El PP de un municipio de Pontevedra lanza su precampaña llamando a “rodear el Ayuntamiento”
El 25 de septiembre de 2012 varios miles de personas se manifestaron en el centro de Madrid bajo el lema Rodea el Congreso en el marco de las protestas contra los paquetes de recortes del Gobierno de Mariano Rajoy. En previsión de un eventual éxito de la convocatoria el PP había equiparado aquella movilización con el intento de golpe de estado del 23-F porque, había considerado la entonces secretaria general del partido, María Dolores de Cospedal, rodear la sede del legislativo es tanto como “ocupar el Parlamento” y “contrariar la voluntad popular”.
Cuatro años después, en octubre de 2016, la misma plataforma volvió a salir a las calles para rechazar la segunda investidura de Mariano Rajoy y el PP, por boca de su vicesecretario Javier Maroto, había considerado que quien apoyara esta protesta tenía “un problema con las urnas”. A su juicio, pretendían “sustituir” el foro parlamentario “por los gritos de la calle” y “camuflar” con “gritos” que la izquierda no había logrado mayor representación en las elecciones. Esas mismas acusaciones las había replicado el PP gallego, que entonces preparaba la tercera investidura de Alberto Núñez Feijóo.
Más de dos años después de aquella última movilización quien llama a rodear la sede de una institución pública es el PP. Lo en Poio, un municipio de Pontevedra gobernado por el BNG (7 ediles en las elecciones, 6 en la actualidad tras la marcha de una concejal al grupo de no adscritos) en coalición con el PSdeG (3), mientras que los populares cuentan con los 7 restantes tras haber quedado en las elecciones de 2015 como segunda fuerza más votada. Antes, en 2011, también habían sido segunda fuerza con 7 concejales frente a 8 del Bloque y 2 socialistas.
El líder del PP en este ayuntamiento, también portavoz del partido en la Diputación de Pontevedra, Ángel Moldes, presentó esta semana movilización impulsada para el 20 de enero por su partido, que en la provincia preside el vicepresidente de la Xunta, Alfonso Rueda. Ante los esperables paralelismos entre su protesta y la equiparada con el golpismo por el propio PP, Moldes asegura que “no buscamos, como ocurrió con Rodea el Congreso”, generar “crispación o alguna problemática o que se produzcan cargas policiales”. Por eso es en domingo, mantuvo en declaraciones que recoge Pontevedra Viva.
Mientras desde la dirección central del partido se recurre frecuentemente a la presencia de niñas y niños en movilizaciones para criticar un supuesto “adoctrinamento” en lugares como Catalunya, el PP de Poio asegura que, como su Rodea o Concello [Rodea el Ayuntamiento] de Poio va a ser “constructivo y festivo”, animan a que “vengan las familias, con mayores y pequeños”. Además, mantienen, no van “a interrumpir a funcionarios, ni nada”, al no ser día laborable.
El motivo de la movilización, aseguran, es expresar el desacuerdo “con todos los impuestos” regulados por el gobierno local que encabeza el nacionalista Luciano Sobral desde 1995, y en concreto con tributos como el precio del agua o las tasas de vados. Será, de alguna manera, “un resumen de todas las reivindicaciones” del PP durante el mandato municipal. Para convocar la manifestación ya están distribuyendo carteles con el lema Rodea o Concello de Poio! y divulgando la convocatoria en las redes sociales.
En la Diputación de Pontevedra y en el Parlamento
No es la primera vez, no obstante, que el PP gallego adopta en la oposición modos de protesta que critica con dureza desde el Gobierno. Es lo que ha sucedido en los últimos años en la propia provincia de Pontevedra. Así, por ejemplo, el pasado 2016 la dirección que encabeza Alfonso Rueda envió a una treintena de alcaldes a la sede de la Diputación provincial para, con una sentada simbólica en el salón de plenos, rechazar el nuevo modelo de distribución de fondos entre municipios promovido por el gobierno de PSdeG y BNG.
Algo parecido sucedió en el año 2005 en el Parlamento gallego. Entonces, poco después de perder el poder en la Xunta, unos 200 cargos del PPdeG protagonizaron una tensa manifestación en el Parlamento contra el Gobierno de coalición de socialistas y nacionalistas por anular 247 obras en ayuntamientos rurales que el Ejecutivo de Manuel Fraga había aprobado pocos días antes de las elecciones en las que acabaría perdiendo la mayoría absoluta. Años después, ya en el poder, Feijóo consideró una “violación de la democracia” manifestaciones en el Parlamento como las de los afectados por las preferentes en 2012.