En época de encierro obligado, los servicios de muchos ayuntamientos rurales de Galicia se organizan para llamar a la puerta de las personas mayores que viven solas o arrastran problemas de salud y movilidad. En un mundo rural, disperso y envejecido de poco valen los avisos por Internet o redes sociales, así que los servicios de los municipios no pierden el tiempo y ya desde el pasado sábado, antes de que comenzara el confinamiento, se organizan para no dejar a ningún vecino desatendido.
Publican bandos, ponen avisos en todas las parroquias, los cuelgan en las webs y redes sociales, e incluso tiran de megafonía. Pero lo más efectivo es, dicen, ir puerta a puerta a las viviendas que los servicios sociales tienen ya identificadas, para dejar un número de teléfono de contacto. “Empezamos el sábado y esta mañana ya recibimos 15 llamadas, algunas para informarse y otras ya para hacer encargos”, explica Rafal García, concejal de Atención al vecino en Monterroso (Lugo).
Los mayores suelen llamar, cuenta, para pedir que el médico de cabecera les active algún medicamento en su tarjeta de la seguridad social y recogerlos en la farmacia.“Es un trámite que se puede hacer por teléfono pero no tienen ese hábito, así que como tenemos que ir a la farmacia igualmente, pues ya hacemos todo junto”, indica. Además, tratan de unificar para hacer el menor número de viajes posibles.
Se trata de una iniciativa que se está expandiendo por multitud de ayuntamientos rurales (y también urbanos) de Galicia. Desde A Coruña, que montó un sistema de voluntarios y cuelga carteles por los barrios para informar a la vecinanza de esta ayuda, a Curtis, Palas de Rei o A Fonsagrada. También en el corazón de la montaña de Ourense, en A Pobra de Trives, que pone a disposición de sus vecinos dos números de teléfono, uno para el servicio a domicilio de bienes de primera necesidad a outro para emergencias sanitarias. Allí también está disponible el personal de servicios sociales y del centro de información a la mujer “para contactar de manera diaria” con las persoas que están solas o son más vulnerables.
También están en marcha los voluntarios de las diferentes agrupaciones de Protección Civil. Entre los municipios de Cortegada y Padrenda, en Ourense, no suman ni 3.000 habitantes pero el equipo de personas que se han activado en Protección Civil ya suman 20. No hay casos de coronavirus, como en general en las zonas rurales de Galicia, pero están preparados. En los dos ayuntamientos, las personas que viven solas o que pueden precisar apoyo tienen ya el número de teléfono de Marcial, de Protección Civil, o del ayuntamiento. “Nos coordinamos con servicios sociales, fuimos a colgar el bando a todas las parroquias y a recorrer todas las casas. En el rural es la que nos queda”, dice.
Los ayuntamientos refuerzan estos días una red de cuidados que no es nueva en los municipios menos urbanos de Galicia. “La red vecinal aquí siempre es fundamental”, explica la concejala de Política Social de Melide (A Coruña), Carmen Liñeira. Para hacer la compra, para recoger medicamentos, para ir al centro de salud. El apoyo de los vecinos ya es esencial en el día a día de mayores con problemas de movilidad o de salud, o que carecen de un medio de transporte que les acerque a los servicios básicos, normalmente concentrados en el pueblo o en la capital de la comarca.
Con esta nueva situación, los servicios sociales se vuelcan sobre todo “en garantizar que todos tienen lo que necesitan” y que todos disponen de un número de teléfono al que llamar “si surge algo”. De momento, dicen, las cosas están tranquilas pero quieren que todo el mundo tenga un recurso a mano por si el estado de alarma se alarga.