Xácia Ceive construye en la Ribeira Sacra un espacio “libre y seguro” para personas queer o que, como ella, han realizado un tránsito de sexo. Sete Outeiros es un proyecto que inició hace tres años cuando, al poco de iniciar su cambio, se dió cuenta de que necesitaba sentirse arropada y buscar ayuda en un momento de vulnerabilidad. En una casa aislada en medio de un valle, rodeada de naturaleza, Xácia recibe a aquellas personas queer y transexuales que, como necesitó ella, precisen respirar, comprensión o compañía.
Llegó hace nueve años a la Ribeira Sacra directa de Londres para buscar una tierra en la que ser autosuficiente, vivió desde allí su tránsito, y ahora preside la asociación feminista de su comarca, FEMforte. “Hay feminismo en el rural gallego, pero si hay feminismo estructurado es otra pregunta. Cualquier mujer que realice un acto de resistencia a las opresiones sociales y machistas hace un acto de feminismo. Esto existe en todas partes del rural gallego. El feminismo organizado está comenzando a llegar, pero todavía tenemos que hacer mucho trabajo para conectar estos actos y darles una voz resistente”, considera.
Es la primera vez que su asociación tiene a una mujer transexual como presidenta. Un reflejo, dice, de la buena relación que hay en Galicia entre las mujeres CIS y transexuales que se alejan “del tipo de conflicto, la transfobia, que hay en otras partes”. Desde su experiencia, afirma que sus relaciones sociales mejoraron después de comenzar su tránsito. “En Galicia existe una curiosa contradicción. En la cultura está muy integrada la importancia de la familia y, a la vez, también se respeta mucho la distancia de las otras personas, de dejarles su espacio. Eso me ayudó mucho en mi tránsito porque mis vecinas, que no entienden en profundidad los procesos por los que pasé, entienden que mi vida es mía y la respetan, y tenemos una relación muy buena. Esto no pasaría en muchos lugares”, afirma.
Ahora, trabaja desde la directiva de FEMforte en la preparación del 8M en su comarca y en próximas campañas contra la discriminación salarial de las mujeres o de apoyo a las mujeres maltratadas en el proceso de poner una denuncia. Su red feminista en el rural se teje a base de la necesidad de hablar de los problemas que se encuentran las mujeres a diario y de oponerse a la violencia porque, dice, “hablar de feminismo puede ser polémico pero los problemas concretos los entienden todas las mujeres”.
De las políticas que puedan llegar de la Xunta tras el 5A espera poco. Xácia cree que el cambio que necesita la sociedad “es muy radical y afecta a la manera de relacionarnos”. “Y el feminismo es la única manera de hacer ese cambio”, concluye.