Alemania limitará la estancia de extranjeros parados en el país
Es una de las primeras medidas conjuntas que la gran coalición que gobierna Alemania pretende llevar a cabo: que los desempleados de otros países de la UE no puedan permanecer de forma indefinida en Alemania. El Ministro del Interior Thomas de Maziere, del partido de Merkel, la Unión Cristianodemócrata, y la Ministra de Trabajo y Asuntos Sociales Andrea Nahles, del partido socialdemócrata, propusieron este miércoles reducir el tiempo de permanencia de los parados de tres a seis meses. Asimismo planean prohibir la entrada a quienes no cumplan dicha norma.
También se controlarán de forma estricta las solicitudes del llamado “Kindergeld”, unos 180 euros por hijo que reciben los alemanes mensualmente. Esta suma la paga el estado hasta los 25 años si el joven permanece dentro de la unidad familiar económica y es independiente de la renta. Hasta ahora podían cobrarla también los nacionales de otros estados miembros de la Unión.
Según el periódico amarillista Bild Zeitung, hasta un 25% de los polacos que reciben esta ayuda ni siquiera viven en Alemania. Acusaciones como éstas pueden leerse en diferentes medios en Alemania desde hace meses, aunque hasta ahora no hay cifras oficiales. En el caso del periódico Bild, se trata de “un informe secreto”. Precisamente la comisión de trabajo de ambos ministerios que presentaba las primeras conclusiones de un estudio que están llevando a cabo es quien debería aclarar dudas como estas.
“El número de emigrantes de Bulgaria y Rumanía, así como de los problemas sociales que en parte traen asociados, son abarcables”, decía el que ya fuera Ministro del Interior en el anterior mandato de Merkel. Sin embargo, quiso tematizarlo como posible problema futuro: “es importante que giremos el timón ahora para esto no se convierta en un gran problema a nivel nacional”.
Entre 2012 y 2014 el número de personas de estas nacionalidades habría aumentado hasta mas de un 400%. Sin embargo, es uno de los colectivos de inmigrantes con una cifra de paro mas baja, por debajo de la de italianos o españoles. En ambos países hay también jóvenes y expertos que el mercado laboral alemán necesita.
“Necesitamos una inmigración positiva”, asegura la ministra socialdemócrata. “Se trata, simplemente, de ver si la persona que viene tiene posibilidades reales de encontrar un trabajo o no, y en caso negativo, perdería su permiso de residencia”. Pero el ministro del interior tuvo que reconocer que “lo cierto es que existe un problema especial de aceptación de la emigración de sinti y romaníes”. No es casualidad que en la ciudad de Duisburgo o en Dortmund, donde sí se ha registrado una llegada masiva de personas de estas dos nacionalidades de etnia romaní se hayan vivido escenas racistas y enfrentamientos.
Ambos ministros anunciaron un contingente de 200 millones de euros para las regiones mas afectadas por lo que en Alemania se conoce como “Armutszuwanderung” o “emigración pobre”, un concepto que es usado en relación a parados del sur y el este de Europa. Con esta suma, planeada para los próximos siete años, el gobierno pretende construir albergues para sin techo, pagar intérpretes y ayudar a la integración de los inmigrantes a través de cursos de alemán y de formación profesional.
En cuanto a la forma en que el gobierno pretende controlar la entrada o permanencia de quien sobrepase el tiempo legal de estancia solamente mencionaron una medida: la obligatoriedad de llevar consigo a todas partes el permiso de residencia y mostrarlo ante las autoridades. Tampoco se sabe si esta norma sería legal en relación a la legislación europea, como ocurre con el caso de Bélgica, que en febrero se conocía que estaba “invitando a irse” a los españoles en paro que se encuentran en el país. El tribunal europeo emitirá una sentencia el próximo verano al respecto de si considera legal que otros europeos cobren ayudas al desempleo no contributivas en Alemania, el llamado “Hartz IV”.
Un periodista de una televisión suiza le pregunta al ministro si, en secreto, desea que en Alemania se introuzcan controles a la inmigración, tal como aprobó Suiza en un referéndum, a lo que el ministro responde: “No, no lo he deseado en el pasado y no lo voy a desear en el futuro”. Una pregunta dirigida a dar un toque de atención a una migración de la que el gobierno alemán no gusta de hablar: la de los alemanes que se marchan a trabajar a Suiza.
Un debate que se repite los últimos meses
A comienzos de febrero varias agencias de información difundieron la noticia en Alemania de que un tribunal alemán “había fallado en favor de una familia española desempleada”. La noticia no tenía nada de nuevo. La novedad era escandalizar el hecho de que españoles en paro cobren ayudas en Alemania. Se contaba que un tribunal social de Dortmunt había dado la razón a una familia española con cuatro hijos que vive desde julio del año pasado en la ciudad de Iserlohn, de 96.000 habitantes, en Renania-Westfalia del Norte. Esta familia subsiste gracias a empleos temporales mal remunerados y al “Kindergeld”.
Aparte de esta ayuda existe otra compensación para desempleados de carácter no contributivo, el llamado Hartz-IV. Una ayuda de subsistencia que contempla el pago del alquiler y unos 300 euros por persona. Dependiendo de los ingresos que la familia tenga, ellos se descuentan al total que les corresponde de ayuda. Como esta pareja no llegaba al umbral de ingresos que se considera el mínimo en Alemania, solicitaron dicha ayuda. En un primer lugar, la oficina de empleo local se lo denegó argumentando que los ciudadanos de la UE que vengan a Alemania únicamente a buscar trabajo no tienen derecho a dicha ayuda contributiva.
Sin embargo, el tribunal social de Dortmund, que es un tribunal específico para cuestiones de seguridad social, ha dictaminado que la familia sí tiene derecho a dichas ayudas porque negárselas sería contravenir los acuerdos firmados por Alemania a nivel europeo, que la obligan a tratar a los ciudadanos de la Unión como a los nacionales de su país. La decisión de este tribunal no es nueva, sino que esta vía de recurso es utilizada de forma usual por ciudadanos españoles, portugueses, italianos... como ya contó detalladamente ya a principios de 2013 eldiario.es. Sin embargo la noticia apareció en los principales medios alemanes como una novedad y casi precediendo al anuncio actual del gobierno de cambiar las normas para los parados europeos.
“A ver si esto no se convierte en el comienzo del fin de nuestro estado del bienestar. Puede ser el comienzo de una oleada de mudanzas. No tengo ni idea de qué ayudas sociales recibían estas personas en España, pero la mudanza que realizaron en 2013 parece haber merecido la pena por los 1.033 euros de ayuda al desempleo”. Así reza el primer comentario de la noticia en la web del semanario Spiegel, una de las más visitadas en Alemania. Muchos de los comentarios que le siguen tienen el mismo tono.
En la foto que abre esta información, la cabecera del número de mayo de la revista “Exberliner”, dirigida a la comunidad hispanohablante y cuya portada dice: “¿Quién tiene miedo de los españoles? La verdad sobre la invasión ibérica al sistema social alemán”. Aunque en este caso la publicación lo que trata es de rebatir las ideas que otros medios extienden de que cada vez mas europeos del sur y el este vienen a Alemania a vivir del estado, con una recopilación de datos muy interesante, queda de manifiesto que la “invasión ibérica” o “griega” o “rumana” es un hecho en el ideario mental de los alemanes.