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La tala de 200 pinos: la nueva polémica que sobrevuela el hotel que alojó a Chaplin y al Dalai Lama en Mallorca

Vistas del antiguo Hotel Formentor, rodeado de pinares

Esther Ballesteros / Francisco Ubilla

Mallorca —
13 de abril de 2024 23:10 h

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“Todo lo que envuelve el tema de Formentor es extraño y escandaloso, sobre todo el hotel. Es un escándalo tras otro”. Con estas palabras, el alcalde del municipio mallorquín de Pollença, Martí March (PSIB-PSOE), aludía en 2022 -entonces desde la oposición- a la reforma del histórico hotel que, desde su fundación en 1929, ha alojado, entre otros, a magnates, empresarios, artistas, escritores, actores, científicos, toreros y princesas. Por allí han pasado desde Winston Churchill, Audrey Hepburn o Charles Chaplin hasta el Dalai Lama. Convertida en la primera gran aventura hotelera de la isla y posteriormente en uno de los más relevantes foros literarios, ya nada es igual desde que el establecimiento cambiase de manos en 2020: el grupo Barceló lo vendió, junto a los terrenos en los que se ubica, a un fondo de inversión andorrano, Emin Capital, por 165 millones de euros.

Lo que inicialmente debía ser una reforma por valor de 25 millones de euros, dirigida a transformar el icónico edificio en un hotel de lujo explotado por los hoteleros Four Seasons, ha acabado transfigurándose en una demolición integral del inmueble, reconstruido desde cero sin la licencia pertinente para ello, lo que ha hecho saltar las alarmas entre las entidades ecologistas y el propio Ajuntament de Pollença. Ahora, otra polémica se suma a las que ya acumula el hotel: la propiedad de los solares ha reclamado que se lleve a cabo la tala masiva de hasta 200 pinos -una de las principales señas de identidad de la isla- que rodean al establecimiento.

Inmobiliaria Formentor S.A., propietaria de los terrenos, solicitó a principios de este año autorización para echar abajo los 200 árboles, distribuidos en un área de 11.080 metros cuadrados. La empresa alega que su intención pasa por reducir los riesgos de incendios forestales como consecuencia de la elevada concentración de pinos, lo que, en su opinión, pone en peligro la urbanización. En su informe, la entidad apuntaba a la elevada densidad del pinar, a la discontinuidad del sotobosque y al estado en que se encuentran los ejemplares debido a las plagas de los perforadores.

Para ello, uno de los primeros pasos que dio la promotora fue ponerse en contacto con el Govern balear, a pesar de que éste no tiene competencias en la zona, por lo que es el Ajuntament el que debe dirimir al respecto. Con todo, el servicio de agentes de la Conselleria de Agricultura, Pesca y Medio Natural elaboró un documento -“en ningún caso una autorización”, como precisa el texto- en el que se describen las consideraciones técnicas que habrían de regir los trabajos de poda, como la necesidad de que haya cinco metros de distancia entre los ejemplares.

“Bastaría podar la mitad de los pinos”

En su informe, el Ejecutivo considera recomendable la tala de 200 pinos dado que estos suponen un 27% de los árboles allí existentes. Ahora es el Ajuntament de Pollença el que debe decidir al respecto. elDiario.es ha intentando ponerse en contacto con el alcalde del municipio, pero no ha obtenido respuesta.

En un informe no vinculante, el Govern balear considera recomendable la tala de 200 pinos dado que estos suponen un 27% de los árboles allí existentes. Ahora es el Ajuntament de Pollença el que debe decidir al respecto

Desde la Asociación Balear del Árbol, su técnico Antonio Calafell señala, sin embargo, que la franja de seguridad prevista en el proyecto -la separación entre arboleda y el edificio- supera los 30 metros establecidos por la normativa para evitar riesgos forestales, por lo que considera excesiva la tasa de 200 ejemplares. “Con esta medida, a lo mejor podando 100 árboles ya se solucionaría y se cumpliría con lo fijado para las franjas de protección. Por lo menos la mitad de lo que se está planteando”. 

La propietaria del terreno defiende su compromiso con el entorno

Por su parte, Inmobiliaria Formentor S.A, cuyo objeto social es la explotación de la finca en materia hotelera, forestal, urbanística y agraria, señala que el propósito de la tala pasa por retirar prioritariamente las especies afectadas por las plagas Tomicus sp y Orthotomicus sp, así como aquellas que han sido derribadas por el viento o presentan problemas de anclaje, representando un potencial peligro para los residentes y visitantes de Formentor“. Asimismo, alegan que la actuación también tiene como objetivo favorecer el crecimiento y desarrollo de las especies autóctonas presentes en el terreno, como los olivos, acebuches y otras especies protegidas.

“El compromiso del Proyecto Formentor con la preservación del entorno que lo rodea ha sido primordial desde sus inicios, especialmente en la gestión forestal. Desde nuestra participación inicial, hemos enfocado considerables esfuerzos en la recuperación de los cortafuegos y otras medidas preventivas contra incendios en la finca”, asevera la entidad en un comunicado remitido a elDiario.es. En este sentido, recalca que la solicitud de intervención en la arboleda de una zona dentro de la parcela hotelera ejemplifica los “esfuerzos en la prevención de incendios” por parte de Inmobiliaria Formentor S.A.

