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El PP moviliza a sus barones ante la preocupación por una derrota de Rueda en Galicia

“No están preocupados, pero están ocupados”. Así intentaba un dirigente nacional del PP rebajar esta semana la creciente inquietud que se ha instalado en el partido sobre el resultado de las elecciones en Galicia, que se celebrarán el próximo 18 de febrero. Una fecha crucial para la estrategia del PP, en palabras del propio Alberto Núñez Feijóo. Tras una semana de campaña y el único debate aceptado por su candidato del que no salió bien parado, la tensión, justificada o no, se extiende. Alfonso Rueda ha pedido ayuda a otros dirigentes autonómicos, mientras el líder y expresidente de la Xunta se muda durante una semana a sus antiguos dominios con una caravana paralela.

“Hay que arañar cualquier voto”, reconoce un presidente autonómico a elDiario.es. El PP de Galicia ha contactado con varios de ellos para conocer su disponibilidad. El primero en acudir será el andaluz, Juan Manuel Moreno, este mismo fin de semana. En la recta final de la campaña será el turno de la madrileña, Isabel Díaz Ayuso, quien ya recibió una sonora ovación cuando, a mediados de enero, Rueda se rodeó de todos los dirigentes regionales en un acto preelectoral en el que no estuvo Feijóo para no opacar al candidato, según explicaron entonces desde la dirección.

Porque Galicia no es cualquier lugar para el PP. Es el feudo que abandonó Feijóo para acudir a la llamada de una organización desarbolada por la guerra abierta entre Pablo Casado y Ayuso. Llegó el ‘barón de barones’ y pacificó el partido. Dejó a cargo de ‘su’ territorio a quien fue su secretario general en la oposición, y mano derecha en sus Gobiernos hasta alcanzar la Vicepresidencia primera y convertirse en su delfín.

Un heredero que, como suele ocurrir, busca marcar su propio perfil y desligarse de su predecesor. Enterrado en una entrevista que fue muy comentada, Rueda llegó a decir, en referencia a sus diferencias con Feijóo: “Se habla del estilo Rueda. Si tengo que resumirlo es que no dejé de hacer nada de lo que hacía antes de ser presidente y no pienso hacer nada que no hiciese antes de ser presidente. Es decir, al final, si eres normal, la gente lo nota”.

Feijóo había abandonado la placidez de cuatro mayorías absolutas convencido de que su destino era desalojar a Pedro Sánchez de la Moncloa. Pero no lo logró. Pese al triunfo relativo en las urnas, el fracaso del 23 de julio fue muy sonoro porque la caída se produjo desde unas expectativas elevadísimas en las que incluso se llegó a verbalizar la opción de gobernar en solitario, tan solo con el apoyo externo del PNV.

Las encuestas, casi todas equivocadas en favor de la derecha, jugaron entonces un papel determinante en la definición de una estrategia que se demostró equivocada. Como en 2022, cuando Alfonso Fernández Mañueco confió en los sondeos para echar a Ciudadanos del Gobierno, convocar elecciones e intentar una mayoría absoluta de la que quedó muy lejos. La consecuencia fue que la extrema derecha alcanzó por primera vez un gobierno autonómico en España.

Dos años después, Rueda también optó por un adelanto electoral, aunque solo de unos meses. Tras aprobar los Presupuestos de 2024, el presidente no electo de Galicia convocó a las urnas. Desde las plantas nobles del edificio del número 13 de la calle de Génova de Madrid que alberga la sede del PP empujaron al barón gallego a adelantar los comicios para hacerlos coincidir con la tramitación de la ley de amnistía. Un momento que creían inmejorable porque, pensaban, el PSOE y el Gobierno de Pedro Sánchez estarían vapuleados.

Y es cierto que el Ejecutivo de coalición no pasa por sus mejores momentos políticos. El problema es que la amnistía no está siendo en Galicia el motor que esperaban en el PP. Un análisis que ya hacen en privado algunos barones desde hace semanas, conscientes de que en los territorios el debate político nacional no siempre funciona. O deja de funcionar cuando se trata de comicios autonómicos. O, simplemente, la gente quiere hablar de lo suyo, y no de los problemas de otros.

Rueda aceptó esos comicios en plenos carnavales, muy celebrados en algunas comarcas gallegas. Y prometió una campaña autonómica, centrada en Galicia. También en Génova dijeron lo mismo. La realidad es que la amnistía, los pactos con los independentistas, los acuerdos con EH Bildu y demás elementos que copan la actualidad nacional no terminan de engranar en esta campaña.

El candidato del PP ha tanteado a varios presidentes, y los que pueden acudirán a la llamada. Moreno acompañará a Rueda este fin de semana en Santiago, Sanxenxo y A Coruña. En el feudo andaluz sostienen que las encuestas del PP les dan mayoría absoluta, pero muy justa. Y reconocen la “preocupación” porque en Galicia, al no estar Vox, se la juegan a todo o nada, y un día complicado con una caída de mil votos te puede dejar fuera. La otra opción, depender de la Democracia Ourensana del histriónico Gonzalo Pérez Jácome no es mejor.

