Fernández Lago, que “no pensaba hablar”, pero aprovechó para dirigirse a la pareja con algunas de las cosas que le contaban los peregrinos tras la misa vespertina. “Nosotros estábamos no demasiados próximo el uno al otro, el marido y la esposa, pero en el Camino nos hemos encontrado como lo que debemos ser”, les dijo. Milagros y Douglas escuchaban, seguramente pensando en que habían finalizado el camino a tiempo para celebrar su 32 aniversario de boda, el día 16. Fernández Lago todavía dejó otra perla: “Los peregrinos no son como los que no dicen 'buenos días' en el ascensor, sino que transmiten lo que viven”. Será porque “Dios también toca el corazón cuando uno está abierto a él”.
Después, llegó el tiempo para lo terrenal. La alcaldesa de Santiago, la nacionalista Goretti Sanmartín, combinó el “orgullo” por la visita con la “responsabilidad” que supone atender a la cantidad de gente que visita la capital gallega a lo largo del año mientras se respeta a los vecinos. “Es buscar equilibrios difíciles, pero significa que tenemos que apostar por un modelo de turismo responsable, que quiera vivir una experiencia única manteniendo nuestra esencia”.
Rueda recogió el testigo pero no quiso abrir debate. Se refirió al Camino como una “experiencia maravillosa” que “hay que hacerla de verdad para entenderla”. Un argumento que valía para la peregrinación como para la euforia de una ciudad como Coruña, que se lanzó a la calle para celebrar un ascenso a segundo con una intensidad que ya quisiesen algunos campeones de liga. Viendo de donde venía el presidente de la Xunta, tal vez simplemente recicló el argumento.
El jefe del ejecutivo gallego, que ya no solía perderse estos actos cuando era vicepresidente con competencias en el ramo, no se dejó llevar por la euforia. “No es ni 15 de mayo”, dijo, cuando nunca antes se había alcanzado el peregrino 100.000 en el primer semestre. “No vamos a obsesionarnos con las cifras. Nos interesa acogerlos, que se sientan en su casa desde que entran en Galicia. Empiezan los meses fuertes del camino, llegarán miles de peregrinos cada día y haremos lo posible para que cada uno de ellos se sienta único”.
De momento, eso lo han conseguido con Milagros y Douglas, abrumados por la recepción y que se marchan cargados de merchandising oficial: no faltan ni los libros, ni la vieira de oro. Tampoco el kit formado por abrigo, gorro y sudadera con el logotipo del Xacobeo, esos que cualquier cargo de la Xunta se pone el fin de semana para subirse a la bici o correr un poco. Quizá se los pongan si se animan a hacer el Camino Francés, aunque eso, si pasa, será “dentro de un par de años”