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Tras siete largos años de producción e investigación, el escritor menorquín José Antonio Fortuny ha publicado este año su tercera novela con la que se consolida como un prolífico y polifacético autor isleño. El Visitador, una geografía del dolor es un texto de ficción histórica basado en hechos reales que recorre la vida y obra de John Howard, quien fuera sheriff de Bedford y figura fundacional en la lucha por los derechos humanos de su época, así como por la reforma de los sistemas penitenciarios a lo largo y ancho de Europa.
Fortuny, que padece atrofia muscular espinal, promociona su libro a través de las redes sociales y de los medios de comunicación, ya que no puede salir de casa. “Yo vivo prácticamente en una habitación”, comenta. Según el propio Fortuny, la historia de aquel noble inglés del siglo XVIII apareció como un “flechazo” que fue generando en el autor un interés creciente que derivó en un proceso de escritura y documentación de varios años. En su casa de Maó, Fortuny recibe a elDiario.es para contar cómo ha sido el proceso de escritura de este tercer título que, según confiesa, por momentos pensó que sería más ligero.
“No es que sea un libro de gran extensión, El Visitador tiene apenas 250 páginas, pero la gran dificultad ha sido el proceso de documentación, que me ha consumido muchísimo tiempo”, señala el autor y añade que “lo difícil ha sido combinar la escritura con ese proceso continuo de documentación”. “Sólo con que uno quiera ambientar un poco el trasfondo de la narración ya son muchas las cuestiones que urge abordar: qué se comía en el siglo XVIII, cómo se desplazaban, cómo vestían… todo ello requiere de mucha documentación”, sostiene.
Después de sus libros Diálogos con Álex y Alehop, dos textos en los que profundiza en temáticas y formatos tan distintos como la sátira social o el ensayo autobiográfico, ha decidido apostar por una novela histórica ¿a qué se debe este nuevo salto de formato? ¿Qué le llevó a acercarse a la figura de John Howard para construir el relato? ¿Le atrajo algo en particular?
Soy una persona con muchas inquietudes, hay muchos tipos de libros que me gustaría escribir. El cambio de formato es fruto de mi curiosidad, de probar cosas nuevas. En principio la idea era escribir una comedia negra en clave de sátira a propósito del anuncio de la construcción de una prisión de tercer grado en Menorca, una situación que años atrás dio bastante que hablar en la isla, pero le faltaba esa chispa que tengo que sentir a la hora de ponerme a escribir en serio. No acababa de engancharme la trama que ideé hasta que apareció la figura de John Howard. Lo que leí de él me fascinó. Me atrajeron muchas cosas de él. Sobre todo porque era una persona bastante desconocida. A pesar de ser uno de los primeros defensores de los derechos humanos, lo que más me interesó era que fuera un noble capaz de dejarlo todo, de jugarse la vida para intentar ayudar a los demás.
A pesar de ser una de los primeros defensores de los derechos humanos, lo que más me interesó era que John Howard fuera un noble capaz de dejarlo todo, de jugarse la vida para intentar ayudar a los demás
Se podría decir que El Visitador cabalga entre la novela de aventuras y la ficción histórica ¿A qué público apunta o a quién le gustaría llegar?
Es un poco novela de aventuras y también es un poco novela romántica. El público de El Visitador es muy amplio. Puede haber gente a la que le enganche porque le gusta la historia, gente que le atraiga la trama aventurera e incluso el libro de viajes. Es un texto muy sencillo también, creo que la gente joven le puede interesar para conocer un poco cómo fue el XVIII. Por otro lado también puede interesar a gente que estuviera vinculada a la integración social.
La novela recorre junto a los personajes centrales la Europa del siglo XVIII en un momento de intensos cambios sociales y entablan relación con grandes figuras ¿Cómo concibió la idea de mezclar en una misma historia a Mozart, Diderot o José II de Habsburgo?
Una pregunta muy interesante. En realidad Howard se entrevistó con gente muy importante en esa época efectivamente. Concretamente con José II de Habsburgo mantuvo una conversación muy tensa, esa escena es real. Además de los mencionados, hubo otros personajes que no se vincularon en su momento directamente con el protagonista, pero que de alguna manera influyen en su pensamiento. Por ejemplo, a propósito de las investigaciones que Howard inició sobre la viruela se encuentra con Mozart de niño, que sobrevivió de milagro a la enfermedad.
A propósito de las investigaciones que Howard inició sobre la viruela se encuentra con Mozart de niño, que sobrevivió de milagro a la enfermedad
En el desarrollo de la trama va construyendo un guiño que vincula a Howard con Menorca y que tiene mucho que ver con el Lazareto -infraestructura de titularidad pública construida en 1793 como fortaleza sanitaria. ¿Cómo definiría la relación del protagonista con la historia? ¿Qué sintió al descubrir que existía ese vínculo?
Otra pregunta muy interesante. Este libro está lleno de casualidades, por decirlo así, de coincidencias muy curiosas. Cuando empecé a escribirlo solo conocía la biografía de Howard. Cuando más o menos llevaba la mitad del libro escrito supe del interés del protagonista por el Lazareto de Menorca y se fue creando en mí una asociación curiosa e importante con el protagonista y Menorca.
Me quedé muy sorprendido e impresionado. Yo vivo prácticamente en una habitación sin poder salir debido a que tengo atrofia muscular espinal, una enfermedad que me mantiene en silla de ruedas. Entonces pensé en este círculo: alguien como yo, que se pone a hacer un libro sobre un viaje por Europa sobre un hombre de otro siglo y su relación con la lucha por la inclusión, la salud, los derechos humanos... Me impresionó mucho y de ahí el guiño en la portada donde puede verse el Lazareto de Menorca.
Está en un momento de promoción de libro, pero no puede salir de casa ¿Cómo se lleva con las redes sociales? ¿Prefiere los encuentros presenciales o se hace a la virtualidad?
Sí, esto es lo más complicado. Yo creo que es lo que menos me gusta, aunque sí que me gusta estar en contacto con los lectores, claro. Lo de las redes sociales lo llevo regular, las uso y procuro aportar cosas que no sean el típico material de promoción, por ejemplo contar curiosidades y consejos sobre cómo escribir libros. Por lo demás voy tirando cables aquí y allá. A veces llega alguna respuesta, te hacen algún artículo o te reseñan el libro. Lo bueno de la virtualidad es que obvio puedes llegar a muchos sitios y te escriben de lugares lejanos.
Supongo que en alguna ocasión le habrá sucedido que le brinden más atención por su condición de diversidad funcional que por sus libros ¿Cómo se lleva con la mirada paternalista que a veces se establece con las personas diversas?
Sí, eso me ha pasado en alguna ocasión. En general no me importa, evidentemente, hablar de mi enfermedad, pero si algún crítico se centra mucho en el tema procuro desviarlo y reconducir al tema del libro. El otro día tuve una presentación ante un público desconocido, en casos así siempre hago alguna broma. Por otro lado, es normal que se tenga un cierto interés sobre mi condición.