La portada de mañana
Acceder
El jefe de la Casa Real incentiva un nuevo perfil político de Felipe VI
Así queda el paquete fiscal: impuesto a la banca y prórroga a las energéticas
OPINIÓN | 'Siria ha dado a Netanyahu su imagen de victoria', por Aluf Benn

La Xunta admite que la sequía en Galicia es “preocupante”, con el caudal en los ríos a la mitad de lo habitual

Salvo en el mes de marzo, apenas ha llovido en lo que va de año en Galicia, que se encuentra en una situación de sequía meteorológica y con las prealertas activadas tanto en la demarcación Galicia-Costa -dependiente de la Xunta- como en la de Miño-Sil -gestionada por el Gobierno central-. La directora de Augas de Galicia, Teresa Gutiérrez, admite que “la situación es preocupante” y destaca que los ríos están ya en junio a niveles que normalmente no se ven hasta agosto.

Aunque hay agua embalsada y las presas están al 90% en Galicia-Costa, el caudal medio de los ríos está casi a la mitad de lo habitual por estas fechas: llevan un 46% menos de agua de lo esperable. La Oficina Técnica de la Sequía de la Xunta de Galicia confirmó en su última reunión, celebrada el 8 de junio, que mantiene la prealerta activada, después de un mes de mayo con precipitaciones por debajo de los promedios históricos.

Gutiérrez asegura que en Galicia-Costa no hay por el momento síntomas de escasez que amenacen el suministro de agua, informa Europa Press. La incertidumbre sobre si los caudales se van a recargar en las próximas semanas -las predicciones auguran un verano seco- hace que tanto la responsable de Augas de Galicia como los técnicos de la Confederación Hidrográfica Miño-Sil pidan que desde ya se haga un uso moderado del agua, también en el ámbito doméstico. Para los municipios las recomendaciones son limitar el baldeo de calles, los riegos o el caudal de las fuentes.

En las cuencas del Miño y del Sil las zonas que más preocupan son las regadas por el río Cabe -que desemboca en el Sil- y sus afluentes. Las miradas se dirigen al sur de la provincia de Lugo y, en concreto, a los municipios de Monforte, O Incio, Pantón y Sober. El presidente de la Confederación Hidrográfica, José Antonio Quiroga, recalca que el año está siendo “anómalo” en cuanto a precipitaciones y cree que la situación recomienda “una preocupación responsable”. En cualquier caso a pedido huir de “dramatismos”. En esta demarcación las precipitaciones han sido la mitad que el año pasado y los embalses sí han notado el impacto: están caso 20 puntos por debajo de los niveles de 2021. Esto quiere decir que la ocupación media es del 54%, frente al 70% de hace 12 meses. La situación de la cuenca se define como de normalidad en Miño Alto, Miño Medio y Medio Bajo, de prealerta en el Sil y el Limia, y de alerta en la cuenca del Cabe“, según declaraciones de Quiroga del pasado 3 de junio.

El año pasado, en plena escalada de los precios de la electricidad, dos compañías eléctricas desembalsaron agua en esta demarcación para producir energía. La Xunta, con competencias para proteger a la fauna ictícola -los peces-, recibió correos de una de ellas, Iberdrola, avisando de sus intenciones, pero no reaccionó. Cuando se desató la polémica, el Gobierno gallego y la Confederación Hidrográfica intercambiaron acusaciones. La administración autonómica terminó abriendo expedientes tanto a las empresas como al organismo que gestiona las cuencas del Miño y del Sil.

Ante esta escasez de lluvias y a las puertas del verano, que trae consigo también un aumento de la población que veranea en la comunidad, los ayuntamientos también trasladan su preocupación. La Federación Galega de Municipios y Provincias (FEGAMP) asegura, a través de su presidente, Alberto Varela, que está pendiente de mantener una reunión con la Consellería de Infraestruturas e Mobilidade para recibir información detallada de la situación de las demarcaciones hidrográficas. Algunos alcaldes, añade, han empezado a trasladar sus inquietudes y en municipios ourensanos como Sandiás o Parada de Sil han hecho públicos bandos para apelar a la responsabilidad de los vecinos. Entre las medidas que prevén están la prohibición de usar agua de la traída para el riego doméstico o el lavado de vehículos.

El el alcalde de Vilar de Barrio (Ourense), Manuel Conde, teme problemas en algunas aldeas y se muestra seguro de que se habrá restricciones. “El cambio climático es algo real, no sale solo en la tele”, señala.