La izquierda repite mandato en Ferrol por primera vez desde la reconversión naval de Felipe González
Ferrol es una ciudad eminentemente de izquierdas. Los astilleros abiertos ya en el siglo XVIII crearon en ella un alma obrera en la que florecieron sindicatos y sociedades culturales (el Ateneo ferrolano, fundado en 1879). Una cierta casta militar y el hecho de que el dictador Francisco Franco naciera en el lugar (imponiéndole el apellido 'del Caudillo') generaron una imagen de ciudad conservadora y reaccionaria. Pero de Ferrol también es originario Pablo Iglesias. Y Concepción Arenal, Hildegart Rodríguez Carballeira o Ignacio Fernández Toxo. Y no por casualidad.
En julio de 1936 Ferrol era una ciudad republicana, allí resistió el golpe de Estado un grupo de militares (para los que ahora se pide un homenaje), allí el franquismo reprimió con saña la protesta de los trabajadores de Bazán en 1972 (dos muertos por disparos de la Policía) y en 1979, en las primeras elecciones municipales, la izquierda obtuvo 16 de los 25 ediles en juego.
En ese momento Xaime Quintanilla, hijo del último regidor republicano de la ciudad, fusilado en 1936, se hizo con la Alcaldía, con una mayoría que acrecentó en 1983. Fue la última vez que la izquierda pudo gobernar dos mandatos consecutivos. Desde entonces la crisis del sector naval, la reconversión industrial nunca completada, el desempleo y la emigración han generado un malestar social que ha derribado un Gobierno municipal tras otro, en un movimiento pendular de izquierda (PSOE, BNG, FeC) a derecha (PP) que el pasado 26 de mayo también se llevó por delante a Jorge Suárez, de Ferrol en Común (candidatura apoyada por IU, Anova y Podemos).
Pero esta vez el péndulo se ha quedado en el campo progresista. El socialista Ángel Mato se convirtió el pasado sábado en alcalde con el apoyo de Ferrol en Común y BNG, a los que ofrece entrar en su gobierno en busca de estabilidad. A sólo un concejal de la mayoría absoluta se quedó el PP de José Manuel Rey Varela, que volvió a ser derrotado (en el 2015 se había quedado igualmente a un edil de la victoria). A pesar de obtener un buen resultado y de ser la fuerza más votada, el descenso de Ciudadanos (que perdió su único representante) otorgó la victoria a la izquierda. Habrá que ver el papel que juega Rey Varela, que hace cuatro años renunció a ejercer como líder de la oposición (fue conselleiro de Política Social de la Xunta entre 2015 y 2018).
Durante la campaña Jorge Suárez reclamaba que, fuese cual fuese la fuerza de izquierdas más votada, los tres partidos debían hacer un esfuerzo para impedir “como fuese” un regreso de la derecha al poder, conformando además un gobierno “sólido”. En el mandato que acaba de terminar, la coalición FeC-PSOE duró poco más de un año, gobernando desde entonces Suárez con sólo 7 concejales de 25 .
Las perspectivas son mejores ahora. Ferrol en Común se ha ofrecido a entrar en el gobierno local, una posibilidad a la que el BNG tampoco ha cerrado las puertas. “La ciudad necesita cuanto antes que ese pacto sea firme y definitivo, con un gobierno estable, para, siguiendo el mandato de la ciudadanía, impedir el avance de la derecha”, defendió este jueves Jorge Suárez en la asemblea de su formación.
No obstante, el PSdeG-PSOE ha preferido dejar las negociaciones para después de la investidura, que sí está garantizada. En los días posteriores a las elecciones, Ángel Mato declaró: “No me planteo gobernar en solitario. Para mí es muy importante la estabilidad”. La dirección del PSOE a nivel autonómico ve igualmente con buenos ojos la constitución de este gobierno de coalición y el líder de los socialistas gallegos, Gonzalo Caballero, celebró hace unos días que “todas las fuerzas de izquierda en la ciudad estén remando en la misma dirección”.
Sin embargo, más allá de contactos “informales”, privados y por separado entre socialistas y comunes y entre socialistas y BNG, no ha habido más avances. Habrá que esperar a las semanas posteriores a la investidura y al mes de plazo que el nuevo alcalde tendrá para formalizar su gobierno.
El reto que este gobierno tiene por delante, sea cual sea su composición, no es pequeño. La crisis que Ferrol arrastra desde los años 80 ha hecho descender su población desde los 91.000 a los 67.000 habitantes. La falta de empleo y oportunidades ha empujado a sus jóvenes a la emigración y ha envejecido las calles del centro: en 1998 había en la ciudad 29.000 menores de 30 años, que hoy no pasan de 15.000, casi la mitad. Y la excesiva dependencia de la debilitada industria naval ha hecho que la salud económica de Ferrol dependa en exceso de la voluble carga de trabajo de los astilleros de la ría.
El pasado mes de diciembre el Consejo de Ministros aprobó el contrato de las cinco fragatas F-110 a Navantia Ferrol, un encargo que había sido retrasado por el Gobierno de Mariano Rajoy para beneficiar a la empresa de la que era alto ejecutivo el exministro Pedro Morenés. Sin embargo, los trabajos de construcción de estos buques todavía tardarán más de dos años en empezar. Esta ciudad de hierro y mar necesitará de esto y de mucho más para revertir su crisis.