La Colegiata Santa María a Real do Sar, uno de los monumentos más representativos de Santiago de Compostela, se ha visto convertida en los últimos meses en un aparcamiento multitudinario, pese a las quejas de asociaciones civiles y del párroco de la iglesia, quienes critican el perjuicio a este patrimonio histórico y la inseguridad que genera el continuo tránsito de vehículos por las inmediaciones.
Iglesia románica del siglo XII a las orillas del río Sar, fue declarada Patrimonio Nacional -hoy Bien de Interés Cultural (BIC)- en 1895. Cuenta con una plaza empedrada que ha sido empleada históricamente por los asistentes a los ritos eclesiásticos, los trabajadores del museo de la colegiata y los padres y madres del colegio Montessori Compostela, adyacente a la iglesia, informa Europa Press. Sin embargo, hace un par de años, la plaza también comenzó a ser empleada como aparcamiento gratuito por vecinos de la zona, por visitantes a la ciudad e incluso por trabajadores que dejan allí sus automóviles, por su cercanía al centro urbano de Santiago.
El presidente de la Asociación de Familias de Alumnos (AFA) del colegio Montessori, René Osorio, ha achacado este aumento del tráfico a “las obras de Castrón Douro” y a “la pandemia”. A pesar de que existe una señal en la entrada de la plaza que restringe el acceso a la misma a vehículos autorizados, es “habitual” ver turismos aparcados de lunes a viernes, e incluso autocaravanas. “No es raro ver vehículos que ya se han convertido en huéspedes habituales de la plaza”, ha añadido René Osorio.
Patrimonio mundial
A pesar de ser un monumento BIC, las competencias de gestión y protección de la colegiata no dependen de la Xunta. La Dirección Xeral de Patrimonio Cultural explica que la iglesia y su entorno cuentan con un “plan especial de protección”, ya que pertenece al Conjunto Histórico de Santiago de Compostela, que le confiere la categoría de patrimonio mundial. La existencia de este plan específico “supone que la competencia de autorización de intervenciones y usos en su entorno es del Ayuntamiento”. El alcalde, Xosé Sánchez Bugallo, del PSOE, habló este viernes sobre el tema: “Tiene que decidir la propiedad privada, que corresponde a la Iglesia”.
“El uso de párking público debe estar regulado por la administración local”, ha afirmado la Dirección Xeral de Patrimonio Cultural. Aspecto que no comparten desde el Pazo de Raxoi. El concejal de Seguridade Cidadá, Gonzalo Muíños, ha declarado a Europa Press que “la propiedad de la plaza es del arzobispado”, lo que impide a la corporación municipal llevar a cabo actuaciones tales como “trasladar a una grúa para que retire los turismos de su interior”.
Para el responsable de Seguridade Cidadá, debe ser el párroco de la iglesia el que tome las medidas “pertinentes”. “Hasta hace poco, utilizaban una cancilla que solo abrían para los ritos eclesiásticos o para los trabajos de mantenimiento”, ha detallado Muíños. Por su parte, el propio párroco, José Porto Buceta, ha defendido ante los medios que la plaza es un bien privado de uso público. “Poco puedo hacer yo”, ha añadido el sacerdote.
Estudiantes protestan
Además del perjuicio al patrimonio y de impedir a los interesados contemplar el monumento, el trasiego de vehículos genera inseguridad para los alumnos del Colegio Montessori Compostela. Por ello, estudiantes del centro, liderados por los del nivel de adolescentes (a partir de 13 años de edad), han iniciado acciones como colocar en los parabrisas de vehículos una imagen de la colegiata con la frase “De edificio protegido en 1895 a aparcamiento en 2021. Piénsalo!”.
Además, el continuo tránsito de vehículos por el empedrado y por las inmediaciones de la iglesia deterioran el patrimonio material del conjunto arquitectónico. La integridad de la estructura de la colegiata, con la característica inclinación de sus columnas interiores, depende en exclusiva del estado material de los arbotantes exteriores del edificio, que podrían verse dañados por las vibraciones generadas por los motores de los automóviles. A nivel turístico, tanto el arzobispado como el propio párroco han enumerado diversas muestras de “indignación” por parte de los peregrinos que llegan a la plaza y expresan su “horror” por la situación de congestión de la plaza.
“Conciliar intereses” de patrimonio y vecinos
Los implicados en la problemática de la Colegiata de Sar han coincidido en la necesidad de conseguir una solución de consenso que permita el equilibrio entre la protección del patrimonio histórico con la defensa del interés público de los vecinos de poder utilizar sus vehículos. El jefe de la oficina de proyectos del Consorcio de Santiago de Compostela, Xosé Allegue, ha redundado en esa idea. “Siempre es necesario conciliar la salvaguarda del patrimonio con los intereses de los vecinos de la zona”, ha declarado Allegue a Europa Press, quien explica que el interés público “siempre” pondera esas dos variables.
Gonzalo Muíños ha confirmado a Europa Press que en próximas fechas se reunirá con el párroco y con la asociación de vecinos de la zona para que éstos puedan trasladar las opciones y propuestas al ayuntamiento y que éste pueda estudiar cuál de todas sería la más viable en el medio, corto y largo plazo. “Existe una fuerte sintonía entre el ayuntamiento, el párroco José Porto Buceta y la asociación de vecinos, por lo que confiamos al cien por ciento en encontrar una solución que satisfaga a todos”, ha asegurado el concejal.
Posibles soluciones
Para Xosé Allegue, la posible solución para remitir el impacto en la colegiata pasa por “seguir las instrucciones de la Unesco y redactar un estudio de impacto patrimonial”. “Ese estudio evaluaría la incidencia negativa del aparcamiento y recogería la solución alternativa en relación al plan de movilidad”, ha añadido el experto en gestión patrimonial.
Para la AFA del colegio Montessori Compostela, la solución podría pasar por habilitar un espacio alternativo y cercano que hiciese las funciones de aparcamiento. La asociación de vecinos de Sar trasladará al ayuntamiento la posibilidad de que se emplee para este fin el campo de fútbol propiedad de la asociación, medida que también apoya la concejala del BNG, Goretti Sanmartín.