Con el presidente de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF), Luis Rubiales, en el foco de las críticas y con peticiones de dimisión por agarrar la cara y dar un beso no consentido a una futbolista de la selección, el máximo responsable de la federación gallega, Rafael Louzán, ha insistido en el discurso de restar importancia a lo ocurrido: “Son errores que se cometen en la vida”. Lo hizo en declaraciones a los medios en un acto para homenajear a una de las jugadoras del equipo que ganó el mundial, la pontevedresa Tere Abelleira.
Louzán ha dado por buena la reacción posterior de Rubiales cuando las críticas por su conducta empezaron a extenderse: “Ha pedido disculpas”. Él sí está presente este viernes en la Asamblea de la Real Federación Española de Fútbol convocada de forma extraordinaria: “Yo he visto que algunos no van a asistir, pero yo creo que, por respeto a la convocatoria, tenemos que asistir”. Ante la “situación” actual, ha pedido, según informa Europa Press, “unidad del equipo” que ha trabajado “durante mucho tiempo”
“Como nos pasó a muchos, yo he visto a muchos compañeros incluso de medios vuestros que en principio no le dieron la dimensión que después fue cogiendo la situación”, añadió, en referencia a comentarios de varios periodistas deportivos. Tras varias jornadas en las que la propia jugadora, Jenni Hermoso, denunció los hechos a través de su sindicato y pidió medidas ejemplares, y de peticiones de dimisión, Louzán defiende que la atención debería dirigirse a la victoria deportiva de la selección española. “Yo sé que la sociedad española está preocupada con esta situación, porque es la verdad, pero yo creo que debemos centrarnos en lo importante, que es que haber llegado hasta aquí con Tere y con el equipo no ha sido nada fácil. Conseguir esto es algo increíble, aunque yo creo y entiendo que en este momento se le está dando una magnitud más importante quizá a lo otro”, manifestó.
Louzán preside la Federación Galega de Fútbol desde 2014. Antes estuvo, con el PP, más de una década al frente de la Deputación de Pontevedra. La Justicia lo condenó por prevaricación por la concesión de unas obras en, precisamente, un campo de fútbol en el municipio de Moraña durante su etapa en el ente provincial. La Audiencia Provincial de Pontevedra lo absolvió de un delito de fraude por el que un juzgado le había impuesto dos años de cárcel, pero confirmó los siete de inhabilitación para cargo público por prevaricación.