La Xunta va a primar la producción de madera y se ha fijado como meta aumentarla un 33% en estos próximos 20 años: de 9 millones de metros cúbicos anuales a 12 millones. El Plan Forestal de Galicia redactado por el gobierno que encabeza Alberto Núñez Feijóo acaba de culminar su primera revisión. El documento anterior estaba vigente desde el año 1992 y el nuevo pretende regular el monte gallego hasta 2040. El texto se consultó en el Parlamento gallego, pero el PP se quedó solo en la votación que aprobó la propuesta.
El nuevo plan viene acompañado de la propaganda de que habrá una reducción de los cultivos de eucalipto -del 5% en los próximos 20 años, según la Xunta-, un punto que discuten organizaciones ambientalistas y sindicatos agrarios: la moratoria que impide plantar esta especie en terrenos en los que aún no estaba se anunció sin fecha y provocó que, entre ese momento y su entrada en vigor, aumentasen las plantaciones.
Feijóo, ha lanzado este jueves el mensaje de que continuará la explotación del monte gallego a las industrias madereras -“Tienen un gran vivero en Galicia”- y a las familias propietarias de los terrenos: “Tendrán muchos más ingresos”. La actualización del plan, aprobada este jueves en el Consello de la Xunta, llega en un momento en el que uno de los que el Gobierno gallego denomina “proyectos tractores” para los fondos europeos de recuperación, los Next Generation, se basa en el aprovechamiento económico de los montes. La Xunta impulsa esta propuesta a iniciativa de Inditex, que busca tejidos hechos con fibras vegetales para confeccionar prendas y coserles la etiqueta de la sostenibilidad.
Como telón de fondo está el incierto futuro de uno de los grandes consumidores de madera de los montes gallegos. La Xunta sigue adelante con su intención de aumentar la tala de árboles pese a que Ence recibió el pasado mes de julio un revés judicial. La Audiencia Nacional tumbó la prórroga que le había dado el gobierno en funciones de Mariano Rajoy en 2016 para seguir en la ría de Pontevedra hasta 2073. Una decisión contra la que se revuelven la Xunta, que defiende que la ubicación de la polémica pastera no puede cambiar, los trabajadores y la propia empresa, que ha anunciado que va a recurrir las sentencias y “agotará las vías jurídicas” para mantenerse otros más de 50 años en Lourizán. La empresa ha trasladado ya un impacto a sus cuentas: ha hecho provisiones por 196 millones de euros en el segundo trimestre. Sin embargo, el beneficio neto del grupo en esos tres meses fue de 12 millones. En el mismo periodo de 2020 registró unas pérdidas de 13 millones.
El plan de la Xunta para el monte gallego en los próximos 20 años propone una reducción de un 5% del eucalipto, especie de la que Ence es el principal comprador. El Inventario Forestal de Especies Productivas -elaborado cada década por el hoy Ministerio para la Transición Ecológica- correspondientes a 2018 contabiliza 300.500 hectáreas de eucaliptales puros en Galicia y 121.700 en las que aparece el árbol. Es prácticamente el doble de lo esperado para 2032, según el documento del año 92, que fijaba el máximo en 245.000 hectáreas.
La estrategia trazada por el Gobierno gallego pasa por restar espacio a los discutidos cultivos de esta especie, sobre la que está vigente una moratoria. Hasta el 31 de diciembre de 2025 no se podrá plantar en terrenos en los que no estuviese ya presente. Sin embargo, la Xunta quiere incrementar la presencia de árboles autóctonos, como el roble y el castaño. También pretende los beneficios económicos del pino, cuyo precio se ha incrementado en el mercado. “No tenemos pinos y estamos incorporando de importación. No tiene sentido el problema que estamos teniendo habiendo terreno suficiente”, ha expuesto Feijóo. La meta es repoblar o reforestar 20.000 hectáreas con este árbol.
Más allá del enfoque económico del uso de la madera, la Xunta también dedica un capítulo de su plan a otras actividades productivas. El plan prevé que para 2040 se duplique la superficie dedicada a pastos para la ganadería extensiva, hasta 225.000 hectáreas. Feijóo ha aprovechado la mención para volver a cargar contra la inclusión del lobo en la lista de especies de especial protección: “Imaginen tener que cerrar todos los recintos de ganadería en extensivo con vallas de tres metros, electrificadas, con determinado número de mastines por cabezas de ganado...”. “El país de las maravillas de momento solo existe en los cuentos”, ha protestado.