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La nota de cinco niñas en el buzón del aula impulsa la investigación contra un profesor de Lugo por abusos sexuales

La nota que un grupo de cinco niñas de Lugo depositó en el buzón de sugerencias de su aula de primaria ha provocado una investigación por supuestos abusos sexuales continuados contra un profesor de su colegio, el CEIP Albeiros. Según cuenta hoy el diario El Progreso, la Policía Nacional se ha hecho cargo del caso tras las denuncias de las familias. Desde el pasado lunes, el profesor ya no imparte clase en el centro pero, según padres y madres, porque decidió cogerse una baja, no porque la dirección lo apartase. La Consellería de Educación ha abierto un expediente.

Las familias esperan que a sus denuncias se sumen otras en los próximos días, ya que el modus operandi y el tiempo que pueden haber durado esos supuestos abusos les hacen pensar que puede haber muchas más víctimas.

Según relata El Progreso, el pasado jueves 23 de mayo, las pequeñas -todas en torno a los nueve años de edad y compañeras de clase- respaldaron la iniciativa de una de ellas, la que más estaría sufriendo los abusos: escribieron una nota contando todo, la firmaron y la dejaron en el buzón de sugerencias de su aula. El escrito fue recogido por una profesora pero el docente acusado siguió dando clase tanto al día siguiente como el lunes.

Roto el silencio, las niñas lo cuentan en casa

Después de escribirlo, y mientras el centro no hacía nada, las pequeñas empezaron a contar en casa el infierno que atravesaban. “”Yo me enteré el viernes cuando me lo cuenta otra de las madres“, relata una de ellas. ”Lo primero que quiero es contrastar esto, no fuera a ser un lío que montan entre las cinco y se va de control. Pero en casa le pregunto y me empieza a contar todo“.

La madre no tardó en descartar el lío. “Veo desde el minuto uno que está contando la verdad, porque hay detalles y formas de contar que no se pueden inventar, veías que era todo verdad. Me cuenta los detalles, que primero empezaba ganándose su confianza, sentándolas en el colo y luego ya empezaban los tocamientos. Me empieza a contar que el profesor le aprieta hasta que nota sus partes íntimas, que cuando le dice que le deje sentarse en las piernas y no tan atrás él no le deja, que le toca por la barriga, por las piernas, que le mete la mano bajo la camiseta; le empezaba diciendo que le iba a hacer un masaje y al final le iba metiendo la mano”. Y todo eso, según el relato, sucedía en clase, de forma habitual y con el resto de compañeros presentes.

El mismo día pidieron vez en la pediatra, que le dio “total veracidad” y un volante para la unidad de Salud Mental Infanto-Juvenil del Hospital lucense, donde está en observación. La madre no puede evitar la rabia por lo que han pasado las niñas y porque está convencida de que el docente “lo hacía en todas las clases: me consta que ya aparecieron más casos”.

El silencio del centro

El diario lucense añade que se pusieron en contacto con el colegio Albeiros para conocer su versión y que sólo encontró el silencio. “No vamos a decir nada”. Un silencio que coincide con su forma de actuar: no informó a los padres pese a conocer la denuncia desde el jueves 23, tardó días en avisar a Educación y el lunes ni siquiera había informado a la Policía.

Ese mismo día, una de las madres relata que vieron la furgoneta del profesor en el centro y entró a hablar con la directora. “Tengo a mi hija en el coche y desde luego no va a entrar en el centro hasta que ese señor se vaya”, cuenta que le dijo.

Según su relato, la propuesta de la directora fue que ella misma hablase con el docente “porque también tiene derecho a defenderse”. Eso la indignó más todavía y la nueva respuesta no mejoró las cosas: “Le exigí que saliera del centro porque mi hija tenía que entrar, y luego me propone que las niñas no vayan a clase de Música con él, pero que él siga dando clases en el centro”.

Ante la negativa de la madre, porque “mi hija y las otras niñas no se tienen que cruzar con ese tipo ni por los pasillos, y que aparte de ellas hay más niñas en el colegio”, la directora le pidió diez minutos para hablar con el hombre, al que se refería como “mi compañero”. Tras esa conversación, el profesor abandonó el centro y no ha regresado. “Parece que, a partir de ahí, cogió la baja”.