“39 ahora mismo hay”, apunta otro líder autonómico consultado por elDiario.es. “Pero entiendo que aprieten todo lo que puedan”, añade. Y recuerda que las primeras elecciones de Feijóo en Galicia, en 2009, las ganó por la mínima: 38 escaños de 75. Las mismas voces rememoran cómo entonces fue preciso el tirón de Mariano Rajoy, quien también organizó su propia caravana paralela para apoyar al entonces desconocido candidato. Ahora, el expresidente del Gobierno también se bregará en la batalla electoral para ayudar a Rueda.

La espantada del debate

La inquietud es patente también en el entorno de Alfonso Rueda. El equipo gallego del PP no lleva bien la bicefalia que se ha instalado en su campaña ni la presencia de la agenda madrileña en los mensajes que se transmiten en cada mitin. Fuentes de la dirección del PPdeG discuten la eficacia de intentar ganar en las urnas con la bandera de la amnistía o las alusiones al terrorismo que algunos dirigentes piden asociar al BNG.

La presencia de Feijóo en Galicia ha sido muy potente desde el lanzamiento de la campaña. Y lo será aún más la semana que viene, sin actividad parlamentaria en Madrid. Lo que iba a ser una “caravana rural” al servicio de Rueda ha mutado en algo más. El líder nacional no solo va a las aldeas, donde tras 14 años de poder ininterrumpido es mucho más conocido que su sucesor, como recuerda un dirigente regional a este medio. También a grandes y medianas urbes. 

Pese a los recelos, Feijóo y Rueda compartirán escenarios. Este mismo viernes, en la localidad pontevedresa de Lalín. Un enclave especial para el PP gallego ya que era el feudo de Xoxé Cuiña, eterno delfín ya fallecido de Manuel Fraga y uno de los nombres más importantes en la construcción del partido, históricamente enfrentado a la facción de Feijóo.

Pero si hay dos cosas que han descolocado a Rueda en los últimos días son las encuestas y su traspié en el debate a cinco que protagonizó en la Televisión de Galicia ante 345.000 espectadores que se conectaron a esa señal durante alguno de los 120 minutos que duró la contienda. La primera reacción de los conservadores tras el debate fue anunciar que no estarán más frente a las cámaras para intercambiar ideas y proyectos con sus oponentes. 

Si el PP confirma que decide borrarse del otro debate previsto en una televisión pública, la nacionalista Ana Pontón y el socialista Xosé Ramón Gómez Besteiro disfrutarán en Televisión Española de 60 minutos de antena gratis para mostrar hasta qué punto se pueden entender los que están llamados a ser presidenta y vicepresidente, en caso de vuelco electoral. En julio de 2023, Feijóo también renunció a un debate y luego se arrepintió.

De las encuestas a los populares les preocupan varias cosas. La primera es la alta valoración que obtiene Ana Pontón en todo sondeo que se va publicando. Alarma la fuerza con la que la dirigente nacionalista se muestra entre el sector de votantes más jóvenes, un grupo de edad que al PP se le ha escapado de sus redes. Y es que en el PP gallego están convencidos de que si hay una participación masiva y buena afluencia de jóvenes en las urnas, la Xunta se les puede escapar de las manos. 

Los temores en el PP se vienen fraguando de largo. Ya en precampaña saltaron todas las alarmas con la llegada de la marea de pellets a las costas de Galicia. Un dirigente de la formación conservadora lo resumía así en conversación con elDiario.es: “Si lo de los pellets llega dos semanas más tarde, estamos muertos”. 

Y pese a todo, la última semana de campaña se presenta más española que nunca para un PP que espera la llegada de Feijóo, Moreno y Ayuso, entre otros. La idea de “Feijóo al rescate de Rueda” no gusta a todos los dirigentes del partido en Galicia y tampoco agradan titulares como el que publicaba este jueves el diario ‘El Mundo’: “Feijóo peregrina en Galicia para llenar de votos a Rueda en los pueblos”.

En cuanto al advenimiento del presidente andaluz, hay opiniones para todos los gustos. Fuentes de su equipo aseguran a elDiario.es que ha sido el propio Rueda quien le ha pedido que viaje a la campaña gallega porque las encuestas dan una mayoría “justita” para el PP. Eso explica el “maratón electoral” que prevé el andaluz. 

La otra figura estatal que aterriza en Galicia es Isabel Díaz Ayuso. Estará en Vigo el próximo día 15 y en un desayuno en Sanxenxo al día siguiente, último día de la campaña.

Nada que ver con la situación de 2020, cuando Feijóo se opuso a que Cayetana Álvarez de Toledo se dejase ver por sus mítines. El entonces candidato frenó las tentaciones de reproducir en Galicia la batalla política madrileña. Ahora es quien la patrocina y ha arrastrado a su partido a una estrategia con dos cabezas que miran de reojo cada nueva encuesta que se publica y, sobre todo, a la nacionalista Ana Pontón y sus posibilidades de convertirse en la próxima presidenta de Galicia.