Tu disco duro no olvida: arte con los datos personales de ordenadores de segunda mano

Haces clic en “vaciar papelera de reciclaje” y crees que todo acaba. Ya has limpiado tu basura virtual y estás convencido de que no volverás a ver esos odiosos archivos que has decidido ignorar para la eternidad. Pero es un truco: los iconos ya no están, pero los archivos siguen guardados en código binario en tu disco duro y se pueden recuperarpueden recuperar. Las personas menos rencorosas olvidan, los ordenadores no (o al menos no tan fácil).

Si estás pensando en aquellas fotos comprometidas que no borraste, preocúpate. Alguien podría utilizarlas incluso para crear una obra de arte. “Empecé a coleccionar discos duros desechados y a recuperar sus datos sin saber a dónde me podía llevar hacerlo”, nos cuenta Michaela Lakova.

Esta artista visual ha creado una instalación artística interactiva - 'DEL? NO, wait! Rew' (algo así como '¿Eliminar? ¡No, espera! Rebobinar') - con esos archivos de dueños anónimos que no han dado previamente su consentimiento. Vídeos y fotos de personas que creían haber borrado esos datos para siempre.

UNA OBRA DE ARTE CON RETALES DE VIDAS

“Me preguntaba cómo los rastros de los datos o la huella digital que dejamos son permanentes y no pueden ser destruidos o eliminados por completo”, nos explica esta artista, que ha expuesto su obra en el festival noruego Piskel y en el festival Nuevo Horizonte de Róterdam, donde reside. “Quería conocer cómo los rastros de datos se encapsulan en un tiempo, un código y un medio, ya sea en un disco duro o en la nube”, defiende.

Los visitantes pueden acercarse a esta máquina de reencarnación de memorias olvidadas y recuperar los datos de esos discos duros a través de un 'software' libre, Test Diskun 'software' libre, Test Disk, que tú también puedes descargarte para vacilar a familiares y amigos haciéndote pasar por un encantador de PC.

Después, los asistentes pueden decidir si eliminan esos archivos de forma definitiva o si quieren sacarlos del cementerio y subirlos a internet para su contemplación colectiva. Un sencillo botón les permite elegir entre el olvido o la salvación de estos fragmentos de vida (desde el vídeo de una boda hasta una anciana en su diván).

Lakova consiguió sus primeros diez discos duros gracias a un hombre que se los proporcionó. En su anterior vida, fueron utilizados para editar vídeo, pero la artista no sabía nada más de su procedencia. Después, Michaela comenzó a ampliar su singular colección comprándolos en mercadillos, comercios de electrónica antigua y tiendas 'online'.

Su obsesión ha sido recuperar esos datos. En esa labor, se ha dado cuenta de que esos discos duros tenían nombre y apellidos. “Durante todo el proceso estaba enfrentándome constantemente con el dilema ético. ¿Quién tiene el derecho de recuperar los datos de otra persona, quién es el actual propietario de esos archivos?”, se interroga Lakova. Su instalación parece responder a la pregunta: esos datos ya no pertenecen a sus anteriores dueños, sino a los visitantes de la exposición, que toman decisiones sobre si deben vivir o morir.

En este dilema sobre la imposibilidad de borrar nuestras huellas digitales, ¿somos saqueadores, intérpretes o mediadores? “El objetivo del proyecto es hacer preguntas y crear conciencia. Reintroducir el concepto mismo de eliminación y sus consecuencias, elevando la conciencia político-social en temas de privacidad, vigilancia, pérdida de propiedad, pérdida de acceso físico y, además, reflexionando sobre la capacidad de elegir”, defiende Lakova.

NUESTRA HUELLA DIGITAL PERTENECE A OTROS

La artista holandesa quiere que rayemos nuestros cerebros reflexionando sobre si es posible eliminar la información en la era digital, ya que guardamos nuestros recuerdos en discos duros o en un servidor virtual que ya no controlamos, donde nuestra vida ya no nos pertenece. Para Lakova, que Gmail amplíe cada vez más nuestro espacio de almacenamiento o la existencia de redes sociales tienen consecuencias imperceptibles para los usuarios. “La identidad de las personas se puede construir y recuperar por sus correos electrónicos o por sus mensajes de Twitter”, nos explica. Las palabras vuelan, los 'tuits' permanecen.

“La tecnología está cada vez ocupando más y más nuestro tiempo”, asegura. “De alguna forma, es un camino para presionar la tecla 'Escape' de nuestras vidas. Podría ser liberador, pero también es una trampa”.

Con la información de estos discos duros también ha editado una serie de vídeos que recogen visualmente los datos de ciudades, mapas y coordenadas que ha podido rescatar. Incluso hay un documental de operarios partiendo piñas en una fábrica de Ghana. partiendo piñas en una fábrica de GhanaA saber qué apasionante viaje ha vivido este disco duro hasta llegar a las manos de la artista...

Pero, te preguntarás, ¿no se ha sumado Lakova a la trampa exponiendo una instalación basada en datos que sus anteriores dueños no querían desvelar? ¿Cuál es el mensaje implícito de esta crítica que parte de apropiarse de lo que critica? En fin, te dejamos reflexionando sobre los derechos de propiedad (o hiperventilando) mientras buscas tutoriales sobre cómo eliminar esos cómics que leíste desde el ordenador de la oficina. ¡Suerte!

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Las imágenes de este reportaje son propiedad de Michaela Lakova