Las protestas por los problemas en la sanidad pública en Galicia no han cesado en los últimos años, salvo por el paréntesis de los peores meses de la pandemia. La falta de médicos de atención primaria ha centrado las quejas. Se deja notar en las esperas para conseguir cita en el centro de salud, pero se ha trasladado también a los puntos de atención continuada (PAC), los servicios de urgencias extrahospitalarias. En la provincia de Pontevedra varios de ellos -en la ciudad de Pontevedra, en Sanxenxo, en O Grove, en Marín y en Caldas- se han quedado en los últimos meses sin médicos en algunos turnos, lo que ha obligado al personal de enfermería a hacerse cargo del servicio. En algunos casos, durante horas han estado atendidos por una sola enfermera. “No podemos seguir así”, zanja Emma Rodríguez, secretaria provincial del sindicato de enfermería Satse.
Explica que “hace tiempo” que el Sergas les pidió lo que llamaron un “esfuerzo” de las enfermeras para hacer frente a la falta de médicos en los PAC. “Pero es que nos lo dijeron en julio y estamos en noviembre y esto no hace más que empeorar”, protesta. El problema, dice, no es la capacidad de estas profesionales, que indica que valoran a los pacientes y desvían a los que necesitan que los vea un médico, sino que el sistema de estas urgencias extrahospitalarias no está concebido para proceder de esta manera y, mucho menos, para que una única trabajadora se haga cargo de todo. De hecho, el conflicto solía ser lograr que aumentase el número de enfermeras y hubiese una por cada médico, pero ahora los que faltan son estos últimos. “Siempre va a haber algún caso al que no podemos llegar porque no somos médicos”, expone.
La situación supone “una responsabilidad enorme” para las trabajadoras de enfermería y las sobrecarga después de las situaciones vividas con la pandemia, en las que lo pasaron “fatal”. “¿Y ahora nos piden más?”, se queja. Pone el foco sobre el estrés que les supone: “Claro que somos capaces de sacar a los pacientes adelante, pero ¿y lo mal que lo pasas en algunos casos? Que yo tenga esa capacidad no quiere decir que sea conveniente que lo haga yo sola”. Rodríguez apunta a lo que define como “la pescadilla que se muerde la cola”: los pacientes tardan en conseguir cita con su médico de cabecera, de modo que muchos deciden acudir al PAC y se lo encuentran sin médico, así que terminan en urgencias en un hospital. “Al final se preguntan si les están tomando el pelo”, lamenta.
La presión a la que se ven sometidas lleva a situaciones como la vivida el pasado viernes en el PAC de Marín. Había una sola profesional en el turno de tarde y terminó teniendo un ataque de ansiedad. El caso lo denunció la Plataforma pola Defensa do Centro de Saúde de Seixo, que lleva meses movilizándose por la sanidad en el municipio pontevedrés. Explican que la enfermera tuvo que ser sustituida y fueron enviadas otras dos profesionales, pero ningún personal médico.
Otra enfermera de un PAC del área de Pontevedra, Carmen, asegura que la situación se veía venir desde hace meses. Ella relata en conversación con esta redacción que el pasado invierno ya se quedó sola en varias ocasiones y que la falta de médicos en estos centros se va a prolongar en el tiempo. Cree que, al menos, hasta primavera, cuando haya menos infecciones respiratorias. “Esto te supone más estrés y estar más alerta”, expone. Hace unos 20 días recibieron unas instrucciones por escrito sobre cómo proceder. La instrucción es llamar al médico que esté en algún otro PAC cercano. Carmen recuerda que las enfermeras no pueden prescribir fármacos y necesitan que lo hagan los facultativos. Critica que se den situaciones en las que hay un solo trabajador sanitario y pone como ejemplo que para hacer una reanimación cardiopulmonar hacen falta dos personas, es “muy difícil” que lo consiga una sola.
Entre sus peticiones están que el Servizo Galego de Saúde (Sergas) les dé línea directa con los médicos del 061. En casos en los que tienen que responder con urgencia se ven esperando al teléfono “escuchando la musiquita” hasta que consiguen contactar con ellos.
Otro de los PAC de la provincia en los que se han hecho habituales las quejas por la ausencia de médicos es el de Caldas de Reis. El alcalde, Juan Manuel Rey (PSOE), denunció a comienzos de mes que “muchos días” se encontraban con que el centro estaba atendido solo por enfermeras y calificó la situación de “insostenible y del todo inaceptable”. Estas instalaciones son las de referencia para 21.000 personas de los municipios de Cuntis, Moraña, Portas y Caldas. En conversación con esta redacción, el regidor explica que convocó un pleno extraordinario urgente en el que los ediles del PP apoyaron que el Ayuntamiento sufrague los gastos de los vecinos con pocos recursos que se tienen que trasladar para que los atiendan en otros centros cuando no hay médico o para que vayan a uno privado que hay en la propia localidad. “Detectamos que había gente que dejaba de recibir atención o de comprar medicamentos porque no tenía dinero”, expone. El problema en el PAC, sin embargo, sigue sin resolverse y el alcalde asegura que preveían que varios días de esta misma semana siguiese sin médico.
