Dos folios de vellón

Nos conocimos -debió ser en los años 70 del pasado siglo- durante los años en que trabajábamos en las emisoras provinciales de Radio Popular, integradas -pero a cierta distancia- en la Cadena de Ondas Populares Españolas (COPE). Fueron los primeros escarceos -no se podía entender de otra manera- de intercambios informativos, de aquí para allá, de allá para acá. Luego tuvimos ocasión de establecer lazos amistosos desde otro medio, la desaparecida revista Sansofé.

Y allá, en Las Palmas, estaba el maestro, Pepe Alemán -en realidad se llamaba José Agustín- a quien luego seguíamos a diario en las publicaciones donde aparecía su firma. ¡Y qué firma! Crudo analista -vitriólico le califica Juan Fernando López Aguilar-, gran conocedor de la realidad canaria, de sus intríngulis, de sus estériles pleitos eternos, de sus volubles estructuras hasta dar con el modelo adecuado, de sus sarcasmos, de su “modo de ver y manera” estas islas asirocadas que desmenuzaba con rigor y con sátira a la vez.

Falleció ayer. Le despedirán esta tarde en la capital grancanaria. Los reyes magos -perdonen la licencia- nos han arrebatado a un periodista, a un escritor de tomo y lomo. La despedida será otra colección de testimonios de respeto, los que supo y pudo granjearse con infinitas entregas periodísticas que labró con ánimo emprendedor y con sapiencia que desbordaba. 

Crítico, mordaz, satírico, agudo… Ese era su estilo, contrastado en sus columnas y en su escritura. Fue miembro de la Academia Canaria de la Lengua y premio Canarias de Comunicación en 2023. Redactor-jefe de Canarias 7 y La Provincia. Mentor de Imaco, agencia dedicada a la comunicación institucional, y fundador de la revista de análisis político, Anarda.

En fin, lo que los amantes de los tópicos llamarían “un animal periodístico”. Por eso patentó los dos folios de vellón. Deja huella. Hasta siempre.