La portada de mañana
Acceder
16 grandes ciudades no están en el sistema VioGén
El Gobierno estudia excluir a los ultraderechistas de la acusación popular
OPINIÓN | 'Este año tampoco', por Antón Losada

El voto al PP gallego retrocede a tiempos de Alianza Popular y da ánimos a la izquierda en la carrera por la Xunta

Uno de los grandes titulares de la noche electoral del 26M fue el desplome de las mareas municipales en las ciudades en las que habían emergido directas al gobierno en 2015: A Coruña, Santiago y Ferrol. Otro, ligado con éste, fue la pérdida de poder urbano del PP, que en un episodio inédito no consiguió entrar en el juego de la alternancia de los gobiernos de las ciudades ya fuese por empeorar resultados -A Coruña, Santiago, Ourense-, por no mejorar lo suficiente -Ferrol, Lugo- o por ahondar en una diferencia sideral -Vigo-. Otro más, la imposibilidad de regresar a las diputaciones que había perdido y en particular la pérdida de la mayoría absoluta de los Baltar en la de Ourense, lo que supone un terremoto político en sí mismo.

Estos focos de atención, unidos a la dinámica estatal, dejaron en un segundo plano el resultado global gallego de los dos comicios celebrados en Galicia el 26 de mayo, municipales y europeos. Ambos encendieron alarmas en la sala de máquinas del PP y dieron ánimos por la banda izquierda, muy especialmente en el PSdeG, hacia una carrera hacia la Xunta de inminente salida, como ya evidencia el propio Feijóo. No en vano, el porcentaje de apoyo a los conservadores en ambas citas los hizo retroceder a los tiempos de la vieja Alianza Popular, el partido que Manuel Fraga refundó para convertirlo en el PP.

Un mes después de que, en las generales del 28A, el PSdeG fuese la fuerza más votada en Galicia en unas elecciones por primera vez en su historia -o, lo que es lo mismo, un mes después de que el PP no tuviese tal condición desde que fue fundado-, la historia se repitió en la votación a la Eurocámara y estuvo a punto de hacerlo en la de los ayuntamientos. Los socialistas quedaron casi catorce puntos por delante del PP en Galicia en las europeas (35,05% frente a 29,81% de los votos, según el recuento provisional) y fueron superados por los de Feijóo en las municipales por un estrecho margen de menos de un punto (33,35% PP, 32,76% PSdeG).

En el caso de las municipales el ascenso del PSdeG tiene varias fuentes. Entre las más destacadas, la cosecha de voto perdido por las mareas municipales y el éxito de Abel Caballero en Vigo. Estos y otros factores encuadrados en la ola iniciada en las generales los catapultó a niveles de voto del entorno del 35%, inéditos desde los tiempos de Emilio Pérez Touriño en la Xunta y José Luis Rodríguez Zapatero en el Gobierno, a mediados de la pasada década, pero con una diferencia: entonces, cuando más cerca habían estado del PP, lo tenían 4 puntos por delante y ahora ya lo han conseguido superar dos veces.

Los populares quedan también por debajo del nivel de apoyo ciudadano conseguido en la que hasta ahora había sido su mayor caída desde la victoria de Alberto Núñez Feijóo en las elecciones gallegas de 2009, el ciclo electoral de las europeas de 2014 a las generales de 2015. Entonces habían quedado en el entorno del 35%, lo que en la cúpula conservadora se había interpretado como un riesgo real de perder la Xunta toda vez que entre En Marea como coalición -en aquel momento, segunda fuerza- y el PSdeG superaban el 46% de los sufragios.

Ese mismo umbral, del 46%, es el que superaron en las pasadas municipales los votos de los socialistas agregados a los del BNG, que a pesar de descender un poco con relación a los anteriores comicios locales, sí asciende respecto a las gallegas de 2016 y las generales de este mismo año. Sumando los de las tres grandes mareas hasta ahora gobernantes en A Coruña, Santiago y Ferrol y las candidaturas ligadas a En Marea el porcentaje se acerca al 50% en el conjunto de Galicia. Los sufragios obtenidos por el PSdeG (494.526), el BNG (187.894), las listas amparadas por EM (22.289), Marea Atlántica (25.290), Compostela Aberta (10.651) y Ferrol en Común (10.249) llegan a superar los 750.000, incluso los 760.000 teniendo en cuenta la ascendente Alternativa dos Veciños de Oleiros. Mientras, el PP quedó en 503.000, que llegan a 532.000 sumando a Ciudadanos.

Si atendemos al 28A, la suma de los resultados del PSdeG, En Común, En Marea y BNG supera el 55%. La diferencia con relación a hace cuatro años es que, frente a estas sumas de la izquierda, el PP no llegó al 30% en las generales y en las municipales, sin excesiva competencia viable por la derecha, quedó en el 33%.

En elecciones gallegas el PP nunca bajó del 40% en la media gallega con sus actuales siglas. Su menor nivel de apoyo desde la refundación fue en 1989, un 44% que le sirvió a Fraga para batir al entonces presidente de la Xunta, el socialista Fernando González Laxe, con una ajustada mayoría absoluta. La cuota más alta en comicios al Parlamento la logró el mismo Fraga en 1997, acercándose al 53% de los sufragios. Por el momento se desconoce cuándo los populares pondrán a prueba ese nivel de apoyo en los comicios gallegos ni si lo harán con Feijóo al frente. Frente al PP estarán, con toda probabilidad, el socialista Gonzalo Caballero y la nacionalista Ana Pontón. Resta saber también cómo y con quién concurrirán las formaciones antaño agrupadas en torno a En Marea.

Estos números, unidos al poder territorial que ganarán a partir del próximo junio en villas y ciudades -además de mantener cuando menos tres diputaciones- llevan a la dirección del PSdeG a dar por abierto “un nuevo tiempo político en el país”, en palabras de Gonzalo Caballero. “Estamos muy satisfechos” porque “la ciudadanía gallega volvió a decir no a Feijóo en las urnas”, afirma el secretario general de los socialistas, para quien “el mapa de los resultados” del 26 M permite “ver que existe una mayoría social de progreso y de izquierdas” en Galicia. “Le dijeron 'no' a Feijóo en abril y se lo volvieron a decir” y por eso, afirma, “vamos a trabajar a destajo para reeditar” el “cambio de ciclo” en las autonómicas que, excepto en caso de adelanto, se celebrarán en 2020.

El BNG, por su parte, concuerda con el análisis de que “estamos ante un cambio de ciclo político”. Para su portavoz nacional, Ana Pontón, los resultados de las municipales ratifican el “avance” de su formación, a lo que ve en condiciones de impulsar un “nuevo tiempo político” y “dejar atrás un decenio nefasto para Galicia”. “Comenzó la cuenta atrás del PP y el BNG será protagonista, con un proyecto sólido y unido para el cambio en las próximas elecciones gallegas”, afirma.

Feijóo, mientras, valora que a pesar de tener “más apoyos que el PSOE en Galicia” en las municipales y “más porcentaje de votos que el PP” en el conjunto del Estado, el resultado del 26 M estuvo “lejos de ser el deseado” y “por lo tanto, trabajaremos a destajo para seguir siendo la fuerza política de referencia de los gallegos”.