El archipiélago balear es uno de los territorios cuya masificación turística tiene un mayor impacto sobre los ecosistemas y recursos naturales. En este sentido, durante el periodo estival se han vuelto a batir récords en la llegada de visitantes. Este mes de agosto, las Balears han superado los 2,1 millones de personas de media diaria, según el indicador del Índice de Presión Humana (IPH) que calcula el Instituto Balear de Estadística (Ibestat). Esta cifra supera los 2 millones que ya se alcanzaron el año pasado, o que hubo en el mismo periodo de 2019, anterior a la crisis sanitaria de la COVID-19. En cuanto a los datos desglosados por cada isla, todas ellas recibieron más visitantes durante el pasado mes de agosto respecto al mismo periodo de los años anteriores, excepto Formentera, cuya presión se ha reducido sensiblemente.
“Nunca se había superado esta cifra”, valora Macià Blázquez, catedrático de Geografía en la Universitat de les Illes Balears (UIB), en conversaciones con elDiario.es. Blázquez, que imparte estudios de grado y posgrado en Geografía y Turismo, afirma a este diario que los datos del Ibestat muestran que la tendencia va hacia “aumentar” y no “disminuir” la estacionalidad. Es decir, que la población flotante (la suma de residentes y turistas) continúa aumentando durante los meses de temporada alta, esto es, junio, julio, agosto y septiembre. Y todo ello ocurre sin que haya todavía, sobre la mesa, propuestas políticas serias que fijen cuál es la capacidad de carga de las Islas, pese a la cantidad de estudios que hay que alertan sobre la progresiva depredación y consumo de los recursos naturales que se produce como consecuencia de la demanda turística.
En este sentido, Blázquez alerta de que este proceso de turistificación puede acentuar la marginación de los locales, totalmente subordinada a las necesidades de la industria turística. “En otros destinos turísticos de masas, como el archipiélago de Hawaii, la población local ha sido marginada, está desposeída y no participa de la toma de decisiones”, lamenta el catedrático en Geografía. Este proceso, argumenta Blázquez, se está reproduciendo en las Bahamas, Puerto Rico o República Dominicana. “Se pueden encontrar procesos similares tanto en el norte como en el sur”, destaca el investigador, teniendo en cuenta que algunos de estos países tienen un índice de desarrollo humano inferior al que hay en el archipiélago balear, matiza Blázquez.
“La turistificación nos hace perder control democrático”, insiste Blázquez, una transformación que también ocurre en los países del norte global. “El riesgo es que la población balear sufra un proceso de desposesión, marginación y segregación socioespacial, sea por la vivienda -como ha quedado patente en ‘Salvados’- o sea por el encarecimiento de los productos de primera necesidad que incrementa las desigualdades sociales”, valora Blázquez. “Tenemos que reaccionar abordando el control de este proceso”, insiste.
Cabe destacar que el crecimiento, en la década de los sesenta, se produjo en el archipiélago balear sin ningún tipo de control, promoviendo un urbanismo desenfrenado, desordenado y sin planificación, fenómeno que se conoció en el archipiélago como balearización. Este modelo turístico-inmobiliario más tarde fue exportado por empresas de Balears al Caribe: las grandes cadenas hoteleras empezaron a invertir sus excedentes de capital en la expansión de sus negocios a otros lugares del mundo, entre ellos, el sur global.
Marga Prohens (PP), presidenta del Govern, ha anunciado algunos cambios en la política turística respecto al anterior Ejecutivo progresista de Francina Armengol. El PP siempre se ha mostrado en contra de la moratoria de plazas turísticas que se recogió en la modificación de la Ley Turística de 2022. Así, Prohens afirmó que velará por que el turismo “siga siendo un ascensor social”, para lo cual se levantará la actual moratoria que congela las plazas turísticas durante cuatro años, y se frenará “el camino hacia el decrecimiento”. “Esto no quiere decir crecer ilimitadamente. Somos conscientes de que no se puede crecer sin límites y que el éxito turístico debe gestionarse para garantizar el bienestar de los ciudadanos de nuestras islas”, puntualizó.
Blázquez, en cambio, afirma que “hemos crecido más desde el 2008 hasta ahora que desde la moratoria turística de 1998 hasta el 2008”, después de haber consultado la evolución del catálogo hotelero de todas las plazas ofertadas y cuyo resultado fue publicado en la revista Investigaciones Turísticas bajo el título Hegemonía hotelera. El rol del Estado en la reactivación de la tasa de beneficio hotelera tras la crisis de 2008. En este sentido, el experto considera que la Ley Turística de 2012 que aprobó Carlos Delgado (PP) durante la legislatura de José Ramón Bauzá -y que Prohens se fija como ‘modelo’- está diseñada para promover una “modernización” del turismo. “En realidad es una reconversión, un cambio de uso, una mejora de la calidad de la oferta que tiende a la elitización que tiende a atraer capitales y dar mayores tasas de beneficio a los inversores”, analiza Blázquez.
Balears: un lugar ideal para el ‘business’
En este sentido, según el catedrático de la UIB, las playas de las Islas son “playas globales” destinadas a hacer “negocios”, como lo son otros polos financieros como Manhattan o Londres. Balears es una región que atrae a este tipo de visitante, ya sea en establecimientos turísticos de lujo, ya sea en yates o en otras formas de alojamiento. “Puedes hacer negocios como un hombre digital y aprovechar las posibilidades del networking. Eivissa, por ejemplo, es un lugar ideal para el business”, detalla Blázquez. Formas de negocio en las que, según el investigador, en ocasiones se sobrepasan los límites de la legalidad. “Hay actividades de blanqueo de capitales”, sostiene Blázquez.
El catedrático de la UIB advierte que bajo el término decrecimiento se pueden terminar promoviendo políticas encaminadas a, efectivamente, reducir la llegada de visitantes, “pero que gasten más, que vengan en jet privado o se alojen en establecimientos de lujo”. “Esto incrementa la desigualdad y aumenta la huella ecológica”, ya que, según los estudios consultados por Blázquez, las rentas ricas emiten más gases de efecto invernadero, consumen más recursos energéticos, más agua, etc. “Un chalet con piscina y césped natural consume hasta 1.100 litros de agua al día, mientras que un hotel gasta entre 150 y 200 litros diarios”, asegura el experto en turismo, citando un estudio que se hizo en Calvià. “El alquiler turístico en una estancia corta mediante una plataforma como Airbnb tiene entre ocho o nueve veces más impacto” respecto a un hotel, afirma el investigador.
En cuanto a la reducción de la huella ecológica, sostiene Blázquez, “no se le puede pedir una reducción a todo el mundo por igual”, sino que los esfuerzos tienen que estar centrados en las rentas más elevadas porque son las más recursos “malgastan”. “Aquí es donde entra el análisis del turismo de lujo”, insiste. Además, valora que todo ello se debe realizar mediante un “proceso democrático y redistributivo”. Así, Blázquez incide en que hay que señalar a quienes más recursos consumen porque lo contrario es “neomalthusianismo” -teoría demográfica, social y poblacional que considera el “exceso” de población de las clases pobres u obreras como un problema para la calidad de vida de las clases pudientes-.
La visión turística del Govern conservador
La presidenta popular del Govern, Marga Prohens, ha anunciado cambios en la Ley Turística, aunque sin hacer una enmienda a la totalidad a las modificaciones que introdujo el Ejecutivo de Francina Armengol en su última legislatura. Unos cambios que incorporaban criterios de circularidad en materia de agua, materiales, alimentación, energía y residuos, entre otras cuestiones. Así, Prohens se ha comprometido a mantener la “circularidad” en la ley. “No vengo a hacer una política de que todo lo hecho anteriormente está mal. Por tanto, si hay cosas que funcionan y que, además, son bien recibidas por el sector, como la apuesta hacia una economía circular, deben continuar”, aseveró.
Sin embargo, en opinión de Prohens, los cambios del anterior Ejecutivo progresista eran, en realidad, una “excusa para aplicar una moratoria [de plazas turísticas]”. Esta medida supone, según la presidenta balear, “inseguridad jurídica” y, además, “lanza un mensaje muy pernicioso hacia el pequeño inversor, el pequeño propietario y los jóvenes que quieren iniciar una actividad económica en la principal industria de Balears, a quienes se les dice que no hay espacio para ellos”. El mensaje de Prohens es ambiguo porque aunque el PP se sitúa contrario al decrecimiento, reconoce al mismo tiempo que “no se puede crecer sin límites”. “Se ha de crecer en valor y no en volumen”, sostiene la presidenta popular.
Eivissa vuelve al crecimiento prepandemia
La tendencia de vuelta al crecimiento en Eivissa ya fue una realidad en 2022. “Este informe refleja que en muchos aspectos se ha vuelto a la tendencia del crecimiento anterior a la pandemia”, afirma Itziar Arratibel, coordinadora técnica del Observatorio de Sostenibilidad, después de la presentación del quinto informe anual de IbizaPreservation. La tendencia registrada en el informe que se acaba de presentar, en la mayoría de indicadores, refleja que hay una relación directa con el impacto del modelo turístico.
En este sentido, se han rebasando los datos del 2019 en aspectos clave como “el consumo de recursos hídricos utilizados, la energía demandada, o los residuos generados”, indica Arratibel. En conclusión, apunta el informe del Observatorio de Sostenibilidad, hay que llevar a cabo iniciativas encaminadas a la reducción del consumo, la reutilización y otras estrategias para reducir el impacto de las personas en nuestro territorio y prevenir el agotamiento y la sobreexplotación de los recursos naturales.