Al presidente de la Diputación de Ourense, José Manuel Baltar, le gusta pisar el acelerador y saltarse los límites de velocidad cuando conduce su coche oficial para acudir a citas que no figuran en su agenda pública. Así ha quedado acreditado este lunes, tras conocerse que el pasado 23 de abril fue multado en dos ocasiones: la primera, por ir a 173 kilómetros por hora, y la segunda por hacerlo a 215.
Ambas fotografías de radar se produjeron en dos puntos de la autovía A-52 a 143 kilómetros de distancia uno del otro. Baltar recorrió ese tramo en 54 minutos, lo que arroja una velocidad media de 158,8 kilómetros por hora. El cálculo de tiempos se deduce de las horas en las que los controles de tráfico se detuvieron sobre su matrícula: la primera foto fue a las 17:44 y la segunda a las 18:38.
La nueva información, avanzada por la Cadena Ser, echa por tierra los argumentos del político ourensano, que se justifica con el argumento de que todo lo sucedido ha sido producto de “un despiste” en “una larga recta sin referencias”. Los nuevos datos desmienten esa versión y le incriminan conduciendo muy por encima de los límites de manera continuada y durante, al menos, una hora de viaje.
El trayecto que el político recorrió con el pie a fondo cuenta con algunos tramos en los que la velocidad máxima permitida es inferior a 120 kilómetros por hora, puesto que hay dos zonas de obras en donde no se puede circular a más de 80. También hay dos túneles, limitados a 100 kilómetros por hora. Pese a ello, el barón ourensano del PP consiguió atesorar una velocidad media sostenida de 160. En el momento en el que el primer radar saltó, su velocidad era de 173. Cuando lo hizo el segundo, circulaba a 215.
El PP resta importancia a lo sucedido
Pese a todo lo anterior, el Partido Popular continúa instalado en la estrategia de quitarle importancia a lo sucedido. El último en valorar el suceso ha sido el coordinador general de la formación política, Elías Bendodo. Su tesis, desplegada ante los periodistas que cubrían un acto de partido en la localidad coruñesa de Carballo, señala a su compañero como víctima de una sociedad que conduce por encima de los límites. Bendodo asegura: “Los políticos somos el reflejo de la sociedad. No somos, ni mucho menos, de otro planeta”. Dicho en otras palabras, Baltar hace lo que todos y, por tanto, no es un marciano.
Tres días después de las elecciones municipales, Baltar tendrá que asumir sus hechos ante un juzgado de Zamora. El caso podría haberse solventado ya en la vista rápida a la que la jueza de Puebla de Sanabria le convocó el pasado 11 de mayo. En aquella ocasión, el acusado se negó a aceptar las penas que pedía la fiscalía (una multa y retirada de carné), consiguiendo aplazar la resolución judicial hasta después del día de las votaciones. Esas discrepancias sobre las penas es lo que Baltar denomina “debate jurídico” en el que sus abogados van a discutirlo todo: “Desde el tipo de radar a otro tipo de cuestiones”. Sobre él aún pesa una acusación por un delito contra la seguridad vial, aunque el argumentario popular intenta rebajar el caso hablando de “sanción administrativa”. Lo que sus abogados no esperaban es que el día de los hechos fueran dos los radares que cazaron a su defendido, dejando negro sobre blanco que Baltar recorre la distancia entre dos puntos muy lejanos a una velocidad que lo sitúa fuera de la ley de manera continuada en el tiempo.