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Feijóo se presenta a la investidura como muro de contención frente al Gobierno de Pedro Sánchez

Gonzalo Cortizo

1 de septiembre de 2020 11:48 h

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Alberto Núñez Feijóo se ha presentado este martes ante el Parlamento de Galicia para pedir la confianza de sus diputados y repetir como presidente de la Xunta por cuarta vez consecutiva. Se trata de un trámite que finaliza con la votación prevista para este jueves y sobre el que no se esperan sorpresas, teniendo en cuenta la mayoría absoluta obtenida por el líder del PP gallego en las elecciones autonómicas del pasado 12 de julio. Feijóo se ha ofrecido como el portavoz de un modelo que confronta con muchas de las decisiones adoptadas por el Gobierno central en la gestión de la crisis sanitaria provocada por la COVID-19. Fiel a su estilo ambiguo, el barón gallego del PP ha ofrecido a colaboración leal al Gobierno que preside Sánchez para, a renglón seguido, criticar cada una de las decisiones adoptadas por este y poner en cuestión la utilidad de la Vicepresidencia Social y de los ministerios de Educación, Universidades y Política Territorial. Más que hablar a los diputados que deberán apoyar este jueves su candidatura, habló para el Gobierno de Madrid. Más que vestir el traje de presidente, Feijóo se puso el de líder de la oposición a Sánchez. Todo ello a las puertas de una nueva legislatura que le sitúa como el dirigente del Partido Popular con más poder en tiempo de horas bajas para Pablo Casado.

La gestión de la crisis del coronavirus ocupó la mayor parte de la propuesta política expuesta por el candidato con el argumento de que “lo primero que nos emplaza son las urgencias generadas por la pandemia”. Una vez más, el dirigente del Partido Popular repitió el mantra de que Galicia hizo todo antes y mejor y que, por ello, sus cifras de hospitalizaciones y fallecimientos están muy por debajo de la media nacional: “Reaccionamos adelantándonos en muchas ocasiones al resto de España y pueden tener la certeza de que lo seguiremos haciendo en cada momento”, aseguró.

El momento más novedoso de la sesión llegó cuando el candidato a la reelección anunció la puesta en marcha de “un nuevo sistema de test masivos a partir de muestras de saliva”. Según sus explicaciones se trata de una propuesta que parte del área sanitaria de Vigo y que la Xunta espera consolidar a lo largo de septiembre para toda Galicia: “Permite que cada persona desde su casa recoja su propia muestra , la registre a través de una app y la remita para que sea evaluada por robots con capacidad para analizar 100.000 pruebas al mes”.

Durante una intervención prevista para ofrecer una propuesta política, el candidato optó por un plan de crítica dirigido a los centros de mando de Madrid basado en varias tareas: “Avisar sobre los errores como el retraso en la alerta a nivel nacional o el constante cambio de criterio en los datos, denunciar la inacción del Gobierno central en ámbitos clave como el de las residencias y lamentar la falta de un liderazgo único en la adquisición de material o en lo relacionado con el curso escolar”.

En el mismo sentido, el candidato del PP se preguntó: “¿Para qué existen 22 miembros del Gobierno central?, ¿para qué existen ministerios que gestionan competencias coincidentes con las autonómicas?, ¿para qué hay una Vicepresidencia Social si nada tiene que ver con las residencias?, ¿para qué hay un Ministerio de Educación si no tiene responsabilidad en el curso escolar?, ¿para que hay un Ministerio de Universidades si nada tiene que decir en la organización de la enseñanza superior?, ¿para qué un Ministerio de Política Territorial si nada hay que coordinar? La administración central no puede ser una mera observadora. Eso es desgobernanza”.

A la petición de coordinación en lo general, Feijóo sumó la de solicitar competencias en lo particular. Una vez más el presidente de la Xunta pidió para Galicia la competencia exclusiva de gestión sobre el ingreso mínimo vital. La reclamación le ahorraría a las arcas gallegas el pago de la renta autonómica de inserción social (RISGA) cuya ley de creación la hace incompatible con otras prestaciones de objeto similar.

De cara al futuro, Feijóo no ahorró pesimismo los presagios de que la crisis económica en ciernes será “peor” que la de 2008. En su recetario para paliarla ofreció el remedio del Xacobeo, una cita en la que la Xunta fía buena parte de la suerte económica de Galicia. Quien aspira a presidir de nuevo el Gobierno gallego ya no habla de Año Xacobeo, sino de Década Xacobea.

Hubo también los anuncios habituales enumerados con menor convicción de lo habitual en un discurso sin el COVID en el horizonte: convocatoria de una mesa para el diálogo social, medidas de impulso al sector primario, adquisición de 14.000 ordenadores para uso escolar, un programa de apoyo al alquiler para jóvenes y descuentos en los aparcamientos de los hospitales y autopistas de titularidad económica para familias numerosas.

Tampoco faltaron las habituales frases floreadas que los redactores de discursos incluyen para rellenar espacio en este tipo de ocasiones: “Que Galicia avance unida y no dividida”, “que el interés general prevalezca sobre los intereses particulares”, “trabajemos en las urgencias sin olvidar los retos y los sueños”, “que Galicia actúe como una gran familia en la que nos apoyamos los unos a los otros, una Galicia verde que cuida de sí misma”.

El próximo jueves a mediodía la nueva presidencia de Feijóo se confirmará con la votación para la que al candidato le basta de nuevo con los votos de su grupo parlamentario.