La empresa propietaria de los terrenos asegura que su compromiso con la preservación del entorno "ha sido primordial desde sus inicios", especialmente en la gestión forestal "El compromiso del Proyecto Formentor con la preservación del entorno que lo rodea ha sido primordial desde sus inicios, especialmente en la gestión forestal, enfocando "considerables esfuerzos en la recuperación de los cortafuegos y otras medidas preventivas contra incendios en la finca"

Por su parte, el ingeniero de montes y exjefe del Servicio de Gestión Forestal y Protección del Suelo del Govern balear, Luis Berbiela, alude, en declaraciones a este medio, a los elevados riesgos de incendio forestal en un escenario de prolongación de las sequías y unas temperaturas “absolutamente extremas fuera de temporada”. “Un fuego que salga de un entorno urbano puede generar una perturbación gravísima en el medio ambiente, pero también puede suceder al revés, que un incendio en un bosque provoque una tragedia humana”, advierte Berbiela, quien apela a la adopción de soluciones que, por un lado, eviten un deterioro ambiental y, por otro, garanticen la seguridad de los ciudadanos. “Y eso no se consigue con más aviones de extinción o más mangueras, sino mediante prevención, anticipándonos a la emergencia y al peligro”, añade.

Berbiela, quien, entre otros cargos, ha sido director adjunto del Parque Nacional de Doñana y responsable de la gestión de la Reserva Natural de Ses Salines de Eivissa y Formentera, señala que durante mucho tiempo permaneció arraigada la creencia de que “la mejor forma de conservar la naturaleza es no intervenir en ella”, pero aclara que esta tesis sería aplicable en naturalezas primigenias, no en espacios naturales como la Serra de Tramuntana o la propia zona de Formentor, reconvertidos en “espacios culturales” en los que “la huella humana está implantada hasta en el último risco”.   

Intervenir en un 1% del bosque para salvar el 99%

Por ello, considera que la única forma de conservar los recursos naturales en la actualidad es anticiparse a unas condiciones que, derivadas fundamentalmente del cambio climático y la presión social, pues cada vez constituyen un riesgo no sólo para el propio bosque sino también para el hábitat humano. “La única manera de trabajar es mediante pequeñas intervenciones de un 1% para salvar el 99% del bosque y a los ciudadanos”, remarca. El ingeniero se muestra así a favor de crear una franja de seguridad en torno al hotel para evitar riesgos forestales. Eso sí, asevera que “no puede ser cualquier pino ni puede ser en cualquier sitio”. “Son cosas que hay que hacer con técnica y con conocimiento, se trata de generar una discontinuidad horizontal y vertical en la masa forestal para que cuando un fuego vaya llegando al punto en el que están las personas, en lugar de tener cada vez más intensidad, más potencia calorífica y más velocidad, suceda al revés y sea más fácil de apagar”, precisa.

En concreto, la Ley 3/2019 Agraria de las Illes Balears establece, en el caso de las edificaciones que se encuentren en terreno forestal, la obligación de crear un perímetro o franja de seguridad de al menos 30 metros alrededor del inmueble con el objetivo de reducir la cantidad y continuidad de la vegetación que podría arder en caso de incendio. Asimismo, esta franja debe cumplir unos criterios determinados: que haya una distancia mínima de tres metros entre las copas de los árboles, también una distancia de tres metros entre las copas y el edificio, que la poda se realice a una altura mínima de tres metros del suelo, que la cobertura arbustiva sea inferior al 30% y que no haya pies arbustivos a menos de tres metros del inmueble.

Berdiela publicó en su día un estudio, La puesta en valor de los pinos y los pinares de Mallorca: una necesidad ambiental y un reto social, en el que recuerda que el propio Hotel Formentor eligió la figura de un pino como emblema. “Igual que no resulta posible imaginarse este mítico alojamiento sin el pinar que siempre le otorgó su marchamo de calidad, también sería difícil generar interés por visitar Mallorca, a los millones de turistas que cada año la visitan, sin sus pinares”, recalca.

La Ley 3/2019 Agraria de las Illes Balears establece, en el caso de las edificaciones que se encuentren en terreno forestal, la obligación de crear un perímetro o franja de seguridad de al menos 30 metros alrededor del inmueble con el objetivo de reducir la cantidad y continuidad de la vegetación que podría arder en caso de incendio

Los pinares, claves contra la crisis climática

El ingeniero apunta en el documento al “incalculable” valor de los pinares litorales para el turismo balear en general y para el mallorquín en particular. “Podemos afirmar que los pinares en las calas mediterráneas son, para los europeos, la imagen mediterránea equivalente a la de los cocoteros playeros del Caribe. Son la mejor imagen que podemos ofrecer, el principal reclamo para atraerles cada verano a Mallorca. Este ingente valor turístico de los pinares no tiene precio, pero sin duda, sería una grave error no tenerlo en consideración. Antes al contrario, como hacen, cada vez más, todas las empresas y singularmente las de servicios, toca preservar e incrementar el aprecio a esta magnífica marca que nos caracteriza y que pone en valor la oferta turística mallorquina”, añade. 

El ingeniero de montes alude, asimismo, al papel de los pinos frente a las consecuencias que prevén derivarse del proceso de calentamiento global para el conjunto de la cuenca mediterránea y en particular para Balears. Entre tales efectos, vaticina que los procesos de desertificación podrán acentuarse, “puede que en un futuro no tan lejano”, y las condiciones de xericidad, en caso de extremarse, afectarán directamente a los bosques de las islas.

En este escenario, Berbiela subraya que los pinos resultan una herramienta “muy eficaz” para mitigar estos efectos “no sólo por su capacidad para capturar carbono, dado su rápido crecimiento, sino también por la plasticidad que les permite situarse en espacios pluviométricamente y ecológicamente tan diferenciados, desde el entorno de Lluc (Serra de Tramuntana) al litoral de Es Trenc (Campos)”. “Su probada eficacia en soportar condiciones meteorológicamente difíciles permiten asegurar que el potencial de los pinares contribuirá en el futuro a paliar los efectos que el cambio climático pueda suponer para el medio ambiente y, especialmente, el bienestar de los habitantes de Mallorca”, concluye.

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