Y llegó el arzobispo y mandó parar: el periodismo de opinión de Fran P. Lorenzo en los albores de la era Feijóo

Daniel Salgado

19 de noviembre de 2022 06:00 h

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“Nunca fuera yo señalado por tan largo dedo”, comienza el último de los artículos de A festa equivocada. Es el único de los 71 recopilados que no apareció en las páginas de Galicia Hoxe, desaparecido periódico en gallego propiedad de El Correo Gallego, sino en el blog Un país en lata. No lo hizo porque el 14 de octubre de 2010 Fran P. Lorenzo (Vigo, 1973) había osado opinar en su sección Vai de blog sobre la visita a Santiago de Compostela del papa Benito XVI. “La visita deja fuera de esta celebración a miles de ciudadanos que no profesan la religión católica […] ni asume su fundamentalista visión de la fe”, escribió. A la Iglesia no le gustó. Un comunicado del Arzobispado y una campaña de cartas al director “amparada por el medio” mandaron parar. Y la firma de Lorenzo como cronista desapareció de Galicia Hoxe.

A festa equivocada (Rodolfo e Priscila, 2022) recupera ahora una antología de los más de 400 textos publicados por el también novelista en el entonces único diario en gallego. “Durante años, el impacto de aquel ejercicio de censura me impidió entender qué había pasado realmente”, relata Lorenzo a elDiario.es, “pasado el tiempo, veo el contexto y lo comprendo”. Y el contexto era que Alberto Núñez Feijóo había devuelto al PP a la Xunta tras el paréntesis progresista del bipartito (2005-2009) y la pluralidad mediática se resentía. “El Arzobispado dio la coartada a mi medio para deshacerse de voces incómodas. Mis artículos finales eran demoledores con las políticas de Feijóo. Y este si por algo se caracterizó fue por su control exhaustivo de los medios”, recuerda el autor, que en la actualidad elabora discursos para Yolanda Díaz en el Ministerio de Trabajo, “aprovecharon aquel affaire para suprimirme”.

Pero antes habían transcurrido siete años de crónicas en las que Lorenzo dibujó un país, el que va de Nunca Máis y la respuesta popular contra la gestión del Prestige a la ascensión de Feijóo como líder de un PP gallego definitivamente centralista y neoliberal a la presidencia del Gobierno autonómico. “La sección nace de aquella indignación colectiva de Nunca Máis y la caída de Fraga, pasa por el bipartito y llega al regreso de la política reaccionaria de Feijóo, su desmantelamiento de la nación y la lengua gallega”, resume. Y siempre desde el yo. Pero un yo descentrado. Porque la suya es la mirada del cronista extrañado, convencido de la condición subalterna del oficio “respecto de los hechos, del lenguaje, de la vida”. “La persona que está en un lugar pero que no acaba de estar implicado de todo”, acierta a sintetizar.

Muhammad Ali: “Yo, nosotros”

Un breve verso del boxeador Muhammad Ali -también poeta- le dio, sin embargo, la clave de su estrategia: “Yo, nosotros”. “El yo funcionó como punto de partida y además como herramienta para contar cosas que, de otro modo, mi periódico cuestionaría”, señala. No se trataba estrictamente de opinión, aunque opinase de todo. “No era una voz de autoridad, sino observadora”, puntualiza. Y lo que observaba era sustancioso: la Cidade da Cultura como “hipoteca inasumible”, los ghostwriters de Feijóo como “consumados expertos en el arte de retorcer el sentido recto de las palabras”, los “insultos, engaños y descalificaciones” con los que el presidente de la Xunta sacó adelante la reducción del gallego en la escuela, la homofobia más o menos latente en algunos políticos de la derecha, el enchufismo durante la última etapa del gabinete de Fraga Iribarne. Todo con cierta distancia irónica y mil y una referencias culturales, porque A festa equivocada también era una fiesta a la que estuvieron invitados Fassbinder, Lupe Gómez o Maruja Mallo.

Y el propio Feijóo, claro, que aparece en los estertores del fraguismo enviado por Romay Beccaría para frenar el giro regionalista del PP gallego. En marzo de 2009, “tras la campaña electoral más sucia que se recuerda” y contra pronóstico, obtiene la primera de sus cuatro mayorías absolutas en Galicia. Ahora lidera la oposición a Pedro Sánchez. La periodista María Yánez recomienda, en su prólogo al volumen de Lorenzo, “leer este libro si quieren alguna pista” sobre Feijóo. “El contexto es otro pero él no ha cambiado en lo esencial”, sostiene el autor, “una visión neoliberal y centralista que niega cualquier diversidad”. No se traga, eso sí, la imagen con la que su equipo “lo pretende hacer más transversal”: “Esa vida personal más en primer plano, ese pequeño drama de irse a Madrid... Sabemos que es un relato, pero a lo mejor le funciona”.

Fran P. Lorenzo publicó en 2015 su única y celebrada novela, Cabalo e lobos (Xerais), en la que se cruza la memoria de Vigo en el siglo XX, el thriller e incluso el melodrama. Ya no escribe literatura. “Las jornadas de trabajo son larguísimas”, explica, “aunque la literatura no es algo que abandone. Siempre acabo viendo el mundo en esa clave”. Integrado en el gabinete del Ministerio de Trabajo que dirige Yolanda Díaz, dedica sus esfuerzos a la confección de discursos. ¿Le sirve de algo lo aprendido como cronista en Galicia Hoxe? “Si algo conservo de esa época es la extrañeza ante los hechos. Siempre considero que estoy en una fiesta en la que no me corresponde estar, y necesito tener un pie dentro y otro fuera. Es la manera de no perder la capacidad crítica”, concluye.