La respuesta de la Xunta a las quejas es que el problema es de “falta de facultativos, no de presupuesto” y señala que en el área sanitaria de Pontevedra-O Salnés, a la que pertenecen los PAC citados, hay seis médicos en situación de incapacidad temporal. El Servizo Galego de Saúde (Sergas) asegura que “nunca se ha cerrado ningún centro asistencial”, pero no aclara que algunos abren sin médico. La asistencia, insiste, “está garantizada”. Sobre los motivos por los cuales no hay suficientes profesionales, el Gobierno gallego suele señalar a Madrid y pedir que se incrementen las plazas de formación. Sin embargo, sindicatos del sector y asociaciones profesionales argumentan que son la precariedad y las malas condiciones las que hacen que la sanidad pública gallega no sea capaz de captar más personal.
El gerente del área sanitaria Pontevedra-O Salnés, José Flores, anunció este lunes que la Xunta dará un curso al personal de enfermería para que se haga cargo de un PAC cuando no hay médicos. La iniciativa, aseguró, busca que las enfermeras puedan tomar decisiones en los casos más graves y tengan seguridad laboral y respaldo legal, pero sostiene que no pretende “sustituir médicos por enfermeros”. Promete que los turnos estarán cubiertos por al menos dos profesionales.
Protestas continuadas
En Galicia las protestas por los problemas en la sanidad pública no han cesado en los últimos años, con el paréntesis de los peores meses de la pandemia. En la memoria está la gran manifestación de Vigo en septiembre de 2015, con unos 200.000 asistentes, según organizadores y Policía Local, pero las movilizaciones se han mantenido y se repiten en la actualidad. El portavoz de la plataforma SOS Sanidade Pública, Manuel Martín, señala que creyeron que con la crisis de la COVID-19 habría un refuerzo del sistema público, pero no ha sido así: “La situación es fatal, cada vez va a peor y no parece que haya visos de solución”.
A los problemas en los PAC Martín añade varios frentes más. Los médicos de primaria están sobrecargados, dice. Las contrataciones estuvieron congeladas durante los mandatos de Alberto Núñez Feijóo al frente de la Xunta. El actual presidente gallego, Alfonso Rueda, puso en marcha una medida para integrar a 106 profesionales a través de un concurso de méritos, sin oposición, ante la constante saturación del servicio. A mediados de octubre admitió que el 18% de los profesionales no podían dar cita antes de cuatro días, un porcentaje que cifraba en el 14% hace cinco meses.
Para ilustrar la sobrecarga, el sindicato O'Mega ha preguntado a 1.400 médicos (en torno a la mitad de los que atienden en el Sergas) por sus condiciones. El resultado es que más de la mitad tienen que hacer horas extra para poder ver todos los pacientes que tienen asignados. Casi el 42% de los que atienden en los PAC compaginan sus jornadas con consultas ordinarias en atención primaria. La organización apunta, además, al problema a futuro que hay en el sector: el 35% de los encuestados tienen más de 60 años y se jubilarán en el próximo lustro.
Pediatras, urgencias y listas de espera
Las quejas se han extendido también por la falta de pediatras -en seis de cada diez ayuntamientos no hay ninguno asignado- y lo que el portavoz de la plataforma SOS Sanidade Pública considera “colapsos permanentes” en los servicios de urgencia hospitarios. El conselleiro de Sanidade, Julio García Comesaña, negó la semana pasada que hubiese un colapso en las urgencias pediátricas del Hospital Álvaro Cunqueiro de Vigo, saturadas con el incremento de las infecciones respiratorias. Este lunes la jefa del Servicio de Pediatría de Vigo, Ana Concheiro, ha definido la situación de otro modo: “hubo momentos concurridos”.
Manuel Martín añade que las listas de espera en las especialidades médicas no se han recuperado tras la pandemia. Las últimas cifras oficiales de la Xunta se refieren al cierre de 2021. El Gobierno gallego daba habitualmente los datos cada seis meses y los actualizaba pocas semanas después de cerrar cada semestre, pero en este caso no están aún disponibles los de mitad de año para 2022. En cualquier caso, al terminar el año pasado la demora media para una operación en los hospitales públicos era de 78,2 días, frente a los 53,9 del fin de 2019. Para una consulta externa era necesario esperar 56,4 días en 2021, por encima de los 41,5 de dos años antes.
Para Martín, la situación de la sanidad pública en Galicia no está lejos de la que en Madrid provocó este domingo una manifestación de cientos de miles de personas. “No hay mucha diferencia. Los Gobiernos del PP aplican la misma estrategia, que es ir debilitando poco a poco lo público para abrir espacios a la privada”, sostiene. Las protestas en la comunidad gallega van a seguir. El pasado viernes vecinos de O Grove se trasladaron a Santiago para protestar ante la sede de la Xunta; para los próximos días organizan actos en los que entregarán muñecos para protestar por la situación de la atención pediátrica; el día 30 llevarán por todo el territorio su campaña de recogida de firmas para una inicitiva legislativa popular en defensa de la primaria -en la que ya han reunido 18.000- y para febrero se plantean convocar otra marcha en Santiago.