Varias cooperativas gallegas sufren ya esta semana el “boicot al paquete lácteo” que están llevando a cabo las industrias y que vuelve a golpear el sector ganadero. Al menos media docena de explotaciones han recibido ya la comunicación de que no se les recogerá la leche. Pero pueden ser muchas más en los próximos días. Cientos de productores y millones de litros afectados que sufren el “chantaje” de unas compañías que pagan el litro por debajo de los costes de producción, que incumplen los contratos firmados y que solo dejan una alternativa a las granjas: aceptar los insultantes precios o tirar el producto.
Así de dura es la situación que está sufriendo el sector lácteo gallego. Una problemática que viene de muy lejos y que se repite cíclicamente pero que se ha agudizado en los últimos tiempos. “Las industrias utilizan a los ganaderos; se niegan a recoger a 30, 32 o 34 céntimos el litro y presentan un contrato a 20 céntimos por un año que saben que nadie acepta; el siguiente paso es ofrecer otro acuerdo a 26 durante tres meses, que saben que se ha de firmar aun perdiendo dinero porque no hay quien recoja la leche... 'Si no, busca quien te la recoja', les dicen”. Quien pone el ejemplo es Xabier Gómez Santiso, coordinador del sector ganadero del Sindicato Labrego Galego (SLG).
Las cifras pueden variar un poco, pero el procedimiento es semejante en muchos casos. Y al final, ni siquiera se cumple el precario precio acordado, sino que se paga menos. De no someterse a su dictado, la industria no recoge la leche. Así se lo han advertido ya a varias cooperativas que abarcan zonas como Mesía, Vilasantar, Boimorto, Oza-Cesuras, Curtis, Monterroso, Lugo o ayuntamientos de la comarca de A Terra Cha.
“Lo que quiere la industria es comprar barato porque se está forrando a costa de destruir el sector lácteo gallego”, insiste Gómez Santiso, que cómo en el caso de Unións Agrarias (UUAA) advierte de un pacto entre las industrias contra el paquete lácteo instaurado por el Ministerio de Agricultura y que obliga a ofrecer contratos de un año y a precios por encima de los costes de producción. Pero ni lo cumplen ni tienen intención de cumplirlo. Y ni la millonaria multa impuesta por Competencia los aleja de sus intenciones. “Este debe ser el único lugar del mundo donde la única solución a los problemas es imponer sanciones que se recurren o compensan en lugar de corregir la situación”, añade el coordinador del SLG.
Firmados “bajo coacciones”
“El paquete lácteo no era perfecto, ni mucho menos, pero podía servir; no obstante, el Ministerio decidió ponerse en una situación neutral y nos mandó a jugar el partido sin reglamento y con el poder solo de un lado”, explica Gómez Santiso. Ya la semana pasada, los sindicatos agrarios solicitaron la anulación de todos los contratos firmados en los últimos meses a tarifas por debajo de los costes de producción. Insisten en que fueron firmados bajo “coacciones” y que los hay que no llegan a los 20 céntimos por litro, muy inferior al pactado.
Denuncian que se imponen las condiciones sin negociación añgima, la imposicion de la renuncia a contratos de un año -que debe ser aceptada voluntariamente por el ganadero pero que ya es entregada junto a la oferta- y el “chantaje” que supone ofrecerles precios anormalmente bajos a un año para obligarlos a asumir una mínima subida pero con acuerdos por meses o trimestres. Porque el juego es siempre el mismo. Y la alternativa que tienen algunas cooperativas a las que ya han amenzado con no recoger el producto es venderlo como leche en polvo, pero por debajo de precios del mercado.
Los sindicatos insisten en que “las administraciones intervengan”. “No tenemos otra salida si Xunta y Gobierno central no hacen nada. Estamos desarmados y la única solución que tenemos es vender las vacas”, asegura Gómez Santiso, que cree que el objetivo a largo plazo es “que haya 120 explotaciones en el sur del Estado y Galicia y el Cantábrico se queden fuera... Quieren un modelo yanqui”, insiste.
Al tiempo, el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo presume de su Gobierno ha sido el único que denunció la situación del lácteo al organismo estatal de defensa de la competencia y que ahora su misión es controlar “las cisternas que vienen de Portugal”. Pero los sindicatos y los ganaderos siguen reclamando ayuda. Meditan ya movilizaciones -duras y simbólicas- pero antes quieren agotar otras vías y mantienen ya reuniones con alcaldes de diversas localidades afectadas y donde el sector lácteo es clave para presionar a Medio Rural.
Pero mientras, la industria sigue con su estrategia de presión, instaurando el temor entre los ganaderos, a los que intentan convencer a base de la ruina de que los contratos no valen ni son rentables. Acabar con el paquete lácteo para volver a dejarlos en la máxima indefensión, a no ser que las administraciones den un golpe de la mesa que todavía se espera.