A Madrid, como toda urbe, se le ha cantado mucho y muy bien. Temas que recorren la ciudad, sus barrios y sus lugares más emblemáticos, escritos desde las entrañas de sus calles. Sin embargo, como pasa también en toda gran ciudad, para muchas personas es un enclave de paso o visita. En una época de especial actividad turística urbana, hemos querido repasar cantantes que han pensado en esta Madrid pasajera, o en esa otra vista desde los ojos de quien llega de fuera. Porque ya hemos analizado que la vida en la capital se narra en libros, películas o en su propia arquitectura. Pero también se cuenta cuando se canta.
Curiosamente, una de las canciones más recordadas del acervo popular de la ciudad empieza dirigiéndose a una mujer que acaba de trasladarse a ella: “Cuando llegues a Madrid, morena mía / voy a hacerte emperatriz de Lavapiés / y alfombrarte con claves la Gran Vía”. En el legendario chotis Madrid un hombre intenta agasajar a su pretendienta vendiéndole las bondades de una ciudad que se le presenta llena de posibilidades, aunque ella ya parecía bastante convencida: “En México se piensa mucho en ti / por el sabor que tienen tus verbenas / por tantas cosas buenas / que soñamos desde aquí”.
Décadas después, en 1995, Ketama construía otro tema que recopila numerosos atractivos de la ciudad para convencer a alguien de que se deje caer por ella: Vente pa' Madrid. Aquí se trata de “un primo en Getafe” que “se tuvo que ir a Alicante”. El muchacho, Joselín, llora a mares desde la distancia. El grupo liderado por Antonio Carmona se recrea, con cierto sadismo, en animar al primo a que vuelva a Madrid para no perderse todo lo que se cuece. Verdaderamente se adelantaron al FOMO.
Aunque no sea París, Madrid también posee un fuerte componente romántico (casi todas las grandes ciudades lo tienen). El Barrio es autor del que probablemente sea el ejemplo más representativo. Su Pa' Madrid es uno de esos relatos en los que la capital es escenario de una escapada, de un viaje loco “sin remordimiento” para quienes visitarla quizá ocurra solo una o un puñado de veces en la vida. Como es habitual en el artista gaditano, el tema incluye una referencia muy meta a la propia condición de narración que supone la canción, justamente en su arranque: “Les voy a contar una historia, todo un cuento sin hadas”.
Y después de la pasión llega el bajón. O al menos, la nostalgia. Dos exitosas bandas de pop han cantado a Madrid como un lugar de paso en el que vivieron momentos importantes en su relación que ahora quedan como memoria urbana. A Amaia Montero se le grabaron “las tardes de invierno por Madrid”, y a media España le pasó lo mismo gracias a Puedes contar conmigo. Heatazo de la banda española con más heats por disco cuadrado a finales de los noventa y principios de los dos mil. Además, pocas metáforas definen mejor las contradicciones de esta ciudad que “un café con sal”.
En 2009, Maldita Nerea tiraba por su parte de un verso muy recurrente en el cancionero español (“por las calles de Madrid”) en Tu mirada me hace grande. Un tema en el que el grupo murciano juega con los parecidos entre una relación de pareja y la que los artistas establecen con el público al que se deben. Madrid, ciudad de grandes conciertos y actuaciones diminutas, de estrellas y cantantes estrellados, era el escenario natural. De hecho, perseguir a sus ídolos es un motivo que cada año lleva a gente de todos los puntos de España a la capital.
Esta mirada edulcorada está muy bien, pero el turismo y la masificación tienen una cara B que nadie puede mostrar mejor que los propios madrileños. Llévame a Madrid, pese a su título, no es una canción sobre las ganas de conocer la ciudad. Trata más bien del deseo de recuperarla para su gente. Poochyeen y Maxi integran el dúo Sweet Barrio, radicado en Usera. “Ay no me traigas flores / y llévame hacia ellas que me enamore” o “somos los niños mestizos que rondan la ciudad” son algunas de las proclamas de una música tan atractiva como reivindicativa. Porque no hay Madrid con más encanto que el puro y luchador.
Un mensaje similar, aunque más amenazante, transmite Barón Rojo en Pobre Madrid. Todo un aviso a navegantes para cualquiera que ponga un pie en la ciudad: “Todos hablan mal de ti / los que aquí medrarán / los que nunca se van / y los que quieren venir”. Una canción que, ya en 1987, criticaba unas circunstancias que solo se han acrecentado: la contaminación, el uso partidista de la ciudad o su identidad difuminada con la del nacionalismo español.
Pero la defensa de una esencia madrileña no pertenece solo a los propios oriundos de la capital. Sinkope, banda formada en Extremadura, publicó en 2006 un tema con un mensaje similar, Y pare Madrid, que sirve de gran carta de presentación a todo aquel que se deje caer por la ciudad. En este caso, aunque la reivindicación también está muy presente, el discurso es algo más benévolo: “Y en el barrio de Lavapies caben las culturas del mundo entero / Y pare Madrid un montón de sueños para no dormir / sueños p' al de aquí y p' al extranjero”.
Volviendo al resquemor, llega incluso a algunos visitantes que se marchan de la ciudad después de un tiempo por aquí. Te Dejo Madrid, de Shakira, es la mejor muestra de cuánto puede llegar a agotar esta ciudad (ruptura mediante) por muchos atractivos turísticos que tenga. Y de que el rencor no es para nada incompatible con el ritmazo. Todavía nos preguntamos a qué se refiere la artista colombiana con “tus rutinas de piel”, aunque alguna teoría tenemos.
Después de tanto visitante y tanta letra sobre las personas que vienen a la capital, toca despedirse con quienes están deseando hacerlo pero las circunstancias se lo impiden. Como reflejo de esta desazón de quienes pese a todo aman Madrid, por mucha distancia o tiempo que les separe de ella, nada mejor que un grupo especializado en cantarle a la memoria: Amaral. En Madrid, Eva Amaral recorre la ciudad con mucha melancolía, viajando en Metro y deambulando por El Rastro. La última estrofa revela que esa melancolía es más bien nostalgia: “Madrid, ojalá estuvieras aquí”. Una canción ideal para escuchar en el trayecto de vuelta, cuando la ciudad ya empieza a convertirse en un bonito recuerdo.