Conectar Mallorca con Eivissa en cuatro minutos. Ese es el objetivo -difícil de creer si se realiza un sencillo cálculo matemático- de NextNorth, una plataforma digital que se presenta como una empresa tecnológica innovadora que acaba de aterrizar en España “para revolucionar la movilidad de las Illes Balears”, mediante su servicio de “taxis aéreos”, que son, en realidad, aeronaves eléctricas. Un servicio de lujo que pugnará por ganarse a los clientes de los ‘jets’ privados, en un contexto en que los movimientos sociales de activismo climático han puesto el foco sobre las emisiones que genera la aviación privada.
La empresa, que ha explicado que empezó a operar durante el controvertido Mundial de fútbol de Qatar 2022, pretende ofrecer una alternativa que “permitirá ahorrar hasta un 80% del tiempo en trayectos reservando vuelos tanto intraisla como interisla”, gracias a sus aeronaves eléctricas eVTOL. “NextNorth es la nueva forma de viajar sin complicaciones. Ofrecemos una experiencia única que le permite reservar su vuelo, facturar y embarcar en su avión, todo desde su teléfono”, explica la tecnológica en su web.
Se trata de una alternativa de transporte “más sostenible” que las formas tradicionales de movilidad, asegura la empresa, ya que las baterías eVTOL se alimentan a través de energías limpias. De este modo, “logran eliminar por completo el impacto negativo tanto en la atmósfera como en la posidonia, ayudando así a recuperar ecosistemas sin disminuir los niveles de servicio de movilidad”, afirman. Al principio, la compañía empezará operando con helicópteros con el objetivo, según indican, de detectar “las mejores rutas y localizaciones para más tarde poder operar con las ya mencionadas aeronaves eléctricas”, que aspiran a convertirse en “una alternativa de movilidad a algunas de las rutas terrestres y marítimas”. De este modo se podría llegar, apuntan, a lugares donde otros medios de transporte no pueden llegar.
Un transporte de lujo
El único viaje que ofrece la plataforma, de momento, se ha fijado para el 19 de mayo: cinco plazas a razón de 3.900 dólares, es decir, unos 3.600 euros, desde el aeropuerto de Son Bonet de Mallorca hasta el aeropuerto de Eivissa. O lo que es lo mismo: unos 720 euros por persona. Más o menos, lo que cuesta alquilar un ‘jet’ privado para volar de una isla a otra. Consultada sobre si esta iba a ser la tarifa de vuelo estándar, NextNorth explica a elDiario.es que el coste depende de la longitud de la ruta y de si es privado o en modalidad ridesharing. “En esta modalidad, una ruta dentro de Eivissa se podrá reservar por tan solo 95 euros el asiento”, asegura. La finalidad, según defiende, es conseguir un mayor volumen de operaciones con el paso del tiempo, que permitiría reducir el precio por asiento. “El objetivo es democratizar al máximo estos vuelos para aumentar la accesibilidad al mismo”, insiste. A partir del 25 de junio estarán operativos los viajes, afirman las mismas fuentes.
Una ruta dentro de Eivissa se podrá reservar por tan solo 95 euros el asiento. El objetivo es democratizar al máximo estos vuelos para aumentar la accesibilidad al mismo
Otras voces, en cambio, alertan de que los taxis voladores son otra forma de seguir “gentrificando” y “turistificando” las islas. “En primer lugar, porque son los turistas con dinero quienes se beneficiarán de ellos, no los ciudadanos, por ejemplo, que deban utilizarlos para desplazarse más rápido a un hospital”, afirma Ekaitz Cancela, periodista e investigador de la UOC -donde está terminando un doctorado sobre la transformación del Estado en la era digital- y autor de Utopías Digitales (Verso, 2023).
Estos taxis o drones de pasajeros necesitan un vertipuerto para operar, es decir, una infraestructura que sirva como pista de salida y aterrizaje. NextNorth, la plataforma digital que ofrece este servicio, cuenta con la inversión de Jota2Group y Openvia Mobility. Esta última empresa es propiedad de Globalvia Inversiones SA, cuyo objeto empresarial es la gestión, promoción, desarrollo y explotación de infraestructuras públicas, nacionales o extranjeras, según figura en el Registro Mercantil. Esta empresa nació a principios de 2007 con el objetivo de unir en un solo grupo todos los activos en concesión de infraestructuras que Fomento de Construcciones y Contratas -FCC- y la desaparecida Caja Madrid tenían entonces, según documenta en su web. En el archipiélago balear, la empresa operará de la mano de Bluenest.
“A través de los vertipuertos será posible combinar el transporte de pasajeros, la entrega en la última milla y la inspección de la infraestructura de transporte para crear el ecosistema de movilidad urbana del futuro”, opina Gema Ferrero, directora general de NextNorth. “El valor diferencial de los vertipuertos se encuentra en su capacidad de complementación con otras formas de movilidad”, añade Ferrero. Debido a la experiencia que tiene Bluenest en la concesión de infraestructuras, podría encargarse del diseño y las operaciones de vertipuertos con el objetivo de conectar nuevas rutas aéreas con la movilidad en tierra, de forma segura y eficiente, sostiene la empresa tecnológica.
A través de los vertipuertos será posible combinar el transporte de pasajeros, la entrega en la última milla y la inspección de la infraestructura de transporte para crear el ecosistema de movilidad urbana del futuro
“Esta iniciativa profundiza en los problemas”
Esta iniciativa, que ofrece servicios turísticos a través de una plataforma digital, es la punta de lanza de la única estrategia de ‘desarrollo’ que tiene España: el turismo ‘inteligente’ o smart tourism, según Cancela. “Se trata de crear todo tipo de tecnologías para seguir profundizando en los problemas que genera no tener un modelo económico para garantizar el bienestar y el trabajo digno de los ciudadanos”, añade el investigador, que ve con preocupación la manera en que se van a tratar los datos privados que la actividad económica genere. “Si se tratara de girar hacia un modelo sostenible, se apostaría por estrategias públicas que usen los datos colectivos para ello y no hacia una privatización en el modelo de solucionar los problemas de movilidad”, añade Cancela, quien lamenta que una empresa privada pase a gestionar también los datos e infraestructuras que el servicio genere.
El turismo ‘inteligente’ o smart tourism crea todo tipo de tecnologías para seguir profundizando en los problemas que genera no tener un modelo económico para garantizar el bienestar y el trabajo digno de los ciudadanos
La empresa, que se presenta como una alternativa sostenible al tráfico aéreo debido a que sus baterías funcionan con energía renovable, afirma que mejorará la conectividad entre el archipiélago balear, de forma rápida y eficiente. Para Cancela, estas iniciativas evidencian que seguirá destinándose dinero público, en muchos casos a través de los fondos europeos Next Generation, para planes que “poco tienen que ver con la industrialización y la creación de empleos de calidad”. “Esta uberización, lejos de ser sostenible y verde, seguirá dependiendo de mano de obra freelance o precaria y seguirá acrecentando el perfil de isla de los servicios”, analiza el investigador.
Esta uberización, lejos de ser sostenible y verde, seguirá dependiendo de mano de obra freelance o precaria y seguirá acrecentando el perfil de isla de los servicios
La visión de la empresa es otra. Este servicio promoverá, según la tecnológica, los viajes compartidos mediante los cuales el usuario puede elegir entre uno o varios asientos en una ruta determinada o la aeronave completa. “Es una iniciativa que persigue impulsar la transición energética de la movilidad aérea en el panorama urbano a través de la democratización del acceso al taxi aéreo, con todas las comodidades que este servicio conlleva actualmente, ofreciendo a los ciudadanos una forma única y emocionante de vivir diferentes experiencias disfrutando de la belleza de las islas desde el aire”, concluye Ferrero.
El hecho de que este modelo de negocio haya sido implementado en Qatar, según afirma la empresa, es visto con preocupación por Cancela. “Un tema aparte sería que estos vehículos se han probado en países que no son democracias, sino regímenes autoritarios que están experimentado con la vigilancia ciudadana como mecanismo de control”, señala. El investigador ve un futuro distópico en este tipo de tecnologías si no hay un control público sobre ellas. “No cuesta ver un horizonte donde estos vehículos aéreos legitimen la entrada de drones de vigilancia para garantizar la sostenibilidad de la isla, siempre sin cambiar el modelo de turistificación, para que las fincas no sean víctimas de la ‘okupación’ o cualquier otro problema que se cree artificialmente para favorecer modelos de vigilancia sobre las poblaciones”, concluye.