El juzgado de lo mercantil número 3 de Pontevedra, con sede en Vigo, considera que la quiebra del astillero Hijos de J. Barreras, uno de los más emblemáticos de Vigo, fue “fortuita” y archiva las actuaciones relativas al concurso de acreedores, presentado hace un año.
La empresa, fundada en 1982, llegó a estar controlada por la mexicana Pemex tras una operación avalada por Alberto Núñez Feijóo al frente de la Xunta en 2012. En 2020 acabó en manos de Cruise Yacht Yardco (que opera con la marca Ritz-Carlton), pero la mala situación que atravesaba no remontó y en 2021 la propietaria encargó a la consultora Kroll su venta. Unos meses después, en enero de 2022, presentó el concurso de acreedores. Las instalaciones son ahora propiedad de Armón.
Fuentes judiciales explican que la decisión del juzgado se deriva de que tanto el administrador concursal como la Fiscalía habían coincidido en señalar que el concurso era fortuito y en estos casos la jueza debe declararlo así porque lo fija la ley. A pesar del archivo de esta causa, las entidades o particulares que consideren que se han visto perjudicadas por los administradores sociales de Barreras pueden ejercitar acciones de responsabilidad contra ellos.
El juzgado declaró en concurso voluntario al astillero en enero de 2022, dado que la empresa estaba en situación de insolvencia, y ordenó la apertura de una pieza separada para la venta de la unidad productiva. Seis meses después, declaró la extinción de la sociedad y a finales de julio formalizó el despido de un centenar de trabajadores, casi la totalidad de la plantilla. Solo una veintena pasaron a trabajar para la nueva propietaria.