La sequía que afecta a Galicia está llevando a los primeros cortes de suministro doméstico de agua en el arranque del mes de agosto. Desde el lunes, en el municipio Ourensano de Ribadavia solo sale agua del grifo cuatro horas y media al día, entre la una y las tres de la tarde y desde las ocho y media hasta las once de la noche. El depósito de abastecimiento esta casi vacío porque el caudal de agua que lo nutre, el arroyo Maquiáns, está prácticamente seco tras meses de escasez de lluvia. “Tenemos los peores datos de sequía desde hace 40 años”, destaca la alcaldesa, Noelia Rodríguez.
El Ayuntamiento de Ribadavia ermpezó a hacer cortes el pasado viernes. Antes había reducido la presión para tratar de reducir el consumo y había pedido a los vecinos evitar baldeos, llenado de piscinas o lavado de coches. El Ayuntamiento tiene cerrada temporalmente la piscina municipal y las duchas de los pabellone deportivos. Las medidas no fueron suficientes y el pasado fin de semana se interrumpió el suministro por la noche, entre las 23.00 y las 7.00 de la mañana. La situación en el municipio, de 5.000 habitantes, es calificada por el Gobierno local de “crítica y dramática”. Durante el fin de semana se repartió agua embotellada y el servicio municipal de emergencias se desplazó a las viviendas de los vecinos dependientes o con problemas de movilidad para llevarles botellas y garrafas.
El nivel de agua que queda en el depósito, un “pequeño remanente”, según el Ayuntamiento, impide que se pueda recuperar el suministro con una presión suficiente para que llegue a las viviendas de las zonas más altas. En este contexto, desde este lunes el suministro está limitado. Se han elegido dos franjas horarias para que los vecinos puedan tener agua al menos durante dos horas por la mañana y otras dos por la tarde. La alcaldesa avisa de que los horarios están sujetos a cambios en función de la evolución. Como alternativa de urgencia, Noelia Ramírez señala en conversación con elDiario.es que el alcalde del municipio vecino de Beade les ha ofrecido llevar agua desde su territorio. Los técnicos lo consideran viable, pero “la gran dificultad” es el transporte del agua. No hay camiones autorizados disponibles porque están trabajando en los incendios. “Incluso los de las empresas privadas están saturados dadas las sequías que todos sufrimos”, añade.
El Ayuntamiento explica que los cortes nocturnos del fin de semana no fueron suficientes para recuperar los niveles del depósito. El Maquiáns está atravesando la mayor sequía histórica y no es una excepción en Galicia, que acumula meses de falta de precipitaciones. La escasez de lluvias empezó el pasado otoño y este año, con la excepción del mes de marzo, apenas han caído precipitaciones. La Xunta, de la que depende la demarcación Galicia-Costa y la Confederación Hidrográfica Miño-Sil han lanzado reiterados mensajes llamando al consumo responsable.
MeteoGalicia, organismo meteorológico que depende de la Xunta, ha constatado en su informe sobre el mes de julio la situación anómala de Galicia. El tiempo fue “muy seco y extremadamente cálido”. La ola de calor de mediados de mes, entre el 11 y el 15, es “histórica”, con temperaturas por encima de 40 grados en “muchos puntos”. Los datos de 11 estaciones meteorológicas que el organismo considera representativas muestran que, de media, la temperatura fue 2,7 grados superior a la habitual para esta época del año. Tanto la anomalía en las medias como en las máximas es la más elevada desde 1981.
El informe de MeteoGalicia destaca que las lluvias fueron ese mes un 66% inferiores a los valores normales, de modo que concluye que el periodo fue muy seco. Las precipitaciones no solo fueron escasas en general, sino que estuvieron muy desigualmente repartidas. Hay zonas en las que no cayó ni una gota mientras que en otros puntos los niveles se pueden considerar normales o incluso húmedos. En plena ola de calor, se formó un área de tormentas que provocaron que cayesen más de 6.000 rayos en Galicia en cuatro horas el día 14. El monté empezó a arder en varios puntos. Los incendios que comenzaron entonces en O Courel, en la montaña de Lugo, y en Valdeorras, en la parte oriental de Ourense, son los más grandes registrados en Galicia.
Los problemas de suministro doméstico de agua a causa de la sequía se revelaron ya durante esa ola de calor. Municipios como el de Porqueira, en el sur de Ourense, restringieron el agua y solo llegaba a las casas dos horas al día. También hay cortes durante el día en Baltar y son varios los ayuntamientos de diferentes puntos de Galicia que han prohibido llenar piscinas privadas o lavar el coche y han limitado los usos públicos. En este contexto, Rivadavia ha pedido autorización para bombear temporalmente agua desde el río Avia, una alernativa de poco recorrido porque desde ese caudal se abastecen otros territorios también afectados por la sequía.