El área sanitaria de A Coruña se ha convertido en el epicentro gallego de la tercera ola de coronavirus. En el Hospital Clínico Universitario de A Coruña (CHUAC), los sindicatos denuncian el desbordamiento de las unidades de cuidados intensivos, en la UCI hablan de situación fuera de control y algunas enfermeras de primera línea denuncia la ausencia de criterios claros de vacunación al personal. Lo que afecta directamente a las que trabajan en los quirófanos de urgencias o a las que derivan de sus puestos hacia las llamadas plantas COVID. “Nos mandan a la guerra sin fusil”, sintetiza una veterana trabajadora del centro.
Carmen María trabaja en el hospital Abente y Lago, integrado en el Complexo Hospitalario Universitario de A Coruña (CHUAC). Es enfermera de quirófano, donde atiende sobre todo pacientes inmunodeprimidos: sus instalaciones acogen la unidad de mama. “En un quirófano se producen aerosoles, eso esta comprobado. Si además trabajamos con personas inmunodeprimidas, que pueden contagiarse fácilmente, el riesgo es enorme”, explica. Ni ella ni ninguna sus 16 compañeras han recibido la vacuna. “La dirección nos ha dicho que estamos de primeras de la lista, pero no pone nada por escrito”, añade. Tampoco conocen el plan del hospital, a cuya gerencia corresponde concretar las directrices de la Consellería de Sanidade, para vacunar al personal.
En el Abente y Lago hay siete quirófanos, pero solo están funcionando “dos o tres”, señala María. A los equipos de enfermería de los inactivos los han enviado a ayudar en las zonas del CHUAC ahora destinadas a enfermos COVID y también, asegura, sin vacunar. Sus colegas de los bloques quirúrgicos del Materno Infantil y de Urgencias se encuentran en la misma situación. “El problema es la falta de transparencia. Arriba [en referencia al hospital central] es un caos. Han sido unos irresponsables”, afirma.
Una enfermera del quirófano de urgencias corrobora el relato. “A nosotras tampoco nos han vacunado. Ni a los cirujanos. Solo a los anestesistas”, dice. Y a estos porque el 18 de enero la Confederación Estatal de Sindicatos Médicos dirigió un duro escrito de dos páginas al gerente del área sanitaria de A Coruña Cee en el que calificaba de inadmisible que el plan de vacunación plantease “una falgrante discriminación a la hora de aplicar dicha vacuna en la plantilla de anestesistas del CHUAC”. El documento finalizaba invocando posibles acciones legales “dado el grave riesgo para la seguridad y salud de los profesionales”. La Xerencia accedió.
“Nosotras solo queremos claridad. Yo misma le he pedido a mi jefe directo una lista por escrito de cuándo nos vacunaremos y no me ha dicho ni el día, ni la hora ni nada por escrito”, denuncia. El quirófano de urgencias recibe pacientes a los que es preciso operar sin ni siquera hacerles un cribado para detectar si tienen coronavirus. “Estamos muy indignadas”, afirma, y enumera otros colectivos del hospital que, a su juicio, deberían recibir la dosis del medicamento y no lo han hecho, como es el caso de las enfermeras de ayuda a domicilio “que pueden transportar el virus de un lado a otro”.
El Sergas asegura que vacuna en función de la disponibilidad de dosis
Consultado por elDiario.es, el Servizo Galego de Saúde (Sergas) se ha limitado a exponer que está “vacunando a todos los profesionales en función de la disponibilidad de vacunas”. Según su versión, “muchos de ellos” comienzan este miércoles, 3 de febrero, con la segunda dosis. No obstante, advierte, “la situación es muy cambiante”. Como ejemplo de inestabilidad coloca que “la semana pasada había 10 unidades COVID y ahora 13”.
Pero las trabajadoras entienden que “o bien no hay prioridades o bien están mal diseñadas”. El sindicato mayoritario de la sanidad gallega, la CIG, emitió este lunes un comunicado en el que hablaba directamente de colapso del hospital coruñés, “especialmente en lo que se refiere a camas de críticos”. Además, criticaba que ni la Xerencia del área sanitaria de A Coruña ni la Dirección de Enfermería -de la que de dependen no solo enfermeras, sino también auxiliares, matronas, técnicos o fisioterapeutas- hiciesen “ningún esfuerzo por prever” la sobrecarga hospitalaria en la tercera ola y actuasen “de forma sobrevenida y sin organización”.
“Solo queremos claridad”, insiste la enfermera del quirófano de urgencias, “una lista clara en la que nos indiquen cuándo nos vacunarán. No digo que los administrativos de las plantas COVID, que ya están vacunados aunque no tienen contacto con los pacientes, no tengan derecho, pero que no nos tomen el pelo desde la dirección”.
El gerente del área, Luis Verde, remitió este martes unas declaraciones a los medios de comunicación en las que pone el acento sobre la disminución de casos nuevos en los últimos días, lo que ha reducido el número de hospitalizados en planta. No sucede los mismo con los pacientes de cuidados intensivos, “todavía en niveles muy altos”. Pero la primera circunstancia, sostiene, “es una situación que tiene que alegrar y estimular para seguir trabajando en esta línea, aunque no ser motivo de descanso”.