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Los diez mandamientos que gobiernan la Red: guía definitiva del autoestopista internáutico

Moisés recibe las tablas de la ley con los Diez Mandamientos (Foto: cuadro de Gebhard Fugel en Wikimedia Commons)

David G. Ortiz

La respuesta a la Gran Pregunta de la Vida, el Universo y Todo lo Demás es “42”. Eso es algo que sabe todo el que pasa más de seis horas de media al día en internet, pero que tú, autoestopista internáutico, no tenías por qué saber. Lo cierto es que en lugar de desperdiciar años de tu vida filosofando sobre el sentido de las cosas, como sucede casi siempre, solo tenías que buscarlo en Google.

Ahora que ya sabes lo más básico, puedes empezar a navegar, pero tendrás que andarte con ojo porque la Red es un territorio fantástico lleno de 'trolls' dispuestos a montarte un 'flame' a las primeras de cambio. Lo mejor, si me permites el consejo, es que mantengas el anonimato. “En internet nadie sabe que eres un perro”. Es uno de los diez mandamientos de la web, conocido como Ley de Steiner en honor al viñetista que lo grabó a fuego en las tablas de las tres 'uvedobles'. Recuérdalo cuando te adentres en sus parajes más oscuros.

Ya conoces la respuesta universal y has buscado un 'nick' suficientemente insulso como para pasar totalmente desapercibido. Has dado tus primeros pasos, pero aún no estás preparado para andar el sinuoso sendero que lleva a Forocoches, Menéame, el Focoforo, Tumblr, Reddit y 4Chan (no necesariamente todos ni necesariamente por ese orden).

Antes tendrás que curtirte en la blogosfera y aprender, a base de palos, los otros nueve mandamientos. No va a ser agradable y por el camino tendrás que aguantar muchas chorradas porque, como dice la Ley de Sturgeon, formulada por el maestro de la ciencia ficción que le da nombre, “el 90% de todo [y eso incluye internet] es mierda”. Y vas a tener que leerla, porque antes de ganarte el derecho a producir contenido tendrás que superar tu adiestramento como 'lurker'.

Ese es otro de los mandamientos que gobiernan internet, conocido como Regla del 1%, principio 90-9-1 o ratio 89:10:1. Esta ley, cincelada por los blogueros Ben McConnell y Jackie Huba en las moisianas tablas de la web, nos enseña que solo el 1% de los miembros de una comunidad online genera nuevo contenido, mientras que un 9% edita el ya existente y el restante 90% se dedica a 'lurkear' o, lo que es lo mismo, aprovecharse del trabajo ajeno sin ofrecer nada a cambio.

Pero, tranquilo, ya tendrás tiempo de ingresar en el selecto club de los que se han leído internet (entero) y pueden aportar algo nuevo. Mientras tanto, dedícate a beber del inagotable manantial de conocimiento, pero ten en cuenta al menos una cosa: “Todo titular que termine con una interrogación puede ser contestado con la palabra NO”. Que no te engañen. Si el redactor no ha tenido redaños para afirmar que “Karate a muerte en Torremolinos es la peor película española de la historia”, es porque NO es la peor película española de la historia. Así de sencillo. La Ley de Betteridge se cumple en el 99% de los casos. Tan cierto como que la gente se inventa estadísticas con tal de demostrar algo.

A estas alturas, querido autoestopista internáutico, te estarás preguntando por qué te cuento todo esto si tú solo entraste en internet porque alguien te dijo que había porno. No sufras, estaba en lo cierto. De hecho, lo hay para todos los gustos, y de hecho es una de las diez leyes que gobiernan la Red, conocida como Regla 34: “si algo existe, hay porno sobre ello”. Cualquier cosa, desagradable o no, tiene su versión masturbatoria. “Y si no la tiene”, añade la Regla 35, “será hecha”. Porno de animalicos (que no zoofilia), porno con ASCII, porno con ASCII y animalicos... Cuánta gloria en forma de unos y ceros.

Está claro que los onanistas han sabido aprovechar las ventajas del progreso. Como manda la Ley de Kerensky, nacida en las entrañas de Menéame, “al final todo invento tecnológico acaba sufriendo las modificaciones necesarias para ver tías en pelotas”. Y si no son tías, la Red se encargará de que lo sean. Por algo la Regla 63 estipula que “para todo personaje ficticio o real hay una versión femenina en internet”. Y, añado yo, seguro que 'melafo'.

A estas alturas de viaje ya has visto prácticamente de todo y te has topado con toda clase de individuos (y 'bots'), así que estás preparado para adentrarte en Mordor y publicar tu primer 'post' o comentario. Debo advertirte de que ahora es cuando viene lo peor: en cuanto pulses el botón de 'enviar', una horda de criaturas pálidas y fotofóbicas comenzarán a aporrear su teclado con intención de hundirte. Tranquilo, si cumples a rajatabla los últimos y más importantes mandamientos podrás hacerles frente.

Si en algún momento te entran dudas, lo primero que debes saber es que nadie va a estar dispuesto a despejarlas. Olvídate de manos amigas, que eso en internet no existe. Tendrás que confiar en la sabiduría que encierra el sexto mandamiento, conocido como Ley de Cunningham: “La mejor manera de conseguir la respuesta a una pregunta en Internet no es realizando la pregunta, sino escribiendo una respuesta equivocada”.

Equivócate adrede, que alguien saldrá a cebarse en tu ignorancia y, sin pretenderlo, te acabará dando la información que necesitas. Y sí, es cierto, habrás quedado como un 'n00b', pero no te preocupes, que el séptimo mandamiento te protege. Tarde o temprano obrará la Ley de Skitt o Ley de Muphry (nótese el baile de letras voluntario), que le dará la vuelta a la tortilla.

“Todo mensaje que corrija el mensaje de otro usuario contendrá a su vez al menos un error”, reza esta máxima. Así que los 'trolls' sedientos de sangre acabarán probando su propia medicina. Escribirás algo desafortunado, pondrás 'vaneado' con uve, y será cuando vengan con antorchas a lincharte por tu error cuando alguien cometerá otro de mayores dimensiones y la turba se volverá en su contra. Así es internet, 'hamijo'. A veces se gana y a veces se pierde.

Eso sí, muy importante: si la has cagado, asúmelo. No intentes ocultarlo. Es más, por norma general, nunca intentes ocultar nada. Será peor el remedio que la enfermedad. Sin duda. Es el conocido Efecto Streisand, otra de las leyes que gobiernan internet... e incluso la vida real. Recuerda siempre que aquello que se intenta censurar acaba siendo conocido por todos gracias a la Red. Lo sabe Rajoy, lo sabe Bisbal y lo sabe hasta Mahoma.

A cuenta de Mahoma, otra aclaración. No te conozco, pero si has decidido entrar en internet probablemente pertenezcas a uno de sus dos grandes grupos: los que se lo toman todo a coña y los que se lo toman todo en serio. Vayas del palo que vayas, ten cuidado con el bando oponente y utiliza racionalmente los emoticonos. Así lo manda la Ley de Poe: “Si no se utiliza un 'smiley' o alguna otra demostración obvia de la intención humorística del texto, es imposible crear una parodia del fundamentalismo que alguien no confunda con fundamentalismo de verdad”. Si Dios no existe, ¿por qué ha dado lugar a tantos 'memes'? 'Checkmate atheists'.

Ya estamos llegando al final, querido autoestopista, así que no te impacientes. Solo te queda por conocer un mandamiento, tal vez el más importante y popular de todos: la Ley de Godwin. Fue formulada por el profeta que le da nombre en el año 1990 de la era de Usenet y estipula que “a medida que una discusión en internet se alarga, la probabilidad de que aparezca una comparación en la que se mencione a Hitler o a los Nazis tiende a uno”.

Más allá de su evidente efecto disuasorio, la ley tiene también aplicación práctica: si en alguna ocasión te ves inmerso en un 'flame' contra un usuario que no para de establecer comparaciones odiosas, grita 'Hitler' para invocar a Godwin y la conversación se dará automáticamente por concluida.

Ve con ojo, porque también te la puedes encontrar en cualquiera de sus múltiples variantes, desde la feminista Ley de Moff hasta la ecologista Ley de Gore. Incluso se dan versiones regionales, como sucede en España a cuenta de Franco: “A medida que una discusión en internet se alarga, aumenta la probabilidad de que aparezca en ella una mención al franquismo o a la Guerra Civil”.

Querido autoestopista internáutico, ya estás listo para navegar solo. Espero que esta guía NO te haya resultado útil y que la hayas detestado. Ya se sabe, “si es bueno, dejarán de hacerlo”. Y nosotros, desafiando la ley de Herblock, queremos seguir aquí por muchos años. Al fin y al cabo no es uno de los diez mandamientos... ¿Verdad?

  1. Ley de Steiner
  2. Ley de Sturgeon
  3. Regla del 1%
  4. Ley de Betteridge
  5. Regla 34
  6. Ley de Cunningham
  7. Ley de Muphry
  8. Efecto Streisand
  9. Ley de Poe
  10. Ley de Godwin
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