La Xunta de Galicia propone ahora “renovar” el Plan Xeral de Normalización Lingüística que en 2004 aprobó por unanimidad el Parlamento de Galicia. Volver a ese documento, cuyo consenso rompió unilateralmente el PP de Alberto Núñez Feijóo, era una de las exigencias de la oposición de cara al Pacto pola Lingua que promueve el nuevo conselleiro de Cultura, Xuventude e Lingua, José López Campos. BNG y Partido Socialista reclamaban una actualización del mismo pero mantener la esencia de las 400 medidas que contiene. López Campos apuesta por “una renovación que tenga en cuenta las necesidades actuales, ya debidamente analizadas”.
El plan lo acordaron, durante el último mandato de Fraga Iribarne, PP, PSdeG y Bloque. Recogía el testigo de la Lei de Normalización Lingüística de 1983 y mantenía el gallego más o menos al margen de las disputas partidarias. Hasta que Aznar impuso a Feijóo en el liderazgo de los conservadores gallegos y este, con Alfonso Rueda como número dos, apuró a desmarcarse del mismo y a hacerse ecos de las tesis ultras sobre la presunta imposición de la lengua propia de la comunidad. Aquello derivó, tras la victoria de los populares en las elecciones autonómicas de 2009, en el denominado decreto del plurilingüismo, en realidad una norma que produjo el primer retroceso del gallego en la enseñanza desde la caída de Franco. Los 15 años de gabinetes del PP han visto como se multiplicaba por dos, según datos del Instituto Galego de Estatística, los niños de entre 5 y 14 años que no saben hablar gallego, hasta alcanzar un tercio del total.
Es precisamente la vigencia de esa ley uno de los puntos que critica el BNG. Su portavoz en la materia, la diputada Mercedes Queixas, lo reiteró este jueves tras reunirse con López Campos por segunda vez en un mes. “Nos preocupa que no se incluya la necesaria modificación del decreto de la vergüenza”, señaló, “que todas las instituciones científicas, académicas y estatutarias han demostrado que es una de las razones principales del retroceso del gallego y del avance del monolingüismo en castellano”. Entre ellas, la Real Academia Galega. Queixas también criticó que el Gobierno de Alfonso Rueda no incrementase la dotación de normalización lingüística en los presupuestos de 2025.
El propio Rueda no acaba de rectificar sus posiciones de otrora respecto al gallego. Su foto de 2007 en una manifestación convocada por colectivos extremistas contrarios a la lengua gallega lo persigue y aunque respalda el Pacto pola Lingua de López Campos, no duda en recuperar tesis ultras de vez en cuando. El encargado de la comisión de cultura de su partido, Daniel Chapela, dimitió la pasada semana con duras recriminaciones hacia el conselleiro y el PP por haber atacado la última manifestación de la Plataforma Queremos Galego o no decidirse a derogar el mencionado. “La decisión de romper el consenso no es ni bilingüismo ni armónico”, afeó este jueves la diputada socialista Silvia Longueira, en referencia a la etiqueta propagandística de “bilingüismo armónico”, inventada y difundida por el PP. Longueira recordó que castellano y gallego no estaban “en el mismo nivel social, el gallego se encontraba en clara desventaja”.
11 comisiones de trabajo
El conselleiro de Cultura presentó a los grupos parlamentarios una propuesta de constitución de 11 comisiones de trabajo para renovar el Plan Xeral de 2004. Según él, se trata de “un nuevo paso adelante en la creación de un nuevo escenario para el gallego” y adaptar el texto “a la realidad actual”. Para ello, estructura su iniciativa en dos bloque. El primero se centra en los derechos lingüísticos y las tecnologías. El segundo, en impulsar el idioma propio en ámbitos sociales como la administración, la educación, la familia, la juventud, los medios de comunicación, las industrias culturales, la economía, la sanidad, la sociedad o las comunidades exteriores.