La muerte del creador japonés Akira Toriyama ha entristecido estos días a millones de sus seguidores en todo el mundo. Creador del mítico manga Dragon Ball y de Dr. Slump, sus obras también tuvieron una enorme influencia en numerosos niños y jóvenes de Galicia. Dragón Ball se tituló en Galicia “As Bolas Máxicas”, aunque todo el mundo lo conocía popularmente como Son Goku, el nombre de su protagonista, de igual modo que Dr. Slump era conocido por su personaje Arale.
Los niños pudieron acceder a las aventuras de Son Goku en gallego en TVG, unos días antes que en ninguna otra lengua, y su emisión fue fundamental para asentar la normalización lingüística desde finales de los 80. Las series manga, principalmente Dragon Ball, fueron un gran reactivador laboral en el sector del doblaje, que se vio en la tesitura de enfrontarse a una versión original marcada por los rasgos abiertamente machistas de algunos personajes, generando controversia en lugares como Valencia, donde su emisión llegaría a debatirse en el Parlamento. Sin pretenderlo, Son Goku también acabaría siendo protagonista involuntario de la accidentada inauguración del sistema dual de TVG, realizada por el entonces presidente de la Xunta, Manuel Fraga.
“He sentido mucha pena por la muerte de Akira Toriyama, porque he pensado que le quedarían todavía muchos proyectos por hacer”, confiesa Suso Iglesias, el que fue director del emblemático programa Xabarín Club de TVG. El canal gallego figura en numerosos textos como la primera cadena autonómica que emitió, en 1988, los primeros capítulos en España de Dragon Ball, traducido en gallego como “As Bolas Máxicas”, algo que Iglesias matiza porque le consta que “un poco antes, Canal Sur ya había emitido algunos capítulos, aunque los habían retirado en poco tiempo”.
Tras TVG, la serie se estrenó en catalán y valenciano, con el título de Bola de Drac o en vasco como Dragoia Bola y comenzó a ser un gran éxito en todas las televisiones autonómicas agrupadas en la FORTA (Federación de Organismos de Radio y Televisión Autonómicos). El manga que cuenta las aventuras del guerrero Goku procede de unas esferas mágicas que al ser reunidas apelan al dragón que concede deseos.
“Los japoneses tenían mucho oficio y eran unos dibujos muy buenos, creados como un culebrón e ideales para fidelizar al público, con ingredientes como aventura, fantasía y acción, que despertaban muchas emociones”, desgrana Iglesias sobre las claves del éxito de Son Goku, en el que destaca también el buen olfato como programadores del equipo de TV3: “Los catalanes tenían experiencia y buen criterio y fueron los que influyeron para que lo comprase la FORTA”.
Aunque “As Bolas Máxicas” ya había funcionado bien en Galicia antes de la creación del emblemático Xabarín Club, con el inicio de la emisión del programa en 1994, la TVG volvió a reponerlo en un nuevo contexto. “Funcionó tan bien que se decidió recuperar también Dr. Slump, la otra serie de Akira Toriyama”, recuerda el primer director que estuvo al frente del Xabarín Club y que años después acabaría siendo también director de la propia TVG. La popularidad de la serie fue también un gran escaparate para visibilizar la lengua gallega y dar impulso a la Ley de Normalización Lingüística, que se había aprobado en el Parlamento por unanimidad solo unos pocos años antes, en 1983.
“Eran casi los primeros dibujos a los que un gran número de chavales accedían en lengua gallega y se convirtieron en un símbolo para el idioma entre jóvenes y no tan jóvenes”, rememora Suso Iglesias sobre lo que en aquel momento era una gran novedad, puesto que la generación anterior había accedido en castellano a la anterior remesa de series históricas japonesas, entre las que estaban Heidi, Marco o Mazinger Z.
Incluso las versiones de las canciones en gallego de series como “As Bolas máxicas” o “Doraemon” se convertirían en hits, de cuya letra y música fueron autores los hermanos Dolores y Arturo Sabugueiro, este último conocido por ser el cantante de una orquesta histórica como la Sintonía de Vigo.
Las series de animación estaban en unos enormes índices de audiencia en TVG a mediados de los 90, “con picos alrededor del 30%” recuerda Iglesias, en un contexto con menos fragmentación de canales. En esa época, el entonces presidente de la Xunta Manuel Fraga se marcó el propósito político de aumentar y modernizar la cobertura del canal autonómico, al que todavía no podía accederse con normalidad en muchas zonas rurales. En esta línea estaba la implantación del sistema dual, en aquel momento una gran novedad, que permitía elegir la opción de seguir series o películas en gallego o en su versión original, para quien lo desease.
En el día de la inauguración, Son Goku acabó colándose como protagonista involuntario. “En la parrilla primero se programaban Los Picapiedra y como plato fuerte posterior Son Goku, que arrasaba”, rememora Suso Iglesias. Pero poco antes de proceder a inaugurar el nuevo flamante sistema, a alguien se le ocurrió que si Fraga probaba forma dual en el capítulo de Son Goku, solo se escucharía la versión original en japonés, un idioma que no entendería. Pensando que se podría enfadar, como así había sucedido en situaciones precedentes, llegó una orden para invertir la parrilla y cambiar Son Goku por Los Picapiedra. Esta serie estaba en versión original en inglés y Fraga podría apreciar mejor las virtudes del sistema dual, debido al dominio de esta lengua. “Se montó un gran lío. En aquella época había un teléfono de centralita de TVG y en cuanto la audiencia se enfadaba llamaba sin parar. El teléfono ardía para pedir explicaciones de por qué se había cambiado de repente Son Goku de horario sin anuncio previo”, rememora Iglesias, al que en una ocasión Fraga le confesó que a veces veía estos dibujos con alguno de sus nietos.
Esta anécdota la cuenta también Iglesias en el prólogo del fanzine Onda Vital, que promueve David Calviño, responsable de la editorial Baixo Terra. Calviño es un ejemplo de la influencia que las series de Akira Toriyama han tenido en generaciones sucesivas. El promotor de este fanzine nació en 1994, justo cuando comenzaba la emisión del Xabarín Club, y bautizó su publicación como “Onda Vital”, recordando el mítico grito de guerra de Son Goku. “Nos pareció que este nombre era el mejor homenaje al anime que descubrimos cuando la TVG marcaba una tendencia y sobre todo a Son Goku, que nos marcó”, dice el también responsable de la tienda Sindicato del Comic, de Ourense. “A mí la primera ola de ”songokumanía“, me pasó por encima, pero su eco siguió resonando después. Yo me enganché más tarde con Dragon Ball GT”, explica David Calviño, ejemplo del relevo generacional que tuvo la serie en sus sucesivas secuelas posteriores, como Dragon Ball Z o Dragon Ball GT.
“Posiblemente haya otra clave importante en todo esto y es que el doblaje era muy bueno, con buenos actores, y sigue siendo muy recordado”, comenta Suso Iglesias. El doblaje de “As Bolas Máxicas” al gallego se hacía en un estudio de Vigo. La voz de Son Goku era Tonia Fuentes y en el resto del elenco estaban muchos actores de esa ciudad que después harían carrera en numerosas series de TVG y en el mundo del cine, como Alfonso Agra o Antonio Durán “Morris”, que doblaba al Maestro Mutenroi. “Todavía hay una generación en torno a los 40 años que a mí me reconoce por mi papel en la serie ”Pratos Combinados“ y sorprendentemente por la voz del Maestro Mutenroi”, confiesa Morris, uno de los grandes actores gallegos.
Poco podía imaginar Akira Toriyama la importante inyección económica que sus dibujos supondrían para decenas de actores de doblaje de todo el Estado. “Eran muchísimos capítulos, no había comenzando el boom de la ficción y de las series y el doblaje era una tabla de salvación que nos mantenía económicamente”, recuerda Morris. A pesar de la carga de trabajo que suponía, el doblaje no era sencillo: “Había partes difíciles de doblar porque casi quedabas sin aire. Congelaban las imágenes y las ralentizaban cuando había batallas. Eran saltos larguísimos a cámara lenta y precisabas alargar las frases hasta que llegaban al suelo”.
El entonces doblador cuenta numerosas anécdotas del doblaje y cómo los diálogos se “suavizaban” para asear un original a veces con un sesgo violento y de claras connotaciones machistas. “Había secuencias que eran muy fuertes, sin ningún tipo de filtro, y se cambiaban para que no tuviesen que ver con el original”, confiesa Morris. “En una secuencia de las originales salía el Maestro Mutenroi y decía 'si me muestras las tetitas, te lanzo las bolas mágicas', haciendo gestos con las manos como si redondease unos senos”, explica. La decisión fue aprovechar el gesto de Mutenroi con las manos, como si estuviese saludando, “y se hacía un doblaje naif que decía simplemente, 'Hola, chicas ¿cómo estáis?'”, rememora Morris. “A mí había partes que hasta me parecían porno, con secuencias donde Mutenroi se refería a las bragas de las chicas o en un capítulo en el que se esconde para ver cómo orinaban”, confiesa Morris sobre el personaje al que tantas veces dio voz.
La interpretación de los contenidos de la serie ha llevado a controversias como la que se vivió en 2021 en el Parlamento de Valencia. Recogiendo el sentir de grupos de fans que reclamaban la vuelta al canal autonómico de “Bola de Drac”, Compromís solicitó su regreso. El director del canal autonómico À Punt lo descartó alegando velar por “la legislación de género y los códigos de valores de contenidos infantiles”.
Controversias aparte, la obra de Akira Toriyama, estos días llorado en todo el mundo, ha alcanzado el status de perdurar en el tiempo que solo consiguen los clásicos. “Desde luego, Son Goku se convirtió en un fenómeno planetario. De vez en cuando me llaman para congresos alrededor de Bola de Dragón, pero nunca me ha coincidido estar”, indica Morris, para unos actor conocido por su trabajo en series y películas, para otros, todavía la voz del Maestro Mutenroi.