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Hablan los traductores: “Es un fraude que las cadenas usen subtítulos de los fans”

A veces la imagen y el sonido están mal sincronizados o se cuela alguna falta de ortografía, pero lo ocurrido hace unas semanas con los subtítulos de ‘Shameless’, una de las series que emite Movistar+, ya parecía demasiado: al final del episodio se podía ver la firma “btsix” y la dirección de la web de Addic7ed, una comunidad de aficionados que elabora sus propios subtítulos. Su trabajo suele acompañar después a las grabaciones 'piratas' que circulan por fuera de las plataformas oficiales.

Pese al revuelo, esta no sería la primera vez que sucede algo así. Al menos es lo que asegura la usuaria de Twitter ilse Mara Jade, que traduce y subtitula series para plataformas como Addic7ed y afirma haber visto su trabajo en episodios emitidos en televisión. “Un subtítulo mío de ‘House’ fue un cantazo, porque era una inventada total de algo intraducible al español”, comenta a HojaDeRouter.com. “Me pasa igual con algún capítulo de NCIS Los Ángeles, en los que también me he encontrado cosas que sería mucha casualidad que se hubieran inventado igual que yo”.

Con toda esta polémica, las cadenas de televisión, que luchan contra la piratería pero luego utilizan sus subtítulos, no quedan en muy buen lugar. Desde Movistar+ achacan lo sucedido a la subcontratación: “Una tercera parte de las series nos son entregadas ya dobladas por parte del distribuidor y doblamos el resto, para lo que encargamos a estudios profesionales la traducción y elaboración de todos los subtítulos opcionales”, nos explican desde el equipo de subtitulación y doblaje.

En el caso de 'Shameless', “confiamos el trabajo de subtitulación a un proveedor habitual del sector y el problema surgió cuando, por intentar llegar al plazo de entrega urgente del trabajo, este proveedor subcontrató a un tercero”, añaden desde Movistar+. “Lógicamente, hemos vetado a la persona que ‘elaboró’ esos subtítulos”.

No obstante, el traductor profesional Javier Pérez, que suele trabajar para plataformas como HBO o Netflix, asegura que en la cadena “tendrían que haberse dado cuenta”. Al menos de que aparecía la firma: “Alguien tendría que haberlo borrado; si el que lo copia va a hacerlo mal, que no se note”.

Desde Movistar+ reconocen no tener un control de calidad posterior para comprobar que esos subtítulos y traducciones se ajustan a lo esperado. “Encargamos precisamente la elaboración de subtítulos a empresas especializadas del sector con objeto de que ellos mismos nos garanticen el trabajo realizado”, justifican desde la compañía. “Lógicamente, no nos queda más remedio que asumir un margen de error”.

Tampoco se trata de la norma en las cadenas de televisión y plataformas audiovisuales. De hecho, en Mediaset España es un departamento interno el que “se encarga de la gestión y supervisión de todo el proceso”. Además, según explica José Luis-Díaz-Dávila, director del área de Tratamiento de Contenidos y Servicios Artísticos, se realizan dos controles de calidad para aquellos trabajos externalizados: uno de contenido y otro de carácter técnico. “A partir de ahí, se solicita a las empresas la corrección de las posibles incidencias”, afirma.

¿Culpa de los traductores?

La Asociación de Traducción y Adaptación Audiovisual de España (ATRAE) ha emitido un comunicado para “manifestar su rotundo rechazo a estas prácticas” y señalar a los posibles responsables de estos fallos, que al parecer son más frecuentes de lo que pudiera sospecharse: las empresas intermediarias.

“Se han dado casos en los que las empresas a las que los canales o las plataformas encargan los trabajos han utilizado estos subtítulos, que se pueden encontrar por internet de forma gratuita y que suelen estar relacionados con contenidos piratas, porque es más fácil conseguirlos, y han pedido a un traductor profesional que trabaje a partir de ellos para ahorrarse una parte del coste”, explica el presidente de la asociación, el traductor Josep Llurba.

Todo se reduciría a eliminar por completo el gasto de la traducción, de forma que la cadena solo tenga que pagar por una revisión (que es más barata) y pueda retener un margen mayor de beneficio.

Si bien los traductores audiovisuales no pueden tener tarifas estipuladas, pues no se trata de una profesión colegiada, el vocal de ATRAE Juan Yborra ejemplifica la situación habitual: “Si Netflix dispone de, digamos, 100 euros para la traducción, se los da a su intermediario, que se queda con 50; el traductor recibe 30 euros y el revisor, unos 20”. Según el propio Yborra, y aunque aclara que depende mucho del cliente, la diferencia entre el precio de la traducción y el de la revisión de unos subtítulos “suele ser de la mitad”.

De esta forma, la intermediación estaría haciendo que, por una parte, los traductores pierdan dinero y, por otra, la calidad de los trabajos se vea deteriorada. “Cuesta mucho que paguen bien nuestro trabajo”, lamenta el presidente de ATRAE. “Siempre somos el último eslabón de la cadena y somos, por tradición, los que menos cobramos”.

De esta forma habría, según Llurba, dos víctimas cuando se recurre a los ‘fansubs’: la audiencia y los propios profesionales. “Es un fraude para el espectador, porque le estás dando algo que no tiene la calidad suficiente, pero cuando además hay una empresa que está sacando un beneficio es una estafa y una falta de respeto a los traductores”, sentencia. Por eso mismo, desde la asociación recomiendan a los profesionales del gremio no aceptar, en la medida de lo posible, este tipo de trabajos.

El problema, según miembros de ATRAE, es que los propios traductores no siempre saben de dónde proceden los subtítulos que les encargan revisar. “A veces hay que adaptar subtítulos de español latino a castellano, y ahí sí es complicado saber si el original lo ha hecho un traductor profesional de Sudamérica o lo han cogido simplemente de internet y te lo pasan para que lo revises y ahorrarse dinero”, explica Yborra.

El ‘boom’ de los contenidos

A este complejo escenario protagonizado por la subcontratación se suma el incremento de la demanda. Si bien Javier Pérez asegura que, con la TDT y plataformas como Netflix o HBO, ahora hay más trabajo y es más fácil entrar en el sector, la también traductora Eugenia Arrés señala la parte negativa: “Con la llegada de la televisión a la carta se ha ampliado enormemente el abanico de contenidos y, por tanto, el volumen de traducción es mayor y también hay una mayor cantidad de intermediarios que a menudo suelen competir por los precios”.

Como consecuencia, “podemos encontrarnos con tarifas muy bajas y plazos demasiado cortos comprometidos”, lamenta, y recuerda que hoy en día se valora más la rapidez que la calidad del trabajo. De hecho, cree que hay cierto desconocimiento por parte del público, que quiere los subtítulos disponibles lo antes posible sin darse cuenta de lo que eso entraña. “Es muy fácil quejarse y muchos usuarios son muy exigentes sin saber el trabajo que hay detrás o por qué un subtítulo es más o menos corto”, señala.

Por suerte, una de las reivindicaciones del gremio está empezando a verse cumplida. Ya es posible ver cómo los subtítulos de algunas series y películas aparecen con una firma al finalizar. En este caso, no se trata de un error: plataformas como HBO ya están consignando en sus contenidos el nombre del autor de los subtítulos.

“Tampoco pedimos una cosa muy loca: que se reconozca ese trabajo”, razona Pérez. “Si no está bien hecho, también hay que saber quién ha sido, así que no es solo un privilegio y notas más tu responsabilidad. De la otra manera, no lo llega a saber nadie”. Así, sin quererlo, Movistar+ ha sido pionera: gracias a su metedura de pata, cada vez serán más los subtítulos que, como en 'Shameless', vayan firmados.

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Las imágenes de este artículo son propiedad de ATRAE