Desde poco después de su salida de la cárcel el exbanquero Mario Conde, ahora detenido por la presunta repatriación del dinero supuestamente robado de Banesto, ha cultivado una imagen de intensidad intelectual. De vez en cuando ha concedido entrevistas a medios diversos que en gran parte de las ocasiones desembocaban en diatribas contra los políticos o recetas para arreglar el sistema financiero, entre otras. Muchos de esos encuentros tenían como escenario la Casa Grande da Cerca, un pazo situado en la parroquia de Chaguazoso, en el ayuntamiento ourensano de A Mezquita, que acabó ligando a quien fue estrella de las finanzas españolas con la familia Baltar.
Tal y como ha relatado la periodista Cristina Huete en el periódico El País, Conde inició su particular jubilación ourensana alrededor de 2009, cuando todavía estaba en libertad condicional. Entonces la Xunta seguía promocionando el pazo a través de Turgalicia como casa de turismo rural. No en vano, en la década anterior el edificio había sido restaurado con esta finalidad, como tantos otros por toda Galicia, gracias a las subvenciones del Fondo Europeo de Desarrollo Regional. Según el portal especializado Hosteltur, la restauración costó casi 490.000 euros, de los que unos 120.000 salieron de las arcas autonómicas.
En algunas de las fotografías del exbanquero metido a político y a azote de los poderosos para la prensa se podía observar, a un lado de la puerta del pazo, una placa con adornos dorados. Es el testimonio de que los trabajos de rehabilitación fueron inaugurados en la pasada década por el entonces presidente de la Xunta, Manuel Fraga, que en el acto puso la Casa Grande da Cerca como ejemplo de “edificación rural de alto nivel” y de “esfuerzo” de sus propietarios. Los elogios de don Manuel no iban dirigidos a Conde, sino a Gabriel Caldelas exteniente de alcalde del Ayuntamiento y padre de María José Caldelas, elegida diputada del PPdeG por Ourense en 2001 y casada con José Manuel Baltar en 2007 en una ceremonia celebrada, precisamente, en el pazo de Chaguazoso.
Mientras todo esto sucedía Turgalicia y multitud de espacios de turismo rural siguieron ofreciendo plazas en la casa por entre 75 y 120 euros por pasar una noche en uno de sus siete cuartos y disfrutar de las cuatro hectáreas de terreno que la circundan. No obstante, los turistas que quisieran acercarse a la casa lo tenían realmente difícil. Casi nunca había plazas o, simplemente, se indicaba a quien llamara que se había confundido de número. O nadie respondía al teléfono. La explicación 'oficial', ofrecida por Caldelas al Faro de Vigo en 2012, cuando Conde ya proyectaba ser candidato a la Xunta por SCD, era que le tenía la antigua rectoral alquilada a una empresa del exbanquero, Bernaclas S.L. “Creo que Conde alquila habitaciones a trabajadores de esa empresa”, indicaba el empresario. En la misma línea, desde el pazo se aseguró a Economía Digital que el pazo estaba “abierto”.
Este particular alquiler sería la manera de salvar la condición impuesta para captar la mencionada financiación de la UE: el pazo tendría que estar disponible como alojamiento rural para el público en general durante quince años, esto es, hasta el pasado 2015. La operación, indicaba aquella información del diario vigués, se trataba de una especie de arrendamiento con opción a compra pactado por 75.000 euros trimestrales hasta sumar 1,8 millones de euros por los que la propiedad pasaría del suegro del barón del PP ourensano al antiguo presidente de Banesto.
Poco antes de que expirara el plazo de década y media, la finales de 2014, Turgalicia retiró la Casa Grande da Cerca de su oferta turística y el pazo continuó como escenario de la “jubilación” y las reflexiones de Conde. Este lunes volvió a abrir sus puertas, pero para que entraran los agentes de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil a la búsqueda de pruebas del retorno desde Suiza del dinero presuntamente robado en Banesto.