Yolanda Díaz todavía no ha encontrado a su persona en Galicia. A apenas unos meses de las elecciones -la segunda mitad de febrero o marzo se perfilan como fechas más probables-, Sumar no solo carece de candidato, tampoco está claro qué formaciones se integrarán bajo su paraguas o acordarán una alianza. La escisión de los cinco diputados de Podemos en el Congreso no ha hecho sino añadir incertidumbre al espacio político a la izquierda del PSOE: los contactos entre las sucursales gallegas de Sumar y Podemos están paralizados. “No es fácil entender el papel que tendría Podemos en el Marco de Sumar Galicia”, declaraba todavía el jueves Marta Lois, portavoz de Díaz en el Parlamento español.
La relación con Podemos Galicia no es la única incógnita. Anova, el partido nacionalista que fundó Xosé Manuel Beiras tras abandonar el BNG en 2012 y que ahora encabeza el exalcalde de Santiago de Compostela Martiño Noriega, se ha distanciado de los que fueron sus aliados desde 2012. El pasado 23 de julio, Beiras y Noriega pidieron el voto para su antiguo partido en entrevistas y en un artículo en la revista catalana de izquierdas Sin Permiso. Pese a ello, algunos medios de comunicación han especulado con el nombre de este último como referente de Sumar en Galicia. La plataforma asegura que existe una vía de diálogo abierta. Anova no hace declaraciones al respecto y todavía no ha hecho pública su estrategia de cara a los comicios del próximo año.
Y Esquerda Unida, de la que Yolanda Díaz fue coordinadora nacional gallega, ha emergido con voz autónoma. Eva Solla, exdiputada y ahora su cabeza visible, ha reclamado esta semana “cerrar una coalición a tres”, Sumar, Esquerda Unida y Podemos. No ha mencionado a Anova. La agitación en el lado izquierdo del tablero político gallego es tal que La Vanguardia llegó a publicar la existencia de negociaciones entre los de Díaz y el Partido Socialista para elaborar listas conjuntas en las provincias de Lugo y Ourense. Todas las partes lo negaron. Las discusiones públicas, en todo caso, no han abordado cuestiones programáticas ni diferencias estratégicas y se detienen apenas en la táctica electoral.
Los rostros de Sumar Galicia
El rostro más visible de Sumar en Galicia es el politólogo Paulo Carlos López. Exmilitante del BNG y más tarde de Compromiso por Galicia -pequeña organización centrista también conformada por afiliados desgajados del Bloque en 2012-, es ahora portavoz de la comisión promotora de Sumar Galicia. En ella participan el exalcalde de Ferrol Jorge Suárez, el economista, asesor de Díaz y exdiputado de En Marea Manuel Lago, el vicesecretario de la Real Academia Galega Henrique Monteagudo o las dos diputadas gallegas en el Congreso, Marta Lois y Verónica Martínez Barbero. Falta, sin embargo, el anuncio de quién encabezará la candidatura a la Xunta de Galicia.
Los rumores publicados llegaron a apuntar a la arquitecta Teresa Táboas, conselleira nacionalista de Vivenda durante el Gobierno bipartito de PSdeG y BNG (2005-2009). Ella misma lo desmintió y se sumó después al consejo asesor de Ana Pontón. Sumar Galicia es, así, el único de los cuatro partidos que obtuvieron representación por Galicia en el Congreso el pasado 23 de julio que no ha presentado cartel para aspirar al Gobierno gallego. El substituto de Feijóo, Alfonso Rueda por el PP, Pontón por el Bloque y Xosé Ramón Gómez Besteiro -diputado en Madrid y expresidente de la Diputación de Lugo- por los socialistas son los otros tres.
El hundimiento de 2020
En julio de 2020, justo después del confinamiento por el coronavirus, Alberto Núñez Feijóo convocó unilateralmente a las urnas. Había escenificado conversaciones con la oposición para acordar la fecha, pero hizo caso omiso de sus opiniones. Entonces lideraba el Partido Socialista Gonzalo Caballero, en el BNG Pontón comandaba un grupo de seis escaños y la principal fuerza de la oposición era En Marea, con 14. O había sido, más bien. A esa altura de la legislatura, las tensiones internas habían estallado -diferencias estratégicas sobre la prevalencia del eje social o del nacional- y el grupo parlamentario estaba roto. Galicia en Común, pacto entre Unidas Podemos y Anova, tomó el relevo y colocó al entonces diputado en el Congreso Antón Gómez-Reino como candidato. Hubo además otra lista que conservó el nombre de En Marea. Aquel espacio político pasó de 14 a 0 diputados en el Parlamento de Galicia. Gómez-Reino volvió a Madrid y agotó su mandato en las Cortes.
Aquel fue el último episodio de una serie de experimentos políticos que se había iniciado en 2012, cuando Xosé Manuel Beiras y Yolanda Díaz interpretaron que la respuesta a la coyuntura sociopolítica derivada de la crisis del neoliberalismo obligaba a acuerdos amplios en la izquierda. Alternativa Galega de Esquerda reunió a Anova-Irmandade Nacionalista y Esquerda Unida, además de otros grupos menores, y obtuvo nueve parlamentarios. La experiencia, plagada de conflictos intestinos, se metamorfoseó en En Marea e incorporó a Podemos. Las mismas fuerzas políticas nutrieron, apoyaron o conformaron según el caso las mareas municipales que, en 2015, se hicieron con las alcaldías de A Coruña, Santiago de Compostela y Ferrol. Y en noviembre de 2015, En Marea consiguió seis asientos en las Cortes, entre ellos el de Yolanda Díaz. Aquellos 408.370 votos fueron el techo gallego de estas izquierdas.
Tras la implosión de 2020, la pata soberanista, Anova, comenzó a tomar distancia. Las declaraciones de Xosé Manuel Beiras el pasado junio -“[me fío más del BNG] que de lo que pueda hacer la izquierda española propiamente dicha”- o el texto de Noriega en Sin Permiso -“creo que es importante reivindicar a espacios políticos como el BNG, EH Bildu, ERC o las CUP”- lo certificaron e insinúan un cambio de dirección estratégica. El tiempo de los pactos con la izquierda federalista parece quedar atrás. Pero, de momento, la organización guarda silencio.
El rumbo del BNG
El BNG tampoco hace comentarios y mantiene su propio rumbo. El 3 de diciembre presentó su alternativa a Alfonso Rueda: Ana Pontón será, por tercera vez consecutiva, su candidata a la presidencia de la Xunta. Bajo su liderazgo, la formación nacionalista alcanzó 19 diputados en la Cámara gallega, su récord histórico de escaños -en votos fue con Beiras en 1997-. Las pocas encuestas conocidas auguran que mantendrán, o escalarán ligeramente a costa del PSdeG, la representación. Pero también dicen que, por ahora, el Partido Popular de Alfonso Rueda aguanta la mayoría absoluta. Sería la quinta consecutiva desde que Feijóo aterrizó en la política gallega como candidato en 2009.