Los jugadores de la selección de fútbol de Alemania han usado el último recurso que les quedaba para protestar contra las violaciones de derechos humanos en Qatar. Después de que la FIFA decidiese sancionar a quienes mostraran brazaletes con la bandera LGTBI en el terreno de juego, los futbolistas ha optado por taparse la boca durante la foto previa al inicio del partido que disputan este miércoles contra Japón.
Además de ese gesto, el capitán del combinado, el guardameta Manuel Neuer, ha vestido el único brazalete permitido por la federación internacional de fútbol en este campeonato, que reza 'No discrimination' (No a la discriminación). Él y otro de los futbolistas que juegan hoy han elegido unas botas que incorporaban un serigrafiado con los colores del arcoíris. Además, las camisetas de entrenamiento que ha utilizado la plantilla en los ejercicios previos al partido también tenían en los hombros los colores de esa bandera. Mientras tanto, en el palco del estadio, la ministra del Interior del país germano, Nancy Faeser, ha lucido el brazalete 'One Love' con la bandera multicolor de la comunidad LGTBI.
“Con el brazalete de capitán hemos querido dar ejemplo de los valores que vivimos en la selección: diversidad y respeto mutuo. También lanzar un mensaje junto con otras naciones. No se trata de un mensaje político: los derechos humanos no son negociables. Eso debería ser evidente, pero desgraciadamente todavía no lo es. Por eso este mensaje es tan importante para nosotros. Prohibirlo es como taparnos la boca. Mantenemos nuestra postura”, ha escrito la selección en su perfil de Twitter para explicar la acción de los futbolistas.
Los jugadores han desafiado de esta forma a la FIFA, la organización que diseña el torneo y que se ha esforzado en tratar la catarata de críticas contra la organización de un campeonato de estas dimensiones en una dictadura que se rige por una interpretación de la ley islámica que castiga con penas de hasta diez años prisión a quienes mantengan relaciones sexuales consentidas con personas del mismo sexo.
El sábado pasado, un día antes del comienzo del torneo, la FIFA anunció que los jugadores que lucieran el brazalete One Love podrían recibir una tarjeta amarilla como sanción, además de una multa económica. Las selecciones de Bélgica, Dinamarca, Alemania, Países Bajos, Suiza, Inglaterra y Gales anunciaron tras esa decisión que sus futbolistas no llevarían finalmente el brazalete con la bandera arcoíris durante los partidos para no perjudicar el desempeño de sus selecciones el torneo.
Esas selecciones, y en concreto algunos jugadores como Harry Kane, capitán de Inglaterra, y el propio Neuer, habían adelantado hace meses que protestarían de esa forma contra las violaciones de derechos humanos en el emirato. Tras conocer la decisión, la Asociación de Aficionados del Fútbol inglesa (FSA, por sus siglas en inglés) dijo en un comunicado que se sentían “completamente traicionados” por la FIFA. “Hoy nos sentimos despreciados por una organización que ha mostrado sus verdaderos valores sacando tarjeta amarilla a los jugadores y tarjeta roja a la tolerancia”, argumentó la entidad.
La Federación de Alemania por su parte había avanzado en la noche del martes que planeaba emprender acciones legales contra la FIFA por su veto al brazalete 'One Love'. En declaraciones al tabloide alemán Bild, y recogidas por el diario The Guardian, el portavoz de la federación, Seteffen Simon, confirmó que la entidad deportiva se está planteando presentar la decisión de la FIFA ante el Tribunal de Arbitraje Deportivo (conocido como TAS por sus siglas en inglés), con sede en Lausana, en Suiza.
“La FIFA nos ha prohibido usar un símbolo de diversidad y derechos humanos. Dijo que la prohibición estaría vinculada a grandes sanciones deportivas sin concretar exactamente lo que significaba. La federación quiere aclarar si el procedimiento de la FIFA es realmente legítimo”, dijo.
Antes de anunciar esas posibles sanciones, el presidente de la federación, Gianni Infantino, había lanzado un duro discurso ante la prensa en el que no solo restó importancia a las violaciones de derechos humanos en el país anfitrión y destacó en su lugar los progresos realizados por su Gobierno sino que además cargó contra los países europeos por su “doble moral”. “Hemos dado muchas lecciones desde algunos países europeos, desde Occidente. Europa debería disculparse durante 3.000 años por lo que ha hecho en los últimos 3.000”, dijo. “Hay muchas cosas que no funcionan, lo sé. Pero estas lecciones morales, solo desde un lado, son simple hipocresía”, añadió.
Infantino insistió varias veces en que todo el mundo es “bienvenido” en el país, a pesar de que el código civil de Qatar castiga con penas de cárcel de hasta diez años las relaciones sexuales consentidas entre personas del mismo sexo. El código penal vigente prevé además penas de entre uno y tres años de prisión para quienes “instiguen” o “persuadan” a otras personas a cometer actos de “sodomía o inmoralidad”. Las penas son aún más duras para los musulmanes, que pueden ser sentenciados a muerte simplemente por tener relaciones sexuales fuera del matrimonio; y mucho peores para las mujeres en particular, que incluso aunque denuncien haber sido violadas pueden ser juzgadas por sexo consentido fuera del matrimonio.
Las críticas hacia la FIFA llegan además por otro lado: los accidentes laborales durante la construcción de los estadios del torneo, que han causado la muerte, según una investigación del diario The Guardian, de más de 6.500 personas. Las organizaciones internacionales denuncian las paupérrimas condiciones de trabajo de los los migrantes que acudieron al país desde 2010 para levantar las sedes y alertan de que, a pesar de los anuncios hechos por el Gobierno local, el sistema esclavista de la kafala sigue funcionando de facto.