EXPOSICIÓN
De palacio a los barrios bajos: redescubrir la zarzuela con una exposición que recorre toda su historia

Vestidos de zarzuelas representadas en los últimos años

Luis de la Cruz

Madrid —

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El pasado 30 de enero el Gobierno de España declaró la zarzuela como Manifestación Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial. Ahora (desde el pasado 26 de septiembre) podemos acercarnos al género a través de una completísima exposición alojada en los bajos del Fernán Gómez Centro Cultural de la Villa titulada La Zarzuela, patrimonio de la Hispanidad. Crónica cantada de nuestra vida.

Después de verla, llegamos a la conclusión de que la parte central del título –“patrimonio de la Hispanidad”– no tiene mucho acomodo en la muestra más allá de algunas referencias a su extensión a territorio americano. Siendo, como es, el de hispanidad un concepto siempre bajo escrutinio no parece tener mayor justificación que aprovechar el tirón de la celebración, con la que coincide su programación.

No obstante, la exposición que nos presenta el Fernán Gómez es un interesantísimo viaje por la historia de un género que, además, se presenta en una clave territorial especialmente interesante para el público madrileño.

 “Muchos de estos señores tienen calle en Madrid”. Esta frase, pillada al vuelo de entre las cabezas de unas visitantes a la exposición mientras admiraban un panel con caricaturas de autores de zarzuela, expresa lo pertinente del género para nuestra ciudad. Al fin y al cabo, su mismo nombre proviene del palacio de la Zarzuela (que a su vez se llama así por las zarzas que había en la ubicación). Allí se representaron las dos primeras zarzuelas firmadas por Calderón de la Barca. A partir de ahí, el visitante podrá encontrar mucho Madrid , incluyendo un gran mapa con la ubicación de viejos teatros, muchos desaparecidos.

La propuesta se puede ver de distintas formas. Funciona muy bien como agregado de artes nacidas de la propia representación, con una exquisita selección de vestidos, figurines, bocetos para las escenografías, carteles, programas…Estoy seguro de que no soy el único que ya encuentra placer estético en pasear entre fotos, grabados e ilustraciones de prensa de señores y señoras del siglo XIX.

Pero el punto fuerte de la exposición es el denso recorrido por la historia del género. Comisariada por Emilio Casares, la muestra tiene buenos textos que acompañan las vicisitudes de un género que nace en palacio pero que, ya en el XVIII, llega al pueblo.

A mediados del XIX el género está ya en todos los teatros con grandes montajes de ambición operísticas y zarzuelitas de un solo acto, más accesible para el pueblo llano. En el último tercio de siglo explota el género chico, que nace en los cafés cantantes de los barrios populares y trata los temas que incumben a la gente de esas mismas barriadas. La exposición da buena cuenta de cómo la zarzuela se cruza desde finales de siglo con el gramófono, el cine y la radio, que ahondaron en la expansión popular de la zarzuela.

Con el cambio de siglo, se beneficia de la llegada de la sociedad de masas y de consumo. Entre 1900 y 1936 se estrenan en Madrid 4000 títulos. El lado más popular de la zarzuela se transforma en los géneros frívolos como la revista, mientras que la gran zarzuela sigue conociendo estrenos importantes de autores tan conocidos como Serrano o Solorzabal.

En la larga noche del franquismo la zarzuela y sus ecos se hibridan con un sinfín de espectáculos populares, a veces de pátina chabacana. Hoy la zarzuela, que siempre fue ambiciosa y popular a la vez, es ya Patrimonio Cultural Inmaterial, sin que con ello se haya alcanzado a rehabilitar un género muy denostado y desconocido para amplias capas de la población. La exposición que estos días se puede ver en el Fernán Gómez es un buen lugar para acercarse a la zarzuela